Stede Bonnet (1688-1718) |
No se puede decir que Stede Bonnet fuera un pirata corriente. La mayoría de los que se dedicaban a tal ocupación solían ser personas de origen humilde que buscaban una manera de hacerse ricos. Por eso resultaba extraño encontrar piratas como Bonnet, que ya eran ricos de antemano y aún así se habían embarcado para dedicarse al saqueo y al pillaje.
Stede Bonnet había nacido en Bridgetown, la capital de la colonia británica de la isla caribeña de Barbados, en 1688. Su padre Edward era un acomodado terrateniente dueño de una plantación de 160 hectáreas al sur de la ciudad, que Stede heredaría al quedar huérfano en 1694. Tuvo seguramente una educación esmerada (las crónicas hablan de sus exquisitos modales y su afición por la lectura) y durante la mayor parte de su vida se comportó de la manera que cabría esperar de un joven y acomodado propietario en las colonias británicas. Se puso al frente de sus posesiones cuando tuvo edad para ello, y en 1709 se casó con Mary Allamby, con la que tendría cuatro hijos, Allamby (muerto en torno a 1715), Edward, Stede Jr. y Mary. Incluso tuvo una activa participación como miembro de la milicia de Barbados, en la que alcanzaría el rango de mayor. Hasta que de improviso, en el verano de 1717, decidió hacerse pirata.
Cuentan que fue su mala relación con su esposa lo que le llevó a tomar tal decisión. Las discusiones con Mary eran continuas y había llegado a aborrecer la vida de casado. Así que hizo construir en un astillero local un cúter, un barco de vela de un solo mástil, de apenas veinte metros de eslora y sesenta toneladas de arqueo, al que llamó Revenge, y que armó con diez cañones (la mayoría de los piratas conseguían sus barcos robándolos, muy pocos podían darse el lujo de comprarlos como Bonnet). A continuación reclutó una tripulación de setenta hombres y se hizo a la mar, dejando atrás familia, amigos y posesiones, rumbo a las costas de Virginia, donde la abundante actividad comercial y las pocas defensas facilitaban la actuación de los piratas.
Resulta algo desconcertante que Bonnet hubiera elegido precisamente la piratería, ya que, que se sepa, no tenía experiencia alguna como marino. Probablemente se dejó llevar por el afán de aventuras y las historias que circulaban por todo el Caribe acerca de piratas famosos y fabulosos botines. Precisamente por esta falta de aptitudes marineras tuvo que delegar buena parte de sus deberes como capitán en su primer oficial y su contramaestre, lo cual provocó que su tripulación no le tuviera demasiada estima. Bonnet trató de ganarse su lealtad tomando medidas tales como pagarles un sueldo fijo (lo habitual entre los piratas era que cobraran solo cuando había un botín que repartir) pero aún así sus hombres nunca acabaron de confiar totalmente en él.
El Revenge se dirigió primero a las cercanías de la bahía de Chesapeake, donde capturó y saqueó cuatro barcos y quemó el buque de Barbados Turbet, para evitar que sus tripulantes avisaran de sus acciones en su isla de origen. Luego se dirigió hacia el norte, a las proximidades de Nueva York, donde saqueó otros dos barcos y liberó a sus prisioneros en Gardiners Island. Hay que decir que, aunque algunas crónicas lo tacharon de cruel y sanguinario, y le acusaron de hacer "caminar por la plancha" a sus cautivos, lo cierto es que Bonnet siempre trató a sus prisioneros con cortesía y amabilidad, hasta el punto de que por su benevolencia y sus refinados modales empezaría a ser conocido como "el pirata caballero".
Ante la escasez de presas, Bonnet regresó a la costa de Carolina, donde capturó un mercante de Boston y una balandra de Barbados, a la que desmanteló para reparar la Revenge y obtener madera y repuestos. En septiembre, dueño ya de un considerable botín, Bonnet decidió dirigirse al puerto de Nassau, en las Bahamas, un punto de encuentro habitual de numerosos piratas, tanto que era conocido como "la República Pirata". Pero en su camino tuvo la mala suerte de cruzarse con un navío de guerra español, con el que se enzarzó en combate, con un elevado coste; a pesar de que al final consiguió huir y llegar a Nassau, el Revenge quedó seriamente averiado, perdió a la mitad de su tripulación y el propio Bonnet fue herido de gravedad.
Edward Teach (o Thatch), "Barbanegra" (c. 1680-1718) |
En Nassau, mientras reparaba su barco y reclutaba nuevos tripulantes, Bonnet conoció a dos piratas que acababan de regresar tras una muy lucrativa campaña por las costas de Norteamérica, el capitán Benjamin Hornigold y su socio Edward Teach, el célebre "Barbanegra", que habían decidido separar sus caminos. Como Bonnet aún no estaba lo suficientemente recuperado como para ponerse al mando del Revenge, ofreció a Barbanegra ser su capitán, quedándose él a bordo como invitado. Una vez reparado, el Revenge se dirigió a la bahía de Delaware, en cuyas proximidades capturó y saqueó once barcos. El capitán Codd, al mando de uno de ellos, describiría más tarde la curiosa escena de como Bonnet, en pleno abordaje, se paseaba por la cubierta de su barco vestido únicamente con su ropa de dormir, sin que nadie le prestara demasiada atención. En noviembre Barbanegra y Bonnet decidieron regresar al Caribe. El 17 de noviembre capturaron, a cien millas de la isla de Martinica, una bricbarca francesa de 200 toneladas llamada La Concorde, dedicada al tráfico de esclavos, de la que Barbanegra se apropió renombrándola Queen Anne's Revenge, La venganza de la reina Ana, que con el tiempo se convertiría en uno de los barcos piratas más famosos de la historia. Un mes más tarde, con Bonnet ya recuperado de sus heridas, ambos piratas decidían separarse y continuar pirateando cada uno por su cuenta.
En marzo de 1718 el Revenge encontró a un mercante de 400 toneladas, el Protestant Caesar, que procedía de Honduras, pero fue incapaz de capturarlo. La tripulación pirata, frustrada por la pérdida de un botín tan suculento, culpó a la escasa habilidad de Bonnet, así que, cuando poco después volvieron a encontrarse con Barbanegra en las islas Turneffe, le pidieron que volviera a mandarlos. No era un hecho insólito en los anales de la piratería; a diferencia de lo que pasaba en los buques mercantes o de guerra, las tripulaciones piratas podían destituir a un capitán y elegir a otro si lo consideraban más capaz. Barbanegra aceptó la oferta, puso a uno de sus oficiales, apellidado Richards, al frente del Revenge, y acogió a Bonnet como "invitado" en su barco. A Bonnet esta traición de su antiguo socio no le sentó nada bien, y llegó a compartir con algunos de sus hombres que todavía le eran leales su intención de dejar la piratería y marcharse al exilio en España o Portugal. Richards capturó más tarde una balandra jamaicana, la Adventure, cuyo capitán David Herriot se unió a los piratas.
La bandera pirata enarbolada por Stede Bonnett, con la calavera y los huesos habituales, acompañados de un puñal y un corazón, aunque según algunas fuentes podría haber sido roja y no negra |
Con cuatro barcos a sus órdenes, Barbanegra llevó a cabo una de sus acciones más audaces, bloqueando el puerto de Charles Town (Carolina del Sur) y reclamando un rescate. Una vez lo hubo cobrado, la flota se dirigió a la isla de Topsail, donde Barbanegra planeaba descansar y reparar sus buques; pero el Queen Anne's Revenge encalló y Barbanegra se vio obligado a abandonarlo. Dejando sus barcos allí fondeados, Barbanegra y Bonnet se dirigieron a la ciudad de Bath, capital de Carolina del Norte, donde el gobernador Charles Eden (socio en secreto de Barbanegra) les concedió un indulto en nombre del rey Jorge I a cambio de que renunciaran a la piratería y aceptaran una patente de corso para atacar los intereses españoles en América. Bonnet tenía pensado instalarse en la isla danesa de Saint Thomas, en las islas Vírgenes, pero Barbanegra tenía otros planes: abandonó discretamente Bath y regresó a Topsail. Cuando Bonnet a su vez regresó, se encontró con la desagradable sorpresa de que Barbanegra había huido en uno de los barcos, llevándose con él el botín y abandonando a parte de su tripulación, tras haber saqueado la Revenge y robado casi todos sus víveres y municiones.
Bonnet volvió a ponerse al frente de su navío y acogió a los hombres que Barbanegra había dejado atrás. Tras hacerse con algunos suministros salió en persecución de su ex-socio, pero fue incapaz de dar con él, así que decidió volver a dedicarse a la piratería para reponer sus mermadas reservas. Pero como no quería perder el indulto que había recibido, lo hizo con un disfraz: renombró a la Revenge como Royal James y se hizo llamar a si mismo "capitán Thomas". Y empezó de nuevo a saquear buques en las costas de las Carolinas. En las siguientes semanas, asaltó once buques, a dos de los cuales, dos balandras llamadas Fortune y Francis, los obligó a acompañarle como parte de su flota.
