Leonard Norman Cohen (1934-2016) y Janis Lyn Joplin (1943-1970) |
Ahora que tenemos tan reciente la muerte de Leonard Cohen, no viene mal recuperar una de las anécdotas más conocidas de su carrera, una curiosa historia que se halla en el origen de uno de sus mayores éxitos: Chelsea Hotel Nº 2.
Era la primavera de 1968. Leonard Cohen vivía en Nueva York, a donde se había mudado desde su Montreal natal buscando como cantante el éxito que no acababa de alcanzar como escritor. Pero las cosas no le iban del todo bien todavía: su primer disco, Songs of Leonard Cohen, publicado en diciembre de 1967, no había tenido el éxito que esperaba, e incluso, debido a un tecnicismo de su contrato, había perdido los derechos de autor de tres de sus canciones, entre ellas la célebre Suzanne.
Por aquel entonces, tras vagar por varios hoteles de la ciudad, Cohen se había instalado en la habitación 424 del Hotel Chelsea, en el número 222 de la calle 23 Oeste. El Chelsea era un hotel de ambiente bohemio y artístico, que había alojado entre sus muros a figuras de la talla de Mark Twain, Arthur Miller o Charles Bukowski. Arthur C. Clarke había escrito 2001: una odisea del espacio en una de sus habitaciones, y Jack Kerouac había mecanografiado allí su célebre On the Road. Incluso el célebre poeta Dylan Thomas residía en el hotel cuando murió, en 1953. A finales de los años 60 el hotel se había convertido en alojamiento habitual de jóvenes músicos emergentes, como Jimi Hendrix, The Grateful Dead, John Cale o el mismísimo Bob Dylan. Todo ello contribuía a hacer del hotel un lugar en cuyo ambiente Cohen se sentía a sus anchas. Como diría años después en una entrevista, "Había escuchado que el Chelsea era un lugar donde podía conocer a gente como yo. Y lo era. Era un lugar grande y loco. Me gustan los hoteles donde puedes aparecer a las cuatro de la madrugada con un enano, un oso y cuatro chicas, llevarlos a tu habitación y que a nadie le importe".
El Hotel Chelsea |
Eran ya las tres de la mañana cuando Cohen volvió al Chelsea. Cruzó el vestíbulo del hotel y se encaminó al ascensor. Un ascensor famoso entre la clientela del hotel: anticuado, estrecho, lento y chirriante, y además complejo de manejar. Aunque a Cohen se le daba bien hacerlo funcionar. Una de las pocas tecnologías que de verdad supe dominar, diría años después en un concierto. Pero aquella noche no estaba solo. Una chica se subió con él. Una chica con el pelo alborotado y ropas desastradas. Se llamaba Janis Joplin, tenía 25 años, había nacido en Port Arthur (Texas) y se encontraba en Nueva York con su banda, Big Brother and the Holding Company, grabando el que sería su segundo disco, Cheap Thrills, casualmente en el mismo estudio en el que se había grabado unos meses antes Songs of Leonard Cohen. Como muchos otros músicos, Joplin se alojaba en el Chelsea, en la misma planta que Cohen, además, en la habitación 411.
El aspecto de la joven interesó a Cohen. El incorregible seductor que había en él no perdió su ocasión. "¿Está buscando a alguien?" le preguntó. Ella le contestó: "Si, estoy buscando a Kris Kristofferson" Cohen no era tan alto ni tan guapo como el cantante texano, pero tenía otras armas. "Señorita, está usted de suerte, yo soy Kris Kristofferson". A ella le hizo gracia la broma. Cuando salieron del ascensor, ambos sabían que iban a pasar la noche juntos. En palabras del propio Leonard Cohen, "Ella no me buscaba a mi, buscaba a Kris Kristofferson. Yo no la buscaba a ella, buscaba a Brigitte Bardot. Pero caímos uno en los brazos del otro por una especie de proceso de eliminación".
Su romance duró solo esa noche. Después, se verían solo unas pocas veces mas, casi siempre de manera fugaz. Ella moriría el 4 de octubre de 1970, a causa de una sobredosis de heroína. Al final si que dio con Kris Kristofferson, con el que mantuvo un romance y del que grabaría unos días antes de su muerte una versión de Me and Bobby McGee, la única de sus canciones que alcanzaría el número 1 en las listas de éxitos. Su muerte afectó profundamente a Leonard Cohen. No sólo porque había muerto alguien que había estado tan próxima a él (aunque por poco tiempo). También por el final de su excelente carrera, por su (a su juicio) demasiado breve legado, por todas las canciones que su talento ya no podría alumbrar. "Hay un cierto tipo de artistas que resplandecen con una luz muy brillante durante un tiempo muy breve: los Rimbaud, los Shelleys, Tim Buckley, gente así. Y Janis era uno de ellos".
