Miguel de la Quadra-Salcedo y Gayarre (1932-2016) |
El lanzamiento de jabalina es una de las competiciones más antiguas del calendario atlético. Se disputaba ya (con algunas diferencias) en los Juegos Olímpicos y Panhelénicos de la Grecia antigua, y ha estado presente en todas las ediciones de los modernos Juegos Olímpicos desde 1908. A lo largo de los años los lanzadores han utilizado diversas técnicas de lanzamiento, con o sin carrera previa, estáticos o girando el cuerpo al lanzar, pero la norma general es que siempre lo hacían sin dejar de mirar de frente a la zona de lanzamiento. En la actualidad, se usa la llamada técnica clásica: una pequeña carrera, tras la cual el atleta levanta la jabalina a la altura de los ojos, manteniéndola alineada con los hombros y rotando levemente el pie y la cadera derechos antes de soltarla. Sin embargo, durante un breve periodo, un grupo de lanzadores españoles decidió que se podía hacer de otra manera.
El vizcaíno Félix Erausquin (1907-1987) es una auténtica leyenda del atletismo español. Atleta superdotado, fue en 19 ocasiones campeón de España de lanzamiento de peso, disco y jabalina. Tuvo además una dilatada carrera, ya que no pasó a la categoría de veteranos hasta los 58 años (fue campeón del mundo de lanzamiento de disco para mayores de 70 años en 1979) y ganó su último campeonato, el de lanzamiento de disco de Vizcaya, en 1961. Además, Erausquin fue un habitual en las competiciones de deportes tradicionales vascos, como el lanzamiento de barra, donde también obtuvo numerosas victorias.
Un día de 1956, durante una competición celebrada en el estadio barcelonés de Montjuic, a Erausquin se le ocurrió algo en lo que aparentemente nadie había pensado antes: lanzar la jabalina utilizando la misma técnica que los lanzadores de barra. Los palankaris vascos, en lugar de lanzar como los lanzadores de jabalina, agarran la barra a su espalda y luego giran sobre si mismos, de la misma manera que los lanzadores de disco, para luego soltarla aprovechando la fuerza centrífuga generada por la rotación. Erausquin tenía ya 48 años y no había entrenado esta técnica con la jabalina, pero logró batir el récord de España sin mucha dificultad. Al día siguiente, otro lanzador vasco, el guipuzcoano José Antonio Iguarán alcanzaba los 77 metros con la misma técnica. Y el 21 de septiembre de 1956, en un encuentro celebrado en Madrid, un joven lanzador madrileño de 24 años llamado Miguel de la Quadra-Salcedo alcanzaba los 82'80 metros, a menos de un metro del récord mundial del polaco Janusz Sidło (83'66 m.).
Félix Erausquin Erausquin (1907-1987) |
No hace falta decir que que la aparición del nuevo estilo, que fue llamado estilo Erausquin o estilo español, causó sensación en el mundo del atletismo. Y también preocupación, porque la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) no tardó en empezar a recibir quejas, especialmente por parte de los lanzadores nórdicos, tradicionales dominadores de la especialidad. Y más cuando De la Quadra-Salcedo batió el récord mundial en varias ocasiones, hasta conseguir un increíble lanzamiento de 112'30 metros, casi 30 metros más que el récord mundial pre-Erausquin. Las protestas se multiplicaron, los demás lanzadores pedían que se prohibiese el estilo español, que calificaban de irregular. Llegaron a protestar porque De la Quadra llevaba consigo un cubo de agua con jabón en sus lanzamientos (en el estilo español la fricción era tan intensa que podía causar quemaduras al soltar la jabalina; por eso los lanzadores de barra vasca se embadurnaban las manos con agua jabonosa) alegando que suponía una ventaja injusta. De la Quadra respondió que, si a los demás les permitían untarse las manos con resina para mejorar el agarre de la jabalina, ¿como iba a ser una ventaja injusta usar agua jabonosa?. A la polémica se sumaron también los organizadores de las Olimpiadas de ese año, que se iban a celebrar en Melbourne durante los meses de noviembre y diciembre, y a los que no les entusiasmaba que el oro pudiera ir a parar a un desconocido lanzador español en lugar de a uno de los mucho más famosos lanzadores escandinavos o del este de Europa.
Finalmente, la IAAF dio su brazo a torcer y, pese a la enérgica protesta de la Federación Española de Atletismo, decidió prohibir el estilo español y anular todos los registros conseguidos con él, a pesar de que las normas decían que no se podían modificar los reglamentos de las pruebas atléticas a menos de catorce meses de la disputa de unos Juegos Olímpicos. ¿El motivo oficial? Según ellos, la peligrosidad del estilo. Dado que el lanzador giraba sobre si mismo, un error a la hora de soltar la jabalina podía causar que esta, en lugar de hacia la zona de lanzamiento, acabase saliendo disparada hacia otros competidores o hacia el público. El mismo riesgo, por cierto, que corren los lanzadores de martillo; por eso ellos lanzan desde el interior de una jaula abierta solo hacia la zona de lanzamiento... pero parece que a nadie se le ocurrió una solución similar para los lanzadores de jabalina. Por eso, la nueva normativa establecía que bajo ninguna circunstancia el lanzador y la jabalina podían estar de espaldas a la zona de lanzamiento.
Miguel de la Quadra utilizando el estilo español (1956) |
La prueba de lanzamiento de jabalina de las Olimpiadas de Melbourne la ganó el noruego Egil Danielsen, con un lanzamiento de 85'71 m., nuevo récord mundial. El propio Danielsen llegaría a probar (de manera no oficial) con el estilo español, alcanzando los 93'70 m. El récord mundial iría aumentando hasta los 104'80 metros que el germano oriental Uwe Hohn consiguió en Berlín el 20 de julio de 1984... hasta que la IAAF decidió volver a cambiar el reglamento de la prueba en 1986 (rediseñando las jabalinas) y 1991 (prohibiendo las jabalinas con la cola serrada), anulando todos los récords anteriores. En la actualidad, el récord mundial lo tiene desde 1996 el checo Jan Železný con 98'48 metros. A día de hoy, los 112'30 metros de Miguel de la Quadra-Salcedo, aun careciendo de validez, siguen siendo la mayor distancia a la que ningún atleta haya lanzado jamás una jabalina en la era moderna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario