Dimitri I (1582?-1606) |
El 18 de marzo de 1584 moría en Moscú el zar Iván IV, apodado el Terrible; de un ataque repentino, según unos, envenenado, según otros. Se había ganado con creces su apodo: violento, paranoico y propenso a los ataques de ira, había llegado incluso a matar a su propio primogénito y heredero, el zarévich Iván Ivanovich, golpeándolo en la cabeza con un bastón durante una discusión. Algunos atribuyen su carácter a una enfermedad mental que fue deteriorando su raciocinio con el paso del tiempo; otros, al envenenamiento causado por el mercurio que consumía con cierta asiduidad para tratarse de la sífilis que padecía.
A la muerte de Iván el trono recayó en su segundo hijo, Teodoro I. Era este un hombre sin ambición y débil de carácter, poco apropiado para gobernar. El propio Iván, conociendo los defectos de su hijo, había establecido que gobernara asistido por un consejo de asesores al frente del cual estaba Boris Godunov, un intrigante y ambicioso noble, cuñado del propio Teodoro. Dado el desinterés de este por los asuntos del gobierno, a Godunov no le fue difícil apartar al resto del consejo para convertirse en el regente de facto. Entre las medidas que tomó estuvo mandar al exilio en la ciudad de Úglich a la última esposa de Iván, María Nagaya, y a su hijo menor, el zarévich Dimitri. Este moriría apuñalado misteriosamente en mayo de 1591, cuando contaba con solo ocho años de edad. Aunque se dijo que Dimitri se había apuñalado a si mismo de manera accidental tras sufrir una crisis epiléptica, otros sospecharon que había sido asesinado por orden de Godunov, que querría librarse de un potencial heredero de Teodoro.
Teodoro I Ivánovich (1557-1598) |
En 1598 moría sin herederos Teodoro I, dando inicio a lo que los rusos llamaron Smuta o Tiempo de problemas, que se prolongaría hasta 1613. El Zemsky Sobor, la asamblea nacional rusa, ofreció entonces el trono a Godunov, que contaba con el apoyo de Job, patriarca de Moscú. Godunov fue un gran zar, que dejó una Rusia más moderna y fuerte que la que había recibido. Permitió la libertad religiosa, atrajo a numerosos artesanos al país, envió a muchos jóvenes rusos a formarse en el extranjero y amplió y consolidó sus territorios, a veces por las armas y a veces con la diplomacia. Pero su peculiar personalidad le atrajo numerosas enemistades. Desconfiado hasta casi la paranoia, se esforzó en reprimir cualquier asomo de disidencia y librarse de cualquiera al que considerara un rival con posibilidades de arrebatarle el trono, exiliando a unos, ejecutando a otros e incluso prohibiéndole a otros que contrajeran matrimonio, para que no pudieran dejar descendientes legítimos.
Es en torno a 1600 cuando hace su aparición el primero de los que con el tiempo serían conocidos como "los falsos Dimitris". Este joven, de unos 18 años, proclamaba ser el zarévich Dimitri y haber sobrevivido a su intento de asesinato gracias a la previsión de su madre, quien, temiendo por su vida, lo había escondido en un monasterio y sustituido por otro niño de edad similar, que había sido el que verdaderamente había muerto. Boris Godunov ordenó que el supuesto Dimitri fuera arrestado e interrogado, pero el joven logró huir y ponerse a salvo en Polonia.
Hoy en día sigue sin saberse con certeza quién era realmente este supuesto Dimitri. Sus maneras y habilidades eran las de alguien de alta alcurnia: elegante y de exquisitos modales, hablaba con fluidez ruso, polaco y francés, era un experto jinete y esgrimista y enormemente culto, con un gran conocimiento de arte y literatura. Mientras que Boris Godunov dijo de él que se trataba de un antiguo monje huido de su monasterio llamado Grigory Otrepyev (aunque no se sabe con certeza si tenía pruebas de ello o simplemente trataba de desprestigiarlo), otros le atribuían un origen aristocrático y otros incluso lo creían hijo ilegítimo del rey polaco Esteban I Báthory (1575-1586).
En Polonia, Dimitri entró al servicio de una influyente familia de origen lituano, los Wiśniowiecki. Los príncipes Adam y Michal Wiśniowiecki tomaron gran interés en su historia, y promovieron su figura entre la aristocracia polaca, ganándole numerosos aliados. Seguramente pocos o ninguno de ellos creían de verdad que se tratase del hijo de Iván IV, pero apoyar sus reclamaciones les daba una excusa perfecta para inmiscuirse en los asuntos de sus vecinos rusos. Además, Dimitri proclamó públicamente haberse convertido al catolicismo, lo que le valió el apoyo de la poderosa orden de los jesuitas y del nuncio papal Claudio Rangoni.
Borís Fiódorovich Godunov (1551-1605) |
Y así, en junio de 1604, al frente de un pequeño ejército formado por mercenarios, tropas polacas y lituanas de las guardias de los diversos nobles que lo apoyaban, así como 3500 soldados cedidos por el rey de Polonia Segismundo III Vasa, Dimitri entró en territorio ruso, dispuesto a enfrentarse a Boris Godunov por el trono al que se consideraba con derecho. Los enemigos de Godunov, como los cosacos del sur, no tardaron en unirse a él. Las tropas de Dimitri vencieron a las de Godunov en un primer enfrentamiento, pero cosecharon una severa derrota en el segundo, lo que casi provoca una deserción en masa entre los soldados de Dimitri. Es difícil saber como habría terminado la revuelta si Boris Godunov no hubiera muerto repentinamente de un ataque al corazón en abril de 1605 (cuanta gente moría repentinamente en aquella época, ¿verdad?). Subió entonces al trono su hijo, Teodoro II, un chico de 16 años que, traicionado y abandonado por los aliados de su padre, apenas se mantuvo un par de meses en el trono: el 1 de junio fue apresado por un grupo de nobles moscovitas que querían ganarse el favor de Dimitri, al que ya todos veían como el candidato más fuerte al trono, y poco después Teodoro y su madre, María Skurátova-Bélskaya, eran asesinados. El 21 de julio, Dimitri era coronado como Dimitri I por un nuevo patriarca de Moscú, un griego llamado Ignacio, al que el propio Dimitri había nombrado, tras enviar al exilio al anterior, que se había negado a reconocerlo.
Entre las primeras medidas tomadas por el nuevo zar estuvieron ejecutar a toda la familia Godunov (salvo a la hija de Boris, Ksenia, a la que tomó como concubina) y reclamar a las familias nobles enviadas al exilio por el zar Boris. También planeó modernizar el país e introducir profundos cambios sociales y económicos. Sin embargo, la preferencia que mostraba hacia sus aliados polacos despertó las suspicacias y el resquemor de los rusos. Los nobles rusos se sentían ignorados, el pueblo moscovita pronto se cansó de los abusos de las tropas polacas y lituanas, y la iglesia ortodoxa montó en cólera por la tolerancia del zar hacia los católicos y los protestantes, llegando incluso a casarse con una noble polaca católica, Marina Mniszech. El golpe de gracia se lo dio el rumor (seguramente inventado) de que planeaba obligar a la iglesia ortodoxa a volver a unirse a la católica, poniéndola bajo el control del Papa, y masacrar a los ciudadanos de Moscú. La mañana del 17 de mayo de 1606 una turba de nobles y ciudadanos, dirigidos por el príncipe Vasili Shuisky, asaltó el Kremlin. Dimitri trató de huir saltando por una ventana, pero se rompió una pierna al caer y fue capturado cuando intentaba ocultarse en una casa de baños. Fue linchado por los conspiradores, y su cuerpo fue descuartizado, quemado, y sus cenizas disparadas desde un cañón que apuntaba hacia Polonia. Había reinado apenas diez meses y a su muerte la siguió una espantosa matanza de sus seguidores. El príncipe Shuisky fue elegido como su sucesor con el nombre de Basilio IV.
