La distribución de la cultura Dorset |
Acostumbrados a pensar en los inuit como los habitantes tradicionales de Groenlandia y las regiones árticas de Norteamérica, parece raro considerarlos como unos recién llegados. Y sin embargo, históricamente su llegada a la región es relativamente reciente. Los antepasados de los inuit procedían de Siberia y cruzaron el estrecho de Bering hacia Norteamérica a partir del siglo II a. C., instalándose en Alaska, donde en torno al año 1000 aparece la llamada cultura Thule, antecesores directos de los inuit. Fueron los Thule los que empezaron a dirigirse hacia el este, ocupando Groenlandia hacia el año 1300 y la península de Labrador en torno al 1500. Pero no fueron los primeros, ni mucho menos, en habitar esas regiones.
Las tradiciones inuit hablan de los sivullirmiut ("primeros pobladores"), una tribu de gigantes tímidos y pacíficos que vivían en aquellos parajes antes de su llegada. Una leyenda que se transformó en una certeza en 1925, cuando un antropólogo canadiense llamado Diamond Jenness pudo estudiar una serie de restos arqueológicos hallados en un yacimiento de Cape Dorset (en la isla de Dorset, en el estrecho de Hudson), y concluyó que eran vestigios de una cultura desarrollada y diferente a la de los inuit, una civilización que él denominó cultura Dorset.
Posteriores hallazgos arqueológicos confirmaron que la Dorset era una cultura totalmente distinta de los inuit, y que se trataba del último exponente de los llamados pueblos paleoesquimales. Estos pueblos, al igual que los inuit, procedían de Siberia y alcanzaron Norteamérica cruzando el estrecho de Bering; pero lo hicieron en una época muy anterior, en torno al año 3500 a. C.; y, al igual que ellos, se instalaron en Alaska antes de expandirse hacia el este. A este grupo pertenecieron culturas como la Saqqaq, la pre-Dorset (antecesora de la Dorset), las culturas Independence I y II y, finalmente, la Dorset, que se originó en torno al año 400 y en su momento de máximo esplendor se extendía por la bahía de Hudson, Labrador, Terranova y parte de Groenlandia. El estudio genético llevado a cabo en 2010 de los restos de un Saqqaq confirma que sus antepasados llegaron a América en una migración diferente tanto a la de los inuit como a la que dio lugar al resto de aborígenes americanos.
Puntas de arpón fabricadas por los Dorset |
Máscaras rituales de la cultura Dorset |
Durante siglos, los Dorset se mantuvieron aislados sin apenas interacción con otras etnias. Si que mantuvieron contactos comerciales con los vikingos, después de que éstos llegaran a Groenlandia en el 982; la aparición de algunos objetos de inequívoco origen nórdico en algunos de sus yacimientos así lo demuestra. Los vikingos les llamaron Skræling, término que usaban indistintamente para todos los nativos americanos con los que trataron.
Aún se discuten los motivos de la desaparición de los Dorset y la naturaleza de su relación con los inuit. Hasta el momento no se han hallado pruebas de un mestizaje entre ambos pueblos, aunque cierta interacción si parece que existió, ya que los inuit adoptaron algunas técnicas de los Dorset, como pescar focas mediante agujeros en el hielo. Algunos autores sugieren que fue el empuje de los inuit, más belicosos y mejor armados, lo que fue arrinconando cada vez más a los Dorset hasta su extinción. No obstante, todos los indicios apuntan a que cuando los nuevos pobladores llegaron la civilización Dorset ya estaba en declive y en franca regresión; por ejemplo, habían abandonado sus asentamientos de Terranova y parte del Labrador, debido a la presión de tribus de origen algonquino como los innu o los beothuk. Otros atribuyen este retroceso al llamado Periodo Cálido Medieval, un periodo de temperaturas extremadamente cálidas que afectó al Atlántico Norte entre los siglos X y XIV, y que provocó el retroceso del hielo en numerosas regiones. Según esta teoría, los Dorset, adaptados a la vida en zonas heladas, habrían seguido el retroceso del hielo, abandonando las zonas ahora templadas, hasta quedar reducidos a unos pocos asentamientos aislados que fueron extinguiéndose hasta desaparecer, permitiendo así a los inuit ocupar los territorios ahora vacíos.
Pequeña escultura Dorset de un oso, hecha de marfil de morsa |
Magnifico articulo. Nunca sabremos le repercusión exacta que han tenido las enfermedades aportadas por los colonos y exploradores entre las poblaciones indígenas carentes de anti-cuerpos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un efecto devastador. Aunque la fama de genocidas la tengamos los europeos (y no sin razón) lo cierto es que un porcentaje elevadísimo de las muertes entre los indígenas de las colonias, especialmente en América, pero también en África y Oceanía, fueron a causa de la viruela, el sarampión, el tifus, la gripe...
EliminarUn abrazo, Rodericus.