Botado en 1914 en el astillero sueco de Lindholmens Mekaniska Verkstad A/B, en el distrito de Lindholmens (Gotemburgo) con el nombre de SS Ångermanelfven (nombrado así por el río Ångerman), nada hacía presagiar que aquel barco a vapor de casco de acero, con un desplazamiento de 1322 toneladas y 70'1 metros de eslora iba a convertirse en uno de los barcos fantasma más célebres del siglo XX.
Su primera propietaria fue la armadora alemana Baltische Reederei GmbH, de Hamburgo, que lo empleó para el transporte de mercancías entre Hamburgo y distintos puertos suecos. Tras la Primera Guerra Mundial, su propiedad pasó a manos de los británicos como parte de las cuantiosas indemnizaciones de guerra que los alemanes tuvieron que pagar. En 1921 lo adquirió la Compañía de la Bahía de Hudson, que lo renombró como SS Baychimo, estableció su base en el puerto escocés de Ardrossan y lo dedicó a recorrer la costa norte canadiense, llevando suministros y recogiendo pieles. De esta manera completó nueve campañas exitosas, donde su único contratiempo fue un encallamiento en la costa de la isla de Pole (Alaska) el 21 de julio de 1928, aunque fue liberado al día siguiente sin sufrir grandes daños.
El Baychimo, atrapado en el hielo |
El día 15 de octubre la Hudson's Bay envió varios aviones para evacuar a la tripulación, pero el capitán y catorce de sus hombres decidieron quedarse para tratar de recuperar el barco, dispuestos incluso a quedarse todo el invierno hasta que mejoraran las condiciones meteorológicas, construyendo un refugio de madera a cierta distancia.
Sin embargo, el 24 de noviembre se desató una violenta tormenta de nieve. