Verba volant, scripta manent

domingo, 11 de febrero de 2024

Claudio Pompeyano, el hombre que rechazó tres veces ser emperador de Roma

Tiberio Claudio Pompeyano (c. 125-c. 193)

Tiberio Claudio Pompeyano nació en torno al año 125 d. C. en la ciudad siria de Antioquía, en el seno de una familia de origen humilde que había obtenido la ciudadanía romana bajo el gobierno del emperador Claudio (41-54 d. C.). Ingresó muy joven en el ejército y allí comenzó su cursus honorum o carrera política, siendo tribuno laticlavio en la Legión VII Gemina, destinada en la provincia Tarraconense. Más tarde iría asumiendo cargos de mayor relevancia, siendo cuestor, edil y pretor, para finalmente ser nombrado senador en una fecha no determinada.

Marco Aurelio Antonino (121-180)

Tomó parte como legatus (comandante de una legión) en la campaña contra los partos (161-166) a las órdenes del coemperador Lucio Vero. Su brillante desempeño le valió el nombramiento de cónsul sufecto (nombrado en sustitución de otro que había muerto, renunciado o había sido depuesto) en el 162. Tras el consulado, el otro coemperador, Marco Aurelio, lo nombra gobernador militar de la provincia de Panonia Inferior, cargo que ocupará entre los años 164 y 168. Allí tuvo que lidiar con una pequeña incursión de lombardos, a principios del 167, a los que derrotó sin problemas, y más tarde ese mismo año con una invasión mucho más numerosa de marcomanos, victúfalos y cuados. Aunque las fechas no están del todo claras, parece que esta coalición de tribus germánicas llegó a derrotar a un ejército romano y a saquear el norte de la península italiana, y la situación llegó a ser tan grave que los dos emperadores entraron en campaña al frente de los ejércitos de Roma para combatirlos. Sin embargo, sus esfuerzos se vieron frenados por la peste antonina, una epidemia de viruela que causó millones de muertos por todo el imperio, incluido Lucio Vero, muerto en el 169. Marco Aurelio, escaso de soldados, hubo de recurrir a esclavos, gladiadores, bandidos y mercenarios bárbaros para reunir las tropas suficientes para hacer retroceder a los marcomanos a la otra orilla del Danubio.

Annia Aurelia Galeria Lucila (c. 148-182)

El mandato de Pompeyano en la Panonia había expirado, pero continuó en campaña como uno de los generales del emperador. Su brillante desempeño durante los combates hizo que se ganara el aprecio de Marco Aurelio, de quien acabó siendo uno de sus principales colaboradores. Hasta tal punto confiaba el emperador en él, que llegó a considerar seriamente la posibilidad de nombrarlo César y designarlo heredero suyo. Incluso lo casó con su hija Lucila, viuda de Lucio Vero, con la que tendría dos hijos, Lucio Aurelio Cómodo Pompeyano y Lucio Clodio Pompeyano. Y sin embargo, por no sentirse preparado o por ser demasiada responsabilidad, Pompeyano rechazó el ofrecimiento. Aún así, no perdió el favor de Marco Aurelio. Fue nombrado cónsul en el año 173 y posteriormente general en jefe de los ejércitos imperiales, al frente de los cuales combatió a los marcomanos hasta obligarlos a cruzar el Danubio de vuelta a sus antiguos territorios.

Marco Aurelio falleció en el año 180 en la Panonia, combatiendo todavía a los germanos, y fue sucedido por su hijo Cómodo, de 18 años, al que había nombrado Augusto (en la práctica, heredero y co-regente) tres años antes. Tras su nombramiento, los generales de Marco Aurelio, con Pompeyano a la cabeza, trataron de convencer a Cómodo para que continuara con la campaña y permaneciera en Panonia algún tiempo más, hasta derrotar definitivamente a los marcomanos y culminar así la obra de su padre llevando los límites del imperio más allá del Danubio y eliminando para siempre aquella amenaza para sus fronteras. Pero Cómodo, que ansiaba regresar a las comodidades y placeres de Roma, prefirió negociar un acuerdo de paz que los marcomanos, exhaustos y diezmados tras mas de diez años de guerra, aceptaron de buen grado.

