A
comienzos de la Segunda Guerra Mundial, el ejército alemán carecía
de una gran flota de tanques. La mayoría de sus unidades eran Panzer
I (concebido como vehículo de entrenamiento y luego
destinado al combate) y II (una evolución levemente
mejorada del I). A ellos se les sumarían pronto los
modelos Panzer III (para el combate con otros
tanques) y IV, que en un principio estaba destinado
a la escolta de unidades de infantería y a la destrucción de
blancos no blindados, pero que tuvo que ser luego reconvertido
también en anticarro por necesidades de la guerra.
Los Panzer dieron
muy buen resultado en los combates en Francia y Polonia. Cierto es
que buena parte del mérito fue de la hábil estrategia militar
alemana. No obstante, los encuentros que tuvieron con tanques
aliados, como los Matilda y Churchill británicos,
les mostró que su blindaje era inferior al de sus enemigos y llevó
a los oficiales alemanes a convencerse de la necesidad de nuevos
modelos de blindados, más potentes y con mejor blindaje.
Pero,
sin tiempo para correcciones, empezó la Operación Barbarroja, la
invasión de la URSS. Los alemanes desconocían prácticamente todo
acerca de los tanques soviéticos, pero estaban confiados por los
éxitos de sus Panzer y subestimaron la capacidad de
los blindados del ejército rojo. Los primeros enfrentamientos contra
tanques soviéticos parecieron darles la razón; pero se trataba casi
siempre de tanques aislados y de modelos vetustos como el T-26 o
el T-28. Cuando los Panzer se vieron
frente a los modernos tanques soviéticos producidos en serie como
el T-34 o los KV-I y KV-II,
descubrieron que tanto su blindaje como su potencia de fuego eran muy
superiores, hasta el punto de poner en graves aprietos a las
divisiones blindadas germanas. Esto aceleró la fabricación y puesta
en funcionamiento del Panzer V Panther y del Panzer
VI Tiger, temibles en combate directo hasta el punto de obligar a
los soviéticos a modificar sus T-34 dotándolos de
un cañón de mayor calibre para enfrentarse a ellos con más
garantías.
T-34 |
Pero
eso no bastó a Hitler, lo que no debería extrañar, conociendo el
gusto del nazismo y de su líder por los proyectos mastodónticos y
grandiosos. Hitler encargó en 1941 a Ferdinand Porsche el diseño y
construcción de un tanque superpesado, un blindado de unas
dimensiones como hasta entonces no se habían visto, un auténtico
coloso de metal.
De
inmediato los ingenieros se pusieron manos a la obra. Diversos
proyectos fueron propuestos, aunque la mayoría no pasó de la mesa
de diseño; alguno de ellos fue suspendido en un estado avanzado del
diseño, como le pasó al Panzer VII Löwe. Algunos de
esos proyectos sorprenden por su desproporción; es el caso de los
"cruceros terrestres" Landkreuzer P. 1000
Ratte y Landkreuzer P 1500 Monster, dos
auténticos monstruos de acero, de 1000 y 1500 toneladas de peso
respectivamente y cerca de 40 metros de longitud, movidos por motores
de submarino y con un blindaje similar al de los acorazados de la
Kriegsmarine. Pese al interés en ambos proyectos mostrado por
Hitler, ambos fueron cancelados por las evidentes dificultades que
entrañaba su construcción y desplazamiento, su elevadísimo consumo
y su escasa maniobrabilidad.