Meses después de la muerte de Joplin, Cohen estaba en un restaurante de Miami, en plena gira, cuando una vez más el recuerdo de ella regresó a sus pensamientos. Y de repente, los primeros versos de la canción aparecieron claros en su mente: I remember you well in the Chelsea Hotel / You were talking so brave and so free / Giving me head on the unmade bed / While the limousine waited in the street. Cohen siguió durante algún tiempo trabajando en ella, puliendo la letra y la música. La terminó tiempo después, con la ayuda de su guitarrista Ron Cornelius, durante un vuelo de ocho horas y media entre Nashville e Irlanda. Cuando el avión aterrizó, la canción estaba terminada. Tras barajar varios nombres, acabaron llamándola simplemente Chelsea Hotel.
Cohen interpretó la canción en varias ocasiones en sus conciertos, aunque no llegó a grabarla (existe alguna copia pirata de aquellos conciertos en los que se puede escuchar). Pero perfeccionista como era, siguió dándole vueltas a la letra. Hasta que, finalmente, durante una visita a Asmara (Etiopía), por fin la canción tomó la forma con la que hoy la conocemos. Para diferenciar esta nueva versión, Cohen la llamó Chelsea Hotel Nº 2. La interpretó por primera vez el 23 de marzo del 72, en un concierto en el Royal Albert Hall de Londres, y la incluiría en su álbum de 1974 New Skin for the Old Ceremony.
La canción aparecería en su recopilatorio de 1975, The Best of Leonard Cohen, en cuyo librillo el autor decía que la canción trataba de "una cantante americana muerta hacía algún tiempo". Más tarde, en algunos de sus conciertos, admitiría que se trataba de Janis Joplin, quitándole importancia a la revelación: "A ella no le habría importado. A mi madre si le habría importado". La historia no tardaría en hacerse popular. Años después, Cohen se arrepentiría de haber asociado el nombre de Joplin a la canción, revelando una situación tan íntima sin el consentimiento de la otra parte. "Hay una única indiscreción, en mi vida profesional, de la que me arrepiento profundamente [...] conecté su nombre con la canción y me he estado sintiendo mal por ello desde entonces. Es una indiscreción que siento mucho, y si hay alguna manera de disculparme con el fantasma, quiero disculparme ahora, por haber cometido esa indiscreción".
Chelsea Hotel nº 2
I remember you well in the Chelsea Hotel,
you were talking so brave and so sweet,
giving me head on the unmade bed,
while the limousine waited in the street.
Those were the reasons and that was New York,
we were running for the money and the flesh.
And that was called love for the workers in song
probably still is for those of them left.
Ah but you got away, didn't you babe,
you just turned your back on the crowd,
you got away, and never once heard you say,
I need you, I don't need you,
I need you, I don't need you
and all of that jiving around.
I remember you well in the Chelsea Hotel
you were famous, your heart was a legend.
You told me again you preferred handsome men
but for me you would make an exception.
And clenching your fist for the ones like us
who are oppressed by the figures of beauty,
you fixed yourself, you said, "Well never mind,
we are ugly but we have the music."
And then you got away, didn't you babe,
you just turned your back on the crowd,
you got away, and never once heard you say,
I need you, I don't need you,
I need you, I don't need you
and all of that jiving around.
I don't mean to suggest that I loved you the best,
I can't keep track of each fallen robin.
I remember you well in the Chelsea Hotel,
that's all, I don't even think of you that often.
Te recuerdo bien en el Hotel Chelsea,
Hablabas tan valiente y tan dulce,
Haciéndome una felación en la cama deshecha
Mientras la limusina esperaba en la calle
Esas eran las razones y esa era Nueva York,
corríamos por el dinero y la carne.
Y eso fue llamado amor por la gente del oficio
Probablemente aún lo es por los que quedan.
Ah pero tu te fuiste, ¿no, nena?
Simplemente diste la espalda a la multitud,
Te fuiste, y ni una ver te oí decir
Te necesito, no te necesito
Te necesito, no te necesito
Y todo eso dando vueltas a tu alrededor
Te recuerdo bien en el Hotel Chelsea
Eras famosa, tu corazón era una leyenda.
Me dijiste otra vez que preferías los hombres guapos
Pero que en mi caso harías una excepción.
Y apretando el puño por los que como nosotros
Están oprimidos por los cánones de belleza
Te arreglaste y dijiste "Bueno, no importa,
Somos feos pero tenemos la música"
Y entonces te fuiste, ¿no, nena?
Simplemente diste la espalda a la multitud,
Te fuiste, y ni una ver te oí decir
Te necesito, no te necesito
Te necesito, no te necesito
Y todo eso dando vueltas a tu alrededor
No intento sugerir que yo fui el que mejor te amó
No puedo seguir la pista de cada petirrojo caído
Te recuerdo bien en el Hotel Chelsea
Eso es todo, ni siquiera pienso en ti tan a menudo.
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