Lucio Aurelio Cómodo (161-192)

Cómodo regresó, pues, a Roma, acompañado de Pompeyano, que trató de servirle como había servido a su padre. Pero Cómodo no se parecía en nada al sereno, humilde y reflexivo Marco Aurelio. Cómodo era cruel, ególatra, despótico y amoral. Las tareas del gobierno le aburrían soberanamente; a él lo que le entusiasmaba eran las peleas de gladiadores (llegó a combatir en numerosas ocasiones en el Coliseo, contra hombres y contra animales), la caza y su nutrido harén de amantes de ambos sexos. Su narcisismo llegó a tal punto que se proclamó la reencarnación de Hércules y quiso cambiarle el nombre a Roma por el de Colonia Commodiana y el de los meses del año por variantes del suyo. El descontento creció con rapidez y en el año 182 se descubrió un complot para asesinarle del que formaban parte varios importantes senadores y la propia Lucila. Como era de esperar, Cómodo no tuvo escrúpulos a la hora de castigar a los conspiradores y los hizo asesinar a todos, incluida a su hermana. En cuanto a Pompeyano, no había tenido nada que ver en el complot, pero la prudencia le hizo renunciar a la vida pública y se retiró a sus posesiones en la localidad de Terracina, sin pisar apenas Roma durante años.

Finalmente, un nuevo complot acabó con la vida de Cómodo en el 192. Al no haber herederos legítimos, el senador Publio Helvio Pertinax, prefecto de Roma, acudió a Pompeyano ofreciéndole ser nombrado emperador. Pertinax y Pompeyano eran viejos amigos; habían combatido juntos a los partos y a los marcomanos, y Pompeyano había intercedido por él ante Marco Aurelio en un momento en el que su prestigio y honorabilidad habían sido puestos en entredicho por las intrigas de sus enemigos. Pertinax sabía que, pese a sus años de retiro, Pompeyano conservaba el suficiente prestigio y autoridad como para convertirse en un emperador que diera estabilidad al imperio. Pero, por segunda vez en su vida, Pompeyano rechazó el ofrecimiento, escudándose en su avanzada edad y en una enfermedad en la vista que le estaba dejando casi ciego. Aún así, aceptó regresar a Roma y reasumir su labor en el Senado, eligiendo de manera muy elocuente sentarse en el mismo banco que Pertinax.

Publio Helvio Pertinax (126-193)

Tras la negativa de Pompeyano y la de Manio Acilio Glabrión, otro ilustre senador al que se le ofreció el gobierno, el Senado decidió nombrar al propio Pertinax como emperador. Sin embargo, solo pudo reinar 87 días, ya que el 28 de marzo de 193 fue asesinado por un grupo de soldados pretorianos, descontentos porque Pertinax no les había pagado la generosa recompensa que les había prometido. Tiene lugar entonces uno de los momentos más bochornosos de la historia de Roma, ya que los pretorianos, sabiéndose amos de la ciudad, deciden directamente vender el cargo de emperador al mejor postor. El ganador de la puja fue Didio Juliano, senador y miembro de una de las familias más ilustres de Roma, pero escasamente popular. Juliano les ofreció a los pretorianos 25000 sestercios por cabeza, el equivalente a diez años de sueldo, y fue nombrado emperador.

Lucio Septimio Severo (146-211)

Juliano fue emperador incluso menos tiempo que Pertinax. La manera en la que había llegado al poder le había granjeado numerosos enemigos, tanto en el ejército como entre el pueblo llano. Poco después de su nombramiento, tres de sus generales se rebelaron contra él, proclamándose a si mismos emperadores: Pescenio Níger, gobernador de Asia Menor; Clodio Albino, gobernador de Britania; y Septimio Severo, comandante de las legiones de Panonia. Desesperado, Juliano acudió a Pompeyano ofreciéndole ser coemperador junto a él. Y, por tercera vez, Pompeyano rechazó la oferta, alegando una vez mas su mala salud. Juliano no tuvo tiempo para mucho más: las tropas de Severo entraron en la península italiana y ocuparon Roma sin demasiada dificultad, ejecutando a Didio Juliano tras haber sido emperador durante 66 días. El Senado reconoció a Severo como emperador y este expulsó a los pretorianos de Roma (salvo a los asesinos de Pertinax, a los que hizo ejecutar), sustituyéndolos por soldados de las legiones e panonia leales a él, y derrotaría luego en sendas campañas a Níger y a Albino.

Pompeyano moriría poco después, en una fecha desconocida, pero muy probablemente ese mismo año de 193. Sus hijos también llegarían a ser cónsules: Clodio Pompeyano en el 202 y Lucio Aurelio en el 209 (moriría asesinado en el 211, por orden del emperador Caracalla, hijo de Septimio Severo). Igualmente alcanzarían el consulado dos de los hijos de Lucio Aurelio, Lucio Tiberio Claudio Pompeyano (231) y Tiberio Claudio Quintiano (235).


No hay comentarios:

Publicar un comentario