Verba volant, scripta manent

domingo, 15 de octubre de 2023

David Fagen

David Fagen (1878-1901?)

En 1866, una vez terminada la Guerra Civil norteamericana y tras la aprobación de la Ley de Organización del Ejército, el ejército norteamericano creaba seis regimientos de caballería e infantería compuestos exclusivamente por soldados afroamericanos: el 9º y 10º de caballería y los 38º, 39º, 40º y 41º de infantería, aunque tras la reforma de 1869 el 38º y el 41º se fusionaron para dar lugar al 25º y el 39º y 40º lo mismo, formando el nuevo 24º. Estas tropas nunca gozaron del aprecio general ni entre los civiles, ni entre sus compañeros del ejército. Usualmente peor armadas y abastecidas que las unidades formadas por blancos, fueron enviadas a las misiones más peligrosas, y tuvieron una participación destacada en las Guerras Indias, donde además de los incesantes combates contra los nativos tuvieron que soportar el desprecio general por parte de los mismos colonos a los que iban a defender. Fue allí donde recibieron el apodo que luego los haría célebres, "Buffalo Soldiers" ("Soldados Búfalo"), que en un principio se le dio solo al 10º de caballería pero luego se extendió a las demás unidades de soldados negros. Sobre el origen de este apodo, unos dicen que era porque el pelo rizado y espeso de los soldados les recordaba a los indios el pelaje de los búfalos; y otros, por los abrigos de piel de búfalo que vestían en invierno.

Soldados del 25º Regimiento de Caballería (1890)

Terminadas las Guerras Indias, estos regimientos tomaron parte en la guerra hispano-norteamericana de 1898. Participaron en la batalla de las Lomas de San Juan (1 de julio de 1898) y en otras acciones destacadas, que les valieron a cinco de ellos la concesión de la Medalla de Honor, la máxima condecoración militar otorgada por las Fuerzas Armadas de los EEUU. Antes de ser trasladados a Cuba, estos regimientos habían pasado algún tiempo acantonados en la localidad de Tampa (Florida) y había sido allí donde se les había unido David Fagen.

David Fagen había nacido en Tampa en 1878. Era el menor de los seis hijos de un matrimonio de antiguos esclavos, y como la mayoría de jóvenes negros del Sur en aquella época, apenas había recibido educación y había comenzado a trabajar muy joven en una mina de fosfatos. La llegada a Tampa de los Buffalo Soldiers le impresionó; aquellos soldados orgullosos, son sus impecables uniformes, le llevaron a pensar que el ejército era un lugar en el que podía encontrar el respeto con el que no era tratado en su día a día. Y así, el 4 de junio de 1898 se alistó en el 24º de infantería. Menos de un mes más tarde partía con el resto del regimiento hacia Cuba, ejerciendo como auxiliar sanitario. No vio demasiada acción porque al poco de llegar enfermó de fiebre amarilla y pasó varias semanas convaleciente. Pero apenas un año después los Buffalo Soldiers eran enviados desde Florida a San Francisco, donde embarcaron rumbo a Manila para participar en la Guerra filipino-estadounidense.

Cuando los EEUU intervinieron en Filipinas contra los españoles, habían asegurado a los filipinos que su único objetivo era luchar contra España y ayudarlos a alcanzar la independencia. Pero una vez vencidos los españoles, el discurso norteamericano cambió. El presidente de los EEUU William McKinley afirmó cínicamente que los filipinos eran incapaces de gobernarse a si mismos y que era su deber "educarlos y cristianizarlos". Y, pese a que los filipinos ya habían declarado su independencia y estaban en vías de elegir un gobierno y redactar una constitución, los EEUU firmaron con España el llamado Tratado de París por el que compraban la propiedad de las Filipinas para convertirla en su colonia. Algo que por supuesto rechazaron los filipinos, que acabaron por levantarse en armas. En febrero de 1899 se desataban las hostilidades entre filipinos y estadounidenses. Y a ese conflicto fueron enviados los Buffalo Soldiers.

David Fagen (Salt Lake Herald, 31/10/1900)

Pero en esta ocasión los soldados afroamericanos no tardaron en mostrar su descontento. A las duras condiciones de vida, el clima tropical al que no estaban acostumbrados y los combates, se unió una profunda insatisfacción con el motivo último de aquella guerra. Les habían dicho que iban a ayudar a los filipinos a librarse de un tirano, y se habían encontrado con que en realidad estaban haciendo exactamente lo contrario: habían sido enviados para someterlos, para impedir que lograran la libertad que ansiaban, y no pudieron evitar sentirse identificados con ellos, más todavía cuando vieron como los norteamericanos blancos trataban con desprecio a los nativos filipinos, a los que llamaban despectivamente niggers o gugus. Ellos mismos seguían siendo tratados como soldados de segunda clase, pese a asumir a menudo las misiones más pesadas y peligrosas, y pese a los más de treinta años pasados desde la creación de sus regimientos, seguían estando mandados exclusivamente por oficiales blancos (ningún soldado negro podía tener un rango mayor que el de sargento), que a menudo los trataban con severidad e intransigencia.

Fagen también tomaba partido de este descontento general. Más todavía cuando por su carácter había tenido numerosos roces con sus oficiales, especialmente con un teniente llamado James Alfred Moss, que le impuso numerosas sanciones, tanto económicas como aumentando sus guardias y horas de trabajo. Finalmente, harto de aquella situación, del racismo sistemático y de una guerra que juzgaba injusta, el 17 de noviembre de 1899 David Fagen desertaba para unirse al ejército filipino.

