Louise de Bettignies (1880-1918) |
A principios de 1915, las tropas alemanas que ocupaban el norte de Francia empezaron a darse cuenta de que sus enemigos parecían estar al tanto de todos sus movimientos y de la situación de su ejército. Ingleses y franceses abortaban a menudo sus ataques, casi como si los estuviesen esperando, y la artillería y los bombarderos británicos era tan precisos que se veían obligados a trasladar sus baterías prácticamente cada semana. Dedujeron, con razón, que en la región de Lille funcionaba una red de espionaje que mantenía a los aliados al tanto de los desplazamientos de sus tropas. Pero lo que no imaginaban es que el brillante cerebro que estaba detrás de aquella intrincada red era una sencilla y amable institutriz.
Louise de Bettignies, séptima de los ocho hijos de Henri de Bettignies, co-propietario de una fábrica de cerámica cuya familia era oriunda de Bélgica, y Julienne Mabille de Poncheville, una mujer procedente de una familia de abogados y notarios de Valenciennes, nació en Saint-Amand-les-Eaux el 15 de julio de 1880. Louise era una joven despierta y muy inteligente. Pese a que su padre pasó por dificultades económicas, ella siguió con sus estudios; primero con las monjas de la Congrégation de la Sainte-Union des Sacrés-Coeurs, en Valenciennes (junto a su hermana Germaine), y luego en Inglaterra, con las ursulinas, en Upton, Wimbledon y Oxford. Finalmente, en 1906, Louise se licenció en la Facultad de Letras de la Universidad de Lille (ciudad a la que su familia se había mudado en 1895). Con su brillante curriculum y su facilidad para los idiomas (hablaba inglés perfectamente y alemán e italiano con soltura) no tardó en encontrar trabajo como institutriz.
Tras un breve periodo como profesora en Pierredefons, viajó a Italia para entrar al servicio del duque Giuseppe Visconti de Modrone, encargándose de sus hijos (entre ellos, el que sería luego célebre director de cine Luchino Visconti). En 1911 se mudó a Polonia, para trabajar para el conde Mikiewsky (allí aprovechó su estancia para aprender ruso). Luego prestaría sus servicios al príncipe Karl V Schwarzenberg en el castillo de Orlík (Bohemia) y a la princesa Elvira de Baviera en el castillo de Holeschau (Moravia). A finales de 1913, recibió la tentadora oferta de encargarse de la educación de Sophie, Maximilian y Ernst, los hijos del archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero al trono austrohúngaro. Pero ella declinó la oferta y prefirió volver a Francia con su familia.
A principios de 1914, Louise retornó a Francia, viviendo primero con su hermano Albert en Bull-les-Mines y luego en Wissant. Durante algún tiempo consideró la posibilidad de ingresar en la orden de las carmelitas. Sin embargo, muy pronto todo cambió al estallar la Primera Guerra Mundial.
Al poco de comenzado el conflicto, Louise se trasladó a Lille para acompañar a su hermana Germaine, cuyo marido, Maurice Houzet, había sido movilizado. Allí, durante el asedio al que fue sometida la ciudad, ambas ayudaron a los defensores llevándoles agua y alimentos. Y cuando, finalmente, las tropas alemanas tomaron la ciudad, Louise se hizo enfermera para atender a los heridos. Una de sus labores era escribir cartas a las familias de los soldados heridos de distintas nacionalidades que no podían hacerlo por si mismos, en lo que le eran muy útiles sus conocimientos de idiomas. Sin embargo, en el fondo ella no estaba conforme y sentía que podía hacer algo más por su país.
La oportunidad llegó a finales de 1914, cuando miembros de la resistencia le propusieron viajar a la Francia libre llevando consigo una serie de documentos importantes, escritos con tinta invisible en su ropa. Tras un primer intento fallido, su hermano Henri, sacerdote, le consiguió documentos falsos a nombre de Alice Dubois, gracias a los cuales logró llegar a Inglaterra tras cruzar Bélgica y Holanda, y de allí pudo volver a Francia. Fue un viaje providencial, pues durante él entró en contacto con el servicio secreto británico, que le propuso volver a Lille y actuar como espía para ellos. Tras consultar con un sacerdote, Louise aceptó la oferta británica y en febrero de 1915 ya estaba de vuelta en Lille con la identidad de Alice Dubois.
