Verba volant, scripta manent

martes, 28 de junio de 2016

El Affaire Petticoat

John Henry Eaton (1790-1856) y Margaret O'Neill Eaton (1799-1879)
El llamado Petticoat affair (algo así como el escándalo de las enaguas), también conocido como el escándalo Eaton, fue uno de los más sonados escándalos que sacudieron la política norteamericana en la primera mitad del siglo XIX. Un escándalo que aunaba sexo y política, un triángulo amoroso, un joven y prometedor senador, un montón de rumores y al mismísimo presidente de los Estados Unidos, llegando incluso a jugar un papel relevante en la carrera presidencial norteamericana.
Margaret O'Neil, conocida por casi todos como Peggy, nació el 3 de diciembre de 1799. Su padre William era el propietario de The Franklin House, una taberna y casa de huéspedes cercana a la Casa Blanca, frecuentada habitualmente por políticos y militares. Peggy era una joven guapa, simpática e inteligente; hablaba francés y era una gran intérprete de piano, que solía charlar con los clientes y entretenerlos con canciones, aunque algunos no veían bien que una joven alternase de esa manera con hombres en un bar. En 1816 Peggy se casó con un contador de la Marina de los EEUU llamado John Timberlake, con el que había intentado fugarse en tres ocasiones. Ella tenía 17 años y él, 39, además de una bien ganada fama de borracho y numerosas deudas. El matrimonio se instaló en una casa que los padres de ella les regalaron, enfrente de The Franklin House. Tuvieron tres hijos: dos niñas, Mary Virginia y Margaret Rosa, y un niño, que murió al poco de nacer.

John B. Timberlake (1777-1828)
En 1818, el matrimonio Timberlake conoció a una de las figuras políticas emergentes de Washington, John Henry Eaton. Eaton tenía 28 años y acababa de ser elegido senador por Tennessee (a pesar de que la Constitución fijaba la edad mínima para ser elegido en 30 años). Veterano de la Guerra de 1812 contra los británicos, era guapo, inteligente, carismático y también amigo íntimo de Andrew Jackson, futuro presidente de los EEUU. Además, Eaton acababa de enviudar hacía muy poco de su primera esposa, Myra. El joven senador y los Timberlake muy pronto se convirtieron en grandes amigos; Eaton trató de ayudarlos en lo que fuera posible, dada su delicada situación económica. Primero, intentó que el Senado aprobara una ley autorizando al gobierno a hacerse cargo de las deudas que Timberlake había contraído durante su servicio en la Marina. Al no conseguirlo, él en persona pagó dichas deudas. Poco después John Timberlake volvió a ingresar en la Marina, lo que hizo que estuviera ausente largos periodos de tiempo. En esa época, algunos empezaron a mirar con malicia la estrecha amistad entre Eaton y Peggy, y no tardó en extenderse el rumor de que ambos mantenían una relación adúltera y que las atenciones del senador hacia el matrimonio no habían sido sino una forma de ganarse los favores de la joven.
A finales de 1824 John Timberlake consiguió, gracias a la influencia de Eaton, un puesto muy bien pagado a bordo de la fragata USS Constitution, que partía para incorporarse al Escuadrón del Mediterráneo de la Marina de EEUU, donde habría de permanecer durante cuatro años. Las malas lenguas no tardaron en propagar el rumor de que Eaton lo había hecho para alejar a Timberlake de Washington y poder seguir frecuentando la compañía de su esposa. Y en 1828, estando todavía a bordo de la Constitution, John Timberlake fallecía a causa de una infección pulmonar que había desembocado en una neumonía. De inmediato, se empezó a decir que en realidad Timberlake se había suicidado, incapaz de soportar la vergüenza que le causaba la relación extramarital de su esposa, a quien algunos incluso atribuían haber sufrido un aborto cuando su marido llevaba ya tiempo ausente y no podía ser de ninguna manera el responsable de dicho embarazo.

Floride Bonneau Calhoun (1792-1866)
Pero lo que era hasta entonces un rumor se convirtió en un escándalo de grandes dimensiones cuando a principios de 1829, sólo unos meses después de la muerte de John Timberlake, su viuda Peggy y John Eaton contraían matrimonio, sin respetar el periodo de luto que era habitual en estos casos. Indignadas y escandalizadas, un grupo de mujeres de la alta sociedad de Washington, en su mayor parte esposas de altos cargos políticos, lideradas por Floride Calhoun, esposa del vicepresidente John Caldwell Calhoun, formó una especie de alianza o comité "anti-Eaton" empeñado en excluir al matrimonio de la vida social de la capital norteamericana, evitándolos en público, renunciando a las habituales visitas de cortesía (y rechazando las de los Eaton) y no invitándolos a fiestas y otros eventos.