Tamaño de los Landkreuzer P 1000 y 1500, comparados con otros blindados |
El
único de aquellos proyectos que llegó a ser finalmente construido
fue el Panzer VIII, apodado inicialmente Mammut,
pero que posteriormente fue llamado Kleine Maus (Pequeño
Ratón) de manera irónica, debido a sus grandes dimensiones,
hasta que más tarde se quedó únicamente en Maus. Sus
dimensiones impresionan: 10'09 metros de largo, 3'67 de ancho y 3'63
de altura, con un peso total de 188 toneladas (más del triple que
un Tiger) movidas por un motor de aviación
Daimler-Mercedes Benz MB 509 de gasolina, de 12 cilindros y 1080 CV
(que más adelante se sustituiría por un MB 517 diésel). El
blindaje variaba entre los 60 y los 240 mm de espesor, el mayor de su
época. Por supuesto, hubo que crear suspensiones capaces de soportar
tal peso, además de adaptar los trenes de rodadura y otros elementos, lo que encarecía sobremanera su construcción. El
armamento constaba inicialmente de un
cañón principal de 150 mm y otro coaxial de 20. Como se consideraba
demasiado potente, posteriormente se optó por uno de 120 mm. Al
final, por indicación del propio Hitler, se le instaló un cañón
de 128 mm y de otro auxiliar de 75 mm. Si que se tuvo que descartar
la pretensión del líder nazi de que el Maus pudiese transportar un
centenar de proyectiles, algo que habría disparado el espacio
necesario y, consecuentemente, el peso del tanque. La empresa Krupp fue la encargada de la fabricación del chasis y el armamento, mientras que la Alkett se encargó del ensamblaje.
Un
proyecto de estas dimensiones podía resultar vistoso e incluso
impresionante, pero cojeaba en cuanto a su utilidad práctica. Con
ese peso necesitaba transitar por vías firmes y corría el riesgo de
quedar atascado en terrenos blandos (lo que hubiera hecho necesarios
al menos otros dos Maus para remolcarlo). Además,
la mayoría de los puentes no serían capaces de resistir su peso
(por ello, se diseñó de tal manera que pudiera cruzar un río de
hasta 12 metros de profundidad, recibiendo aire y energía eléctrica
de otro Maus desde la orilla). Con ese tamaño, se
convertiría en un blanco fácil para la artillería y la aviación
enemigas. Se estimaba que iba alcanzar una velocidad tope de 20 km/h
pero en las pruebas jamás superó los 13, lo que haría
necesario el uso de medios de transporte especiales, como trenes
adaptados. Su consumo era también desproporcionado; su depósito de
combustible de 2700 litros y otros 1500 en la reserva sólo le
permitía una autonomía de 180 km.
Paralelamente al desarrollo del Maus, la empresa Krupp llevó a cabo por iniciativa propia su particular proyecto de tanque superpesado, con el nombre de E-100, basado en el chasis del Tiger II. El proyecto no llegó a construirse y se dio por terminado por orden directa de Hitler.
Se había previsto la
construcción de 150 unidades del Maus; pero sólo se llegaron a terminar dos
antes de que el proyecto fuera cancelado en 1944, uno en diciembre de 1943 y otro en marzo de 1944, ambos en la fábrica Alkett. Uno de
ellos resultó destruido durante los combates de la toma de Berlín
cuando defendía la entrada al búnker Maybach I en la Hindenburgplatz (al parecer, fue abandonado y destruido con cargas explosivas por sus propios tripulantes para que no cayera en manos enemigas); el otro (carente de torreta) fue
capturado por las tropas soviéticas, quienes, tras colocarle la
torreta del otro Maus, lo enviaron a la URSS, donde lo pusieron a prueba disparándole con toda la artillería de la que disponía su ejército, sin causarle más que leves daños en el blindaje. Hoy se
conserva en el Museo de Tanques de Kubinka, donde es una de las
estrellas de la exhibición.
El "Maus" se ha convertido en todo un icono para los aficionados a los blindados de la II Guerra Mundial.
ResponderEliminarQuien detuvo el proyecto fue el general-director de compras del ejercito, a la vista de los disparatados costes de producción, y teniendo en cuenta el rendimiento obtenido con los Panther y los Tiger I y II.
Actualmente estoy realizando una maqueta detallada de un Tiger I de la primera serie. Ahora he comprendido el porqué de su mala fama en cuanto a fiabilidad mecánica : un alto peso para un sistema de transmisión tremendamente débil y de mecánica complicada y poco desarrollada.
Les habría salido mas a cuenta concentrar los esfuerzos en la producción del Panther, mas fiable, ya que era una copia mejorada de los primeros T-34 capturados.
Un saludo
Un proyecto totalmente desproporcionado en cuanto a coste y rendimiento, lento, caro y con un consumo disparado. Uno de los caprichos megalómanos de Hitler.
EliminarBuena suerte con tu maqueta. Un abrazo, Rodericus.