Justo en el momento de la deserción de Fagen el discurrir de la guerra estaba cambiando. El líder filipino Emilio Aguinaldo había decidido cambiar de estrategia; vistas las pocas esperanzas de derrotar a los norteamericanos, mejor armados y entrenados, en combates abiertos, los filipinos recurrieron a la guerra de guerrillas, que tan buenos resultados les había dado frente a los españoles. Y en esas condiciones Fagen demostró un enorme talento como guerrillero. Tras haberse ganado la confianza de los filipinos, fue puesto al frente de una unidad dependiente de las órdenes del general Urbano Lacuna, que muy pronto se convirtió en una pesadilla para sus antiguos compañeros. Al frente de sus hombres emboscaba patrullas, capturaba y destruía víveres y armamento, cortaba líneas de comunicaciones... Llegó incluso a capturar un barco de vapor en el río Papamga, apropiándose de una gran cantidad de armamento. Era tal el ascendiente que llegó a tener sobre sus hombres, que estos se referían a él como "general Fagen", pese a que oficialmente el rango más alto que ostentó fue el de capitán.

Emblema del 24º Regimiento de Infantería

Las acciones de Fagen enfurecían a los oficiales norteamericanos. No solo era el daño que sus ataques les causaban; también estaba presente el temor de que el ejemplo de Fagen cundiera y se produjera una insurrección general entre las tropas afroamericanas. Por eso, en un principio trataron de silenciar las noticias sobre el desertor, pero poco a poco los periódicos filipinos comenzaron a informar sobre sus actividades y las noticias no tardaron en viajar hasta EEUU. Pese a las campañas de desprestigio instigadas por el ejército, que pintaban a Fagen como un sanguinario sediento de venganza, alguien que "disparaba primero y preguntaba después" y que ejecutaba en persona prisioneros blancos norteamericanos (algo que nunca se pudo probar), su nombre muy pronto se hizo popular y admirado no solo entre sus antiguos compañeros del ejército, sino entre amplios sectores de la población negra de Estados Unidos. No fue el único desertor en las filas norteamericanas; al menos una veintena de soldados negros abandonaron sus filas, y algunos como él se unieron a los guerrilleros filipinos. La mayoría murió en combate o fueron ejecutados tras ser capturados; pero ninguno tuvo ni lejanamente la relevancia de Fagen.

Pero la superioridad militar de los estadounidenses era notoria, y los filipinos luchaban una guerra sin apenas esperanzas. A principios de 1901 los principales líderes filipinos, incluido Aguinaldo, habían caído prisioneros y fueron obligados a firmar su rendición. El nombre de Fagen surgió durante las negociaciones; los filipinos trataron de obtener para él un perdón, pero los americanos se negaron rotundamente. Era tal la inquina que le tenían, que solo contemplaban capturarlo, vivo o muerto; y si estaba vivo, someterlo a un juicio por traición que con toda probabilidad le llevaría ante un pelotón de fusilamiento.

Emilio Aguinaldo y Famy (1869-1964)

Así que Fagen, visto que no tenía otra opción, decidió huir. Y acompañado de su esposa filipina y de unos pocos fieles, se internó en la región montañosa de la provincia de Nueva Écija, en la isla de Luzón, buscando mantenerse oculto para evitar la incesante búsqueda por parte de sus antiguos compañeros. Los americanos ofrecieron una generosa recompensa por su captura y repartieron centenares de pasquines con su fotografía por toda la provincia, pero encontraron poca o ninguna colaboración por parte de los filipinos.

El 5 de diciembre de 1901 un cazador tagalo llamado Anastacio Bartolomé se presentó ante las autoridades norteamericanas llevando una cabeza humana en avanzado estado de descomposición que él clamaba era la de Fagen. Según contaba, su partida de caza había descubierto a Fagen y los suyos acampados a orillas de un arroyo y, sabiendo que por él se pagaba una recompensa, habían iniciado un tiroteo durante el cual Fagen había muerto. Los cazadores se habían llevado su cabeza y enterrado el cuerpo a orillas del arroyo. De inmediato, las autoridades norteamericanas anunciaron la muerte de Fagen, noticia de la que la prensa se hizo eco enseguida. Solo unos pocos mostraron sus dudas pero sus reparos fueron ignorados, dado el interés del ejército norteamericano de dar carpetazo al asunto Fagen de una vez por todas.

Sin embargo, el destino final de Fagen sigue siendo un tema que está lejos de estar claro. La cabeza entregada por Bartolomé estaba en tal mal estado que era prácticamente imposible de identificar, y de hecho, parece que los propios norteamericanos no estaban totalmente convencidos, ya que la recompensa por Fagen nunca llegó a ser pagada a Bartolomé. Es mas incluso en los documentos oficiales se refieren al caso como "la supuesta muerte de David Fagen", y se conservan informes de la policía filipina que mencionan supuestos avistamientos de Fagen meses después de esa fecha. Muchos creen que en realidad se trató de una estratagema urdida por el propio Fagen para librarse de la persecución a la que era sometido y que, una vez dado por muerto, el antiguo soldado vivió escondido y en relativa paz el resto de su vida.

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