En agosto de 1718 Bonnet ancló el Royal James en el estuario del río Cape Fear. Su intención era permanecer allí un par de meses, hasta que hubiera pasado la temporada de huracanes en el Caribe, descansando y carenando el barco, labor que llevaron a cabo sus prisioneros. No obstante, la noticia de que un barco pirata estaba fondeado en el estuario no tardó en llegar a los oídos del gobernador de Carolina del Sur, Robert Johnson, el cual encomendó al teniente William Rhett que se pusiera al frente de una expedición formada por dos barcos, el Henry y la Sea Nymph, y más de 130 hombres, para capturar a los piratas. Rhett y sus barcos llegaron al estuario el 26 de septiembre de 1718. En un principio, Bonnet creyó que se trataba de mercantes y envió a tres canoas para abordarlos, pero tuvieron que dar la vuelta cuando descubrieron que eran barcos de guerra fuertemente armados.
Bonnet estaba en clara inferioridad. Tenía un solo barco y apenas 45 hombres, varios de los cuales eran tripulantes de los barcos que había asaltado, enrolados a la fuerza y con pocas ganas de combatir. Aún así, envió un mensaje a Rhett amenazando con quemar todos los barcos del puerto de Charles Town si no le dejaban irse, pero Rhett se negó. Al amanecer del día 27 se inició el combate, que más tarde sería conocido como la batalla del río Cape Fear. El enfrentamiento se prolongó durante horas y en su transcurso los tres barcos implicados acabaron encallados en las aguas poco profundas del estuario. Finalmente, la subida de la marea liberó a los buques de Rhett, que exigieron la rendición del Royal James. Bonnet se negó en un principio, amenazando con quemar su barco antes que rendirse, pero su tripulación no estaba dispuesta a llegar a tales extremos y al final los piratas se rindieron incondicionalmente. Rhett regresó a Charles Town el 3 de octubre, llevando consigo el Royal James y a los piratas supervivientes como prisioneros.
Bonnet, junto a su contramaestre Ignatius Pell y a David Herriot, al que había nombrado piloto, fueron encerrados aparte del resto de su tripulación. El día 24 de octubre, Bonnet y Herriot huyeron de su prisión con la ayuda de un comerciante local, pero fueron descubiertos días mas tarde; Bonnet fue vuelto a capturar y Herriot murió de un disparo. El 5 de noviembre se juzgó a la tripulación de Bonnet; veintinueve de ellos fueron condenados a muerte y ahorcados. En ese juicio, Pell aceptó testificar contra sus compañeros, a cambio de ser puesto en libertad (más tarde volvería a dedicarse a la piratería; en 1724 se le atribuye el mando de un navío pirata en las costas norteamericanas). El juicio de Bonnet se celebró el 10 de noviembre, en medio de una gran expectación y numerosas muestras de apoyo de los habitantes de Charles Town, que por algún motivo mostraban una sorprendente simpatía por el pirata y pedían una condena leve para él. Sin embargo, el juez Nicholas Trott fue implacable y lo condenó también a muerte. Bonnet alegó que no tenía apenas autoridad sobre su tripulación, y que estos actuaban por su cuenta, algo ratificado por la declaración de Pell, pero no sirvió de nada.
Bonnet rogó entonces clemencia al gobernador Johnson, se ofreció incluso a trabajar a sus órdenes, sin éxito. A pesar de las manifestaciones de los habitantes de Charles Town, especialmente de las mujeres, a las que Bonnet parecía haber caído en gracia por sus elegantes modales, y que llevaron a Johnson a aplazar su ejecución hasta en siete ocasiones, finalmente Stede Bonnet fue ahorcado el 10 de diciembre en un paraje llamado White Point. Para entonces Barbanegra también había muerto, caído en combate en la bahía de Ocracroke el 22 de noviembre, y su cabeza había acabado colgada del bauprés de uno de los buques que lo habían derrotado.
El cuerpo de Bonnet, junto a los del resto de su tripulación, fue enterrado en un pantano, en una tumba sin nombre. Tenía apenas treinta años al morir y su carrera como pirata no había durado ni siquiera año y medio, pero le había bastado para alcanzar la fama como uno de los piratas más singulares que jamás hayan navegado por los siete mares.
No conocía la historia de este pirata. Gracias por compartirla.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya interesado.
EliminarSaludos.