Verba volant, scripta manent

viernes, 1 de abril de 2016

Benedict Arnold, el traidor

Benedict Arnold V (1741-1801)
Fue uno de los primeros líderes de la sublevación que habría de convertir a las Trece Colonias británicas de Norteamérica en los Estados Unidos, un valeroso general que destacó en los combates y alcanzó puestos de gran responsabilidad. Pero, llevado por su orgullo y su codicia, traicionó los ideales que defendía y de ese modo su nombre pasó a la posteridad cubierto de oprobio y deshonor.
Benedict Arnold V nació en Norwich (Connecticut) el 14 de enero de 1741, segundo de los seis hijos de dos colonos de origen inglés, Benedict Arnold III y Hannah Waterman King, y el único, junto a su hermana Hannah, que alcanzó la edad adulta. Por parte de padre era bisnieto del Benedict Arnold original, que había sido gobernador de Rhode Island a mediados del siglo XVII, mientras que por parte de madre era descendiente del célebre John Lothropp. Siendo muy niño quedó al cuidado de dos primos de su madre, Daniel y Joshua Lathrop, prósperos comerciantes de Norwich, con los que aprendió los rudimentos de la actividad comercial. Con apenas 16 años se alistó en la milicia de Connecticut para luchar contra los franceses; pero sólo estuvo 13 días enrolado: su columna, que se dirigía en auxilio del asediado fuerte William Henry, recibió durante la marcha la noticia de que el fuerte había caído, con lo que se dieron la vuelta.
Al cumplir los 21 años se estableció por su cuenta, como farmacéutico y vendedor de libros en New Haven, gracias a un préstamo de los Lathrop. Demostró ser un hábil y sacrificado comerciante; en apenas un año fue capaz de devolverles a sus parientes el dinero y poco después recompró las propiedades de su familia que su padre, enfermo y alcoholizado, había malvendido para pagar sus deudas poco antes de morir. Poco después invirtió su dinero en comprar tres buques mercantes, en compañía de un socio llamado Adam Babcock, para dedicarse al comercio con las colonias británicas del Caribe y Centroamérica, con bastante éxito. Durante sus frecuentes ausencias, su hermana Hannah se encargaba de atender sus negocios.
Pero, como les ocurrió a muchos otros comerciantes, las nuevas tasas e impuestos decretados por la corona británica dañaron gravemente su negocio. Eso le llevó a formar parte de los Hijos de la Libertad, una sociedad clandestina dedicada a proteger los intereses de los americanos frente a los abusos de los británicos. Arnold llegó a estar al borde de la quiebra y a verse acosado por los acreedores. Se salvó, en buena parte, gracias a su matrimonio con Margaret Mansfield; el padre de ésta, Samuel Mansfield, era el sheriff de New Haven, y usó su influencia para protegerlo de los acreedores y ayudarlo a remontar el vuelo. El matrimonio tendría tres hijos: Benedict, Richard y Henry.
Cuando la guerra estalló en 1775 Arnold era capitán de la milicia de Connecticut. Participó en acciones destacadas, dando muestras de coraje y decisión, lo que le valió varios ascensos. Tomó parte en la toma del estratégico Fuerte Ticonderoga (mayo de 1775), fue uno de los comandantes que dirigió la fallida expedición que trató de conquistar Quebec (agosto de 1775-octubre de 1776), estuvo al mando de las tropas que defendieron Rhode Island de las tropas del general inglés Henry Clinton, y tuvo una señalada actuación durante la célebre batalla de Saratoga (septiembre-octubre de 1777), durante la cual dirigió una arriesgada carga de caballería que resultó de vital importancia en el desarrollo de la batalla. Precisamente durante esa carga resultó gravemente herido en su pierna izquierda, alcanzada por un disparo y luego aplastada por la caída de su propio caballo. Las graves heridas le obligaron a un largo y doloroso periodo de recuperación y causaron que, una vez curada, dicha pierna quedase cinco centímetros más corta que la derecha.

