Esfera de Dyson |
En 1983 el físico de la NASA Bill Borucki y su colega Audrey Summers escribieron conjuntamente un artículo titulado The photometric method of detecting other planetary systems, que se publicó al año siguiente en la revista científica Icarus, en el que proponían un nuevo método para la búsqueda de planetas orbitando alrededor de otras estrellas. Por aquel entonces la mayoría de los astrónomos apostaban por la llamada astrometría (medir oscilaciones de las estrellas provocadas por la presencia de planetas cerca de ellas), sin éxito. El método propuesto por Borucki y Summers, que sería llamado "método del tránsito", apostaba por medir pequeñas variaciones en la intensidad del brillo de las estrellas. Cuando un objeto pasa por delante de una estrella, el brillo que ésta emite queda parcialmente oscurecido. Si en una estrella se detecta periódicamente la misma disminución de la luz que emite, resulta lógico pensar que es debido a la presencia de un planeta orbitando a su alrededor. Es más, sabiendo cuanto disminuye el brillo y cual es su periodicidad, se puede deducir el tamaño del planeta y su distancia a la estrella. La única pega es que para detectar esos tránsitos hay que observar a la estrella durante cierto tiempo, sin estar seguros de que dichos oscurecimientos se vayan a producir o no; por ello, Borucki y Summers proponían vigilar un número elevado de estrellas (unas 13000) a la vez.
La propuesta fue recibida con escepticismo, cuando no con críticas, por parte de numerosos astrónomos. No obstante, el Centro de Investigación Ames, para el que Borucki trabajaba, se interesó por la idea e incluso llegó a diseñar algunos de los instrumentos necesarios. En 1992, la NASA creó el programa Discovery de misiones de bajo coste para la exploración espacial. Borucki vio su oportunidad y presentó una propuesta para una misión consistente en la puesta en órbita de un telescopio espacial que enfocase de manera continua a un grupo de estrellas y midiese su luminosidad mediante una red de diodos. El proyecto fue rechazado; los encargados del programa no creían que los instrumentos existentes tuvieran la sensibilidad necesaria. Tres veces más (1994, 1996 y 1998) fue rechazado Borucki por la NASA antes de que en 2001, por fin, la misión (que llevaba el nombre de Kepler en homenaje al astrónomo alemán Johannes Kepler) fuese aceptada como la número diez del programa Discovery.
El observatorio Kepler |
Precisamente, fueron las imágenes proporcionadas por el Kepler las que han sacado a la luz uno de los misterios más intrigantes con los que se han encontrado los estudiosos del espacio en los últimos años. En septiembre de 2015, un grupo de astrónomos publicaban un artículo titulado Where's the Flux? (¿Dónde está el flujo?) en el que analizaban los extraños cambios en la luminosidad de la estrella KIC 8462852. Dicha estrella, conocida también como "la estrella de Tabby", en referencia a la astrónoma de la Universidad de Luisiana Tabetha Boyajian, la primera en estudiarla y autora principal del artículo, es un astro de clase F3 (mayor y más brillante que nuestro Sol) que está a unos 1500 años luz de la Tierra (es invisible a simple vista), entre las constelaciones del Cisne y la Lira, y presenta un patrón único de fluctuaciones en su luminosidad. Mientras otras estrellas presentan patrones regulares, esta en cambio presenta una serie de interrupciones caóticas e irregulares de manera casi continua, además de unos grandes ocultamientos que parecen tener una periodicidad de unos 750 días y llegan a oscurecer la luz de la estrella hasta un 22% (un planeta del tamaño de Júpiter apenas reduce el brillo de una estrella similar un 1%). Sea lo que sea lo que haya alrededor de KIC 8462852, no parece ser un planeta.
Gráfico con los cambios en la luminosidad de KIC 8462852 |
Sin embargo, lo que despertó hacia KIC 8462852 un verdadero interés que trascendió los límites meramente académicos fue la sugerencia de Jason Wright, astrónomo de la Universidad Estatal de Pennsylvania, y varios colegas suyos, que afirmaron que los datos obtenidos sobre la estrella eran compatibles con la existencia a su alrededor de grandes estructuras artificiales como una Esfera de Dyson. Dicha estructura, propuesta por primera vez por el físico Freeman Dyson en un artículo publicado en la revista Science en 1960, consiste en una gigantesca cubierta construida alrededor de una estrella, mediante la cual una civilización con una tecnología muy avanzada sería capaz de aprovechar la mayor parte de la energía generada por dicha estrella. Wright afirmaba que los extraños tránsitos podían corresponderse con la construcción de una Esfera de Dyson, o bien con un Enjambre de Dyson (una variante formada por una gran cantidad de cuerpos independientes orbitando alrededor de la estrella y funcionando como colectores de energía). Al hacerse pública esta teoría, el instituto SETI, encargado de buscar indicios de vida extraterrestre, dirigió sus radiotelescopios hacia la posición de la estrella, intentando captar algún tipo de señal de radio que pudiera proceder de una civilización inteligente, sin éxito.
Enjambre de Dyson |
A día de hoy, sigue sin haber una explicación satisfactoria para los extraños episodios que se suceden en torno a KIC 8462852. Es necesario seguir recopilando datos antes de poder afirmar con seguridad que el responsable es algún fenómeno astronómico, conocido o no, o ¿por qué no? una tenaz y esforzada raza alienígena que busca resolver sus problemas energéticos.
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