Andrew Jackson (1767-1845)
El affaire no tardó en dar el salto del ámbito social al político. Andrew Jackson, que acababa de ser elegido presidente, apoyó al matrimonio Eaton de manera incondicional. John Eaton no sólo era uno de sus mejores amigos, también formaba parte de su círculo de asesores de confianza (al que apodaban "el gabinete de la cocina" porque solían reunirse en la cocina de la Casa Blanca). Además, el propio Jackson había sufrido en sus carnes el efecto de los rumores malintencionados; sus enemigos políticos habían acusado a su segunda esposa, Rachel, de haberse casado con Jackson sin haber logrado aún el divorcio de su primer marido, lo que la convertía en bígama.
El presidente Jackson, pese a las críticas, incorporó a Eaton a su gabinete, en uno de los cargos más importantes, el de Secretario de Defensa. Pero tuvo que lidiar con el rechazo de la mayor parte de su gobierno, cuyas esposas se habían alineado con la señora Calhoun (incluso Emily Donelson, sobrina de la esposa de Jackson, que ejercía las funciones de primera dama tras la muerte de esta, se puso de parte de los contrarios a Eaton). Jackson acabó por sospechar que Calhoun y otros miembros de su propio partido estaban magnificando a propósito el escándalo con objeto de dañar su prestigio. Al final, la tensa situación entre Jackson y sus ministros se resolvió gracias a la intervención de Martin Van Buren, el Secretario de Estado. Van Buren (el único miembro del gobierno que no estaba casado) había apoyado en todo momento a Jackson y a los Eaton. En mayo de 1831, Van Buren renunció a su puesto, lo que aprovechó Jackson para pedir al resto de sus Secretarios que renunciasen también a sus cargos y poder así sustituirlos por colaboradores leales. El único que permaneció en su puesto fue William Taylor Barry, director del Servicio Postal. Eaton también renunció a su cargo; siguiendo los consejos de algunos amigos, decidió que lo mejor era alejarse por un tiempo de Washington, y el presidente Jackson lo nombró primero gobernador de Florida (1834-36) y luego embajador en España (1836-40). Refiriéndose a este caso, Jackson pronunció una de sus frases más célebres: "Te digo, Margaret -le dijo a Margaret Easton- que preferiría tener insectos vivos en mi espalda, antes que la lengua de una de estas mujeres de Washington en mi reputación"

Martin Van Buren (1782-1862)
El gran beneficiado por toda la polémica fue Martin Van Buren. Su lealtad le granjeó el agradecimiento de Jackson quien, después de que Van Buren pasara unos meses como embajador en el Reino Unido, lo convirtió en su candidato a la vicepresidencia cuando en 1832 se presentó a la reelección. En 1836 Van Buren se presentó a su vez como candidato a la presidencia (con el apoyo de Jackson), logrando ser elegido. Por su parte Calhoun fue el gran perdedor; pese a que contaba con posibilidades de ser el sucesor de Jackson, sus maniobras lo enemistaron con el presidente y levantaron suspicacias en su propio partido, perdiendo sus opciones de ser candidato. En 1832 renunció a la vicepresidencia y fue elegido senador por Carolina del Sur.
El matrimonio Eaton regresó a Washington en 1840. John Eaton dejó la política y se retiró a la vida privada; además, su amistad con Jackson se había enfriado desde que Eaton se había negado a apoyar a Van Buren en su campaña de reelección. Los Eaton vivieron discreta y tranquilamente hasta la muerte de John en 1856. No obstante, Peggy aún daría que hablar y protagonizaría un nuevo escándalo cuando tres años después de enviudar por segunda vez, en 1859, volvería a contraer matrimonio. Su nuevo esposo, Antonio Gabriele Buchignani, era un veinteañero italiano (Peggy tenía ya 59 años), profesor de música y danza, que al parecer era un mozo guapo y seductor. Y siete años después de la boda Antonio huyó llevándose buena parte de los ahorros de Peggy... y a su nieta Emily, de 17 años, con la que contraería matrimonio más tarde tras divorciarse de Peggy.
Peggy nunca se recuperaría totalmente de aquel golpe. Vivió con estrecheces económicas sus últimos años y falleció en 1879. Fue enterrada en el cementerio de Oak Hill, en Washington, junto a su segundo esposo.

2 comentarios:

  1. Siempre los prejuicios sociales interfiriendo donde no deben.
    Muchas gracias por sus visitas y comentario, que no siempre puedo corresponder, por falta de tiempo sobre todo.
    Sí, conocía el caso de Jeremy Bentham. De hecho publiqué una entrada hace tiempo sobre dicho abogado y pensador, tan preocupado por la eternidad de su persona y nombre. En este enlace, por si tiene interés, está dicha entrada:
    http://desdelaterraza-viajaralahistoria.blogspot.com.es/2015/08/jeremy-bentham-aspirante-la-eternidad_19.html

    Un saludo.

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    1. Siempre es un placer recibir sus visitas. Un saludo.

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