El general británico John Burgoyne se rinde al norteamericano Horatio Gates tras la derrota en Saratoga
Pero durante el transcurso de la guerra Arnold había comenzado a hacerse enemigos entre las propias filas norteamericanas. Acusó a dos oficiales, John Brown y James Easton, de saquear propiedades británicas y robar a oficiales enemigos; ellos respondieron acusando a Arnold de diversas faltas (entre ellas, propagar el sarampión entre sus tropas y planear su pase al enemigo). Todas las acusaciones fueron desestimadas. Sonado fue también su enfrentamiento con el comandante del 2º Regimiento Canadiense, el general Moses Hazen, a raiz de un incidente sobre la custodia de una serie de suministros requisados por las tropas norteamericanas: Arnold ordenó el arresto de Hazen acusándolo de negligencia y a su vez Hazen ordenó el arresto de Arnold por malversación (ninguno de los dos fue condenado). Tras estos encontronazos, un congresista le advirtió que "su mejores amigos no eran sus compatriotas". A principios de 1777, Arnold descubrió que había sido postergado en la lista de oficiales candidatos al ascenso. Enfadado, ofreció su renuncia al general George Washington o, como alternativa, someterse a una investigación para debatir sus méritos. Washington rechazó ambas ofertas y ofreció algunas explicaciones que no convencieron a Arnold, más aún cuando el Congreso ascendió al cargo de major general, el ambicionado por Arnold, a Gilbert du Motier, conde de Lafayette, que apenas tenía diecinueve años. Benedict Arnold consideró todo el asunto como una afrenta personal; ni siquiera cuando fue ascendido después de la batalla de Saratoga se consideró satisfecho, creyendo que había sido más un gesto de compasión por sus heridas que una verdadera rectificación. También se opuso rotundamente a que el Congreso firmara una alianza con Francia, país del que Arnold no se fiaba en absoluto.
Cuando se hubo recuperado, Arnold fue puesto a cargo de la defensa de Philadelphia. Pero volvió a tener problemas: aprovechando su posición para llevar a cabo numerosos negocios en situaciones, si no ilegales, si poco éticas, acabó siendo sometido a consejo de guerra acusado de numerosos delitos que iban de la malversación a la apropiación indebida. Aunque sería absuelto de todos los cargos en diciembre de 1779, salvo de un par de acusaciones menores, su prestigio se vio muy afectado y el propio Washington calificó su conducta de "imprudente e impropia". Y poco después recibió un nuevo golpe: una comisión de investigación del Congreso le condenaba a pagar 1000 libras debido a irregularidades en las cuentas de la expedición contra Quebec. Cada vez más, Arnold se sentía perseguido e injustamente tratado, pese a todos los sacrificios que había hecho por la causa de la independencia, mostrándose además desencantado con las acciones del Congreso y el rumbo del conflicto. En abril de 1780 renunciaría a su cargo en Philadelphia.

Margaret "Peggy" Shippen (1760-1804)
En abril de 1779 Arnold se había casado por segunda vez (Margaret había muerto en 1775), con Peggy Shippen, una joven de Philadelphia de 18 años, miembro de una familia afín a la causa de los británicos (su padre, Edward Shippen, era un juez y reconocido lealista), que influiría notablemente en los acontecimientos posteriores. Apenas un mes después de la boda, Arnold se puso en contacto con Joseph Stansbury, un comerciante de Philadelphia que hacía negocios tanto en el territorio de los independentistas como en el que estaba bajo control de los británicos. Stansbury también solía actuar como mensajero para jóvenes como Peggy y su círculo de amistades, que intercambiaban correspondencia con amigos y amantes enrolados en las huestes británicas (las comunicaciones con el bando enemigo estaban terminantemente prohibidas). Arnold le encomendó al comerciante una misión secreta y delicadísima: ofrecer sus servicios como espía al general británico Henry Clinton. El héroe de los patriotas norteamericanos, llevado por sus continuos desencuentros con sus camaradas, por lo que consideraba un trato injusto por parte del Congreso, por la influencia de su nueva familia política, y también por la ambición, se había convertido en un traidor.

Mayor John André (1750-1780)
Stansbury llevó su oferta a William Franklin, antiguo gobernador de Nueva Jersey, hijo ilegítimo de Benjamin Franklin (uno de los principales líderes de los independentistas) y, a diferencia de su padre, leal a la corona británica. A su vez, Franklin llevó el ofrecimiento al mayor John André, entonces jefe del servicio de espionaje de Clinton. André, antiguo pretendiente de Peggy Shippen (algunos sugieren que habían sido amantes), no dudó en aceptar el ofrecimiento. En los meses siguientes hubo un intercambio de correspondencia secreta entre André y Arnold, acerca del tipo de información que se iba a facilitar, los medios que emplearían para comunicarse y la recompensa que pagarían los ingleses. Arnold empezó a informar a los británicos acerca de las tropas de los patriotas, su número, distribución y la localización de sus arsenales. y más tarde les hacía llegar una sorprendente oferta: entregarles la estratégica fortaleza de West Point, a unos 90 kilómetros al norte de Nueva York. Si West Point caía, los británicos tendrían vía libre para ocupar todo el valle del Hudson, lo que en la práctica supondría aislar Nueva Inglaterra del resto de las colonias, haciendo muy difícil el triunfo de la revolución.

