Mujeres basters con sus trajes tradicionales |
Una de las comunidades más peculiares del sur de África es la de los basters, un grupo étnico que vive mayoritariamente en Namibia y que ha conservado durante décadas su cultura y tradiciones propias. Los basters son descendientes de los hijos mulatos que los colonos europeos (fundamentalmente holandeses, pero también franceses e ingleses) tuvieron con mujeres africanas, especialmente de la tribu Khoikhoi (conocidos comúnmente como hotentotes) a raíz del establecimiento de la Colonia del Cabo en África del Sur a mediados del siglo XVII. Su nombre, basters, deriva de la palabra holandesa bastaards (bastardos), que a pesar de su origen peyorativo ellos han adoptado con orgullo como una señal de identidad.
Aunque nunca tuvieron los mismos derechos que los colonos blancos, durante los primeros tiempos de la colonia los mulatos tuvieron una consideración superior a la de los habitantes nativos, e incluso muchos de ellos consiguieron ser propietarios de sus propias granjas. Sin embargo, conforme la colonia iba aumentando de población y el terreno cultivable comenzaba a escasear, la presión sobre ellos por parte de las autoridades y de sus vecinos blancos aumentó. Algunos optaron por convertirse en criados y peones, pero aquellos que rechazaban la discriminación a la que eran sometidos y querían preservar su independencia se vieron forzados a trasladarse hacia los límites de la colonia. A mediados del siglo XVIII, la mayoría de los granjeros basters se concentraba en el distrito de Khamiesberg, en el extremo noroccidental de la colonia. De allí también tuvieron que mudarse por la presión de los otros colonos, trasladándose hacia la frontera interior de la colonia, la zona menos apetecible para los granjeros. Su situación no mejoró cuando los británicos ocuparon la colonia en 1795, ocupación que pasó a ser definitiva cuando en 1814 los holandeses cedieron la posesión de la colonia al Reino Unido.
Fue a finales del siglo XVIII cuando los basters comenzaron a organizarse en comunidades regidas por un Consejo o Raad, al frente del cual estaba un Jefe o Kaptein, que eran elegidos anualmente en una asamblea, en la que también se aceptaban nuevos miembros. El Raad se encargaba de velar por el orden dentro de la comunidad, castigar infracciones y faltas y de dirimir pleitos y discusiones por asuntos de tierras. Durante la asamblea que la comunidad de los basters de De Tuin celebraron el 24 de marzo de 1868 se decidió emigrar más allá de las fronteras de la colonia para encontrar nuevos territorios libres en los que asentarse y dejar atrás de una vez por todas la discriminación y las arbitrariedades que padecían.
El primer Consejo baster (1872). Hermanus van Wyk es el segundo por la derecha |
Bandera de los basters de Rehoboth |
Los basters vivieron así de manera independiente hasta que en 1884 el Imperio Alemán reclamó el control de toda la región, convirtiéndola en una colonia con el nombre de África del Sudoeste Alemana. El 11 de septiembre de 1885, Hermanus van Wyk firmaba con los alemanes el llamado Schutz und Freundschaftsvertrag (Tratado de Protección y Amistad), por el cual el gobierno alemán reconocía a los basters (a los que consideraba población nativa y no europea) el derecho a conservar sus instituciones y autogobierno. Un segundo tratado firmado en 1895 establecía la creación de una milicia armada entre los basters que actuaría como apoyo de las tropas coloniales alemanas en sus luchas contra las tribus locales. A la muerte de Hermanus van Wyk en 1905 no se aprobó la elección de un nuevo Kaptein; en su lugar, los alemanes nombraron un Basterrat o Consejo de los Basters, que funcionó hasta 1914, en que fue elegido como Kaptein Cornelius van Wyk, el hijo de Hermanus.
Soldados basters con el uniforme alemán durante la Primera Guerra Mundial |
Ante el deterioro de la situación, el 1 de abril de 1915 Cornelius van Wyk se entrevistó en secreto con Louis Botha, primer ministro de Sudáfrica, para negociar la conservación de su autonomía a cambio de su neutralidad. La situación degeneró en los siguientes días; ante el avance sudafricano, los alemanes decidieron retirarse hacia el norte y llevarse consigo a sus prisioneros, y con ellos a los guardianes basters. Estos se negaron, temiendo ser considerados combatientes por los sudafricanos. Ante la inminente partida de las tropas alemanas, centenares de reclutas basters desertaron la noche del 18 de abril para regresar a Rehoboth. El 22 de abril el teniente coronel Bothe informaba por escrito al Consejo baster que habían violado el tratado de protección y sus actos eran considerados hostiles hacia Alemania; el gobernador alemán, Theodor Seitz, anuló el tratado y dio orden de atacar Rehoboth. En los días siguientes se sucedieron las escaramuzas entre alemanes y basters, sin perdonar ni a los civiles (fueron asesinados numerosos granjeros alemanes y basters, entre ellos dos hijos de Cornelius van Wyk). Muchos basters huyeron con sus familias para refugiarse en las montañas.
Monumento en conmemoración de la Batalla de Sam Khubis |
Tras la derrota alemana, el África del Sudoeste quedó bajo control militar sudafricano hasta 1919; en esa fecha, la Sociedad de Naciones otorgó a Sudáfrica el control administrativo de la región. Los sudafricanos impusieron el mismo sistema de apartheid que funcionaba en su país natal; los basters pasaron entonces a tener la misma consideración que la población negra, y se les anularon los derechos y privilegios que les habían reconocido los alemanes. En 1923 algunos miembros del Consejo Ejecutivo y del Volksraad firmaron un acuerdo con las autoridades sudafricanas; un acuerdo al que, sin embargo, la mayor parte de los basters se oponía, lo que generó un cisma que provocó la formación de un Nuwe Raad (Nuevo Consejo), opuesto al ya existente. Esta división duró hasta 1933, en que se formó un nuevo Consejo elegido por toda la comunidad.
Durante el gobierno sudafricano, aunque discriminados y habiendo perdido buena parte de su independencia (los dirigentes basters enviaron numerosas peticiones, primero a la Sociedad de Naciones y luego a su sucesora, las Naciones Unidas, pidiendo recuperar su autonomía), los basters consiguieron mantener cierta soberanía sobre los asuntos internos de Rehoboth. En 1966 la ONU dio por terminada la administración sudafricana de la región, pero ésta continuó de facto. En 1976 los sudafricanos concedieron una autonomía parcial a los basters, convirtiendo Rehoboth y los territorios circundantes en un territorio semiautónomo con un estatus similar al de los bantustanes sudafricanos, con el nombre de Basterland o Baster Gebiet.
El Consejo baster a principios de los ochenta. |
Desde entonces, los basters han peleado por recuperar su autonomía. Irónicamente, muchos de ellos añoran los tiempos del apartheid, ya que pese a estar discriminados con respecto a la población blanca aún podían mantener una cierta independencia. Han elevado numerosas quejas a la ONU y a otros organismos internacionales argumentando que el gobierno namibio favorece a los ovambo, la etnia mayoritaria en el país, frente a las demás comunidades. Forman parte de la UNPO (Organización de Países y Pueblos No Representados) junto a nacionalidades como el Tíbet, el Kurdistán, Bretaña o la Cabilia.
John McNab, Kaptein de los basters desde 1999 |
Para quien quiera saber más, http://rehobothbasters.org/
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