Marie-Léonie Vanhoutte (1888-1967), la principal colaboradora de Louise de Bettignies |
La actividad de Louise y su red proporcionó valiosísima información a los británicos (se calcula que salvó la vida de miles de soldados con sus informaciones). Les permitió estar al tanto de todo lo que hacían los alemanes y adelantarse a algunas de sus acciones; por ejemplo, el intento de asalto a la ciudad de Armentières a través de un túnel. Otro de sus grandes éxitos tuvo lugar cuando el káiser Guillermo II quiso hacer una visita sorpresa al frente. Pese a que los alemanes actuaron con extrema cautela (eran muy pocos, aún entre los oficiales de mayor rango, los que estaban enterados) la red de espías no sólo supo de la visita sino que logró averiguar la fecha en la que se produciría y la ruta del kaiser, permitiendo que dos aviones ingleses bombardeasen el tren en el que viajaba, aunque sin éxito.
Ante la evidencia, los alemanes se lanzaron con ahínco a buscar a los escurridizos espías; y así, el 20 de octubre de 1915, Louise fue detenida en Froyennes, cerca de la ciudad belga de Tournai, y trasladada a Bruselas para ser juzgada. Posiblemente, fue una delación la que provocó su arresto. En uno de sus últimos mensajes advertía que los alemanes preparaban una gran ofensiva en Verdún para principios de 1916; los británicos avisaron a su vez a los franceses, quienes encontraron la información poco creíble y la desestimaron. La ofensiva se produciría finalmente, tal y como Louise de Bettignies había dicho, en febrero de 1916.
Junto al Cafe du Canon D'Or en Froyennes fue arrestada Louise de Bettignies |
Finalmente, las privaciones y las malas condiciones de la prisión acabaron haciendo mella en la salud de Louise. A finales de 1917 se le diagnosticó una virulenta neumonía de la que fue intervenida en la enfermería de la prisión. Quedó muy débil y nunca se recuperó del todo. En julio de 1918 tuvo que ser trasladada al hospital St. Marien de Colonia, del que nunca saldría, falleciendo el 27 de septiembre; apenas un mes antes de que Lille fuera liberada y dos antes del final de la guerra. Su cuerpo fue sepultado en el cementerio de Bocklemünd Westfriedhof.
Tras la guerra, Louise (que ya había recibido elogios por parte del comandante en jefe del ejército francés, el mariscal Joseph Joffre, tras ser condenada) fue distinguida póstumamente tanto por los franceses como por los británicos. De Francia recibió la Croix de Guerre y la Legión de Honor, mientras que los ingleses le otorgaron la Military Medal y la nombraron oficial de la Orden del Imperio Británico. Sus restos fueron exhumados en febrero de 1920 y trasladados a Lille, donde desfilaron por las calles escoltados por una guardia de honor anglo-francesa antes de celebrarse un funeral solemne en la iglesia de Saint Maurice. Posteriormente fue enterrada en el panteón familiar, en el pueblo de Saint-Amand-les-Eaux.
Monumento en honor de Louise de Bettignies en Lille |
Desde luego, una mujer excepcionalmente inteligente y valerosa.
ResponderEliminarMe extraña que los franceses no hayan filmado nada basado en su vida y acciones. Deja pequeño al mismisimo 007.
Un abrazo.
Lo cierto es que si lo filmaron; una película de 1937 titulado "Sœurs d'armes", del que no tengo demasiadas referencias. Eso si, libros sobre ella si que se han escrito muchos.
EliminarUn abrazo, Rodericus.
Acabo de leer un libro en inglés llamado "The Alice Network" por Kate Quinn que cuenta la historia de Louise y sus heroicas compañeras.
ResponderEliminarEstá publicado en castellano: La red de Alice, de Kate Quin
ResponderEliminarmuy interesante el libro lo he terminado de leer.
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