General Henry Clinton (1730-1795)
El 3 de agosto de 1780 Benedict Arnold fue nombrado comandante en jefe de West Point, lo que le colocaba en una inmejorable situación para cometer su traición. Unos días después recibió la oferta definitiva de Clinton: 20000 libras y un puesto de alto rango en el ejército del rey a cambio de West Point. Ante la importancia del acuerdo, André en persona cruzó  las líneas enemigas para reunirse con Arnold cerca de Nueva York la noche del 21 al 22 de septiembre para cerrar los últimos detalles. No obstante, el barco que había llevado a André, el HMS Vulture, fue descubierto y atacado por los americanos, viéndose obligado a huir sin André. Para que el espía británico pudiera huir, Arnold le dio ropa de civil y documentación a nombre de John Anderson. Pero, mientras trataba de volver a territorio amigo, André fue arrestado por una patrulla la mañana del día 23 y llevado preso al cuartel general del ejército independentista en Tappan (Nueva York). Al registrarle le encontraron varios documentos comprometedores escritos de puño y letra de Arnold, indicando los puntos débiles de la fortaleza de West Point y los lugares donde Arnold había deliberadamente debilitado las defensas. No fue hasta que dichos documentos fueron enviados a George Washington cuando los americanos se dieron cuenta de su verdadero significado; pero ya era muy tarde: Arnold, en cuanto supo del arresto de André, abandonó su puesto y huyó en el Vulture a territorio inglés. Desde allí, pidió por carta a Washington que se permitiera a su familia volver a Philadelphia, cosa que el general garantizó. Peggy y su hijo Edward se reunirían con Arnold en Nueva York en noviembre de ese año.
La traición de Arnold supuso un duro golpe para las filas de los patriotas y su general. Washington ofreció a Clinton intercambiar a Arnold por André (Clinton se negó y André acabaría ahorcado por espía el 2 de octubre). Incluso envió un grupo de hombres a Nueva York para que capturasen a Arnold y lo llevaran de vuelta para ser juzgado, que estuvo a punto de tener éxito. El 7 de octubre de 1780, Arnold publicaba To the Inhabitants of America, una carta abierta en la que atribuía su traición a la "corrupción, mentiras y tiranía" que reinaban en el Congreso y el ejército de los independentistas, y exhortaba a los colonos a detener la guerra y a aceptar la autoridad del Imperio Británico.
Los británicos nombraron a Arnold brigadier general, le indemnizaron con 6135 libras por su traición y le otorgaron una pensión anual de 360 £. Al frente de tropas británicas realizó varias incursiones en territorio enemigo, saqueando y quemando cosechas, suministros, infraestructuras... lo que aumentó, si cabe, el odio que le profesaban sus antiguos correligionarios. Pero poco a poco los ingleses dejaron de contar con sus servicios y, a finales de 1781, Arnold viajó a Londres con su familia: su esposa Peggy, los dos hijos que tenía con esta (Edward y James) y los tres de su primer matrimonio (Benedict, Richard y Henry). Allí nacerían sus restantes tres hijos, Sophia, George y William.
El final de la guerra impidió a Arnold regresar a su tierra natal, aunque estando en Londres abogó decididamente a favor de continuar las hostilidades con los norteamericanos. No obstante, los británicos nunca se fiaron demasiado de él, unos por haber traicionado a los suyos y otros por su pasado independentista. Se dedicó al comercio, con desigual fortuna, con Canadá y las Indias Occidentales, hasta su muerte, en Londres, el 14 de junio de 1801.
El nombre de Benedict Arnold ha pasado a la posteridad como un sinónimo de traición para los norteamericanos. Sus contemporáneos le dirigieron durísimas críticas (Judas sólo vendió a un hombre, Arnold vendió a tres millones, dijo de él Ben Franklin) y los historiadores posteriores ahondaron en esa línea. Mientras que muchos de los que lucharon a su lado tienen numerosos monumentos a lo largo y ancho de EEUU, sólo un peculiar monumento lo recuerda a él: una curiosa escultura en forma de bota en el punto en el que fue herido durante la batalla de Saratoga. En el monumento ni siquiera aparece su nombre; sólo una dedicatoria que reza En memoria del "más brillante soldado" del Ejército Continental quien fue desesperadamente herido en este preciso lugar, la vía de escape del gran reducto oriental de Burgoyne, el 7 de octubre de 1777, ganando para sus compatriotas la batalla decisiva de la Revolución Americana y para si mismo el rango de Mayor General.


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