El segundo "Falso Dimitri" (?-1610) |
Algo más de un año más tarde haría su aparición un nuevo Dimitri. Este segundo "falso Dimitri" aparece en la pequeña ciudad de Starodub en julio de 1607. Tampoco hay seguridad sobre su verdadera identidad, pero se sospecha que se trataba del hijo de un sacerdote ortodoxo o de un judío converso, y había sido enviado a Starodub por nobles polacos. Según el historiador Chester Dunning, se trataría de un antiguo criado de un sacerdote que había sido elegido por su parecido físico con Dimitri I. Tras afirmar públicamente que él era el zar Dimitri y que había logrado huir milagrosamente de los que intentaban asesinarlo, no tardó en sumar a su causa a los partidarios del anterior Dimitri y a los enemigos del nuevo zar: cosacos, nobles moscovitas y ciudadanos polacos, incluidos más de 7000 soldados de la caballería polaca al mando del general Jan Sapieha. También tuvo el apoyo de Marina Mniszech (que públicamente lo reconoció como su "esposo") y del padre de esta, Jerzy Mniszech. Con estas fuerzas, desde su campamento en Túshino (al norte de Moscú) llegó a controlar un amplio territorio del norte de la Rusia europea. Sin embargo, en 1609 su suerte comenzó a torcerse. La llegada del rey polaco Segismundo III Vasa a la ciudad de Smolensk, a la que puso sitio durante dos años, llevó a que la mayoría de los partidarios polacos del segundo Dimitri desertaran para unirse a las huestes de Segismundo. A la vez, la llegada de un poderoso ejército ruso-sueco al mando del general Mikhail Skopin-Shuisky, primo de Basilio IV, obligó a Dimitri a huir disfrazado de campesino y buscar refugio en la ciudad de Kostroma, desde donde volvería a atacar Moscú y recuperaría el control de una importante extensión de terreno... hasta que el 11 de diciembre de 1610 moría asesinado a manos de un caudillo tártaro llamado Piotr Urúsov, que quería vengarse por haber sido azotado por orden de Dimitri. Unas semanas más tarde, Marina daba a luz a su hijo, Iván Dimitriyevich, el cual moriría ahorcado públicamente en 1614, cuando contaba solo tres años de edad, por orden del zar Miguel I.
Pero no acabó ahí la cosa. Aún habría tiempo para que hiciera su aparición un tercer impostor proclamando ser Dimitri. Este al parecer era un antiguo diácono llamado Sidorka, que se autoproclamó como Dimitri en la ciudad de Ivángorod el 11 de marzo de 1611. Justo un año después, en marzo de 1612, los cosacos lo reconocían como zar y obligaban bajo amenazas a los habitantes de la ciudad de Pskov a jurarle fidelidad (de ahí que fuera llamado el bandolero de Pskov). Sin embargo, su avaricia, su despotismo y su disoluto estilo de vida hicieron que pronto perdiera el crédito de sus seguidores. Cosacos y habitantes de Pskov tramaron un complot contra él; el impostor, intuyendo algo, trató de huir pero fue perseguido, capturado y luego llevado de vuelta a Pskov, donde fue exhibido públicamente en una jaula. Conducido luego a Moscú, sobre su muerte hay dos versiones: que fue ejecutado por sus guardianes cuando tropas polacas trataron de liberarlo, o que fue entregado a las autoridades de Moscú, quienes lo ejecutaron en secreto.
Algunas fuentes históricas hablan incluso de la existencia de un cuarto Dimitri impostor que habría aparecido por la misma época que el tercero. Son fuentes un tanto vagas y difusas, por lo que la mayoría de historiadores creen que en realidad son hechos referidos al tercer Dimitri que luego fueron malinterpretados o atribuidos a una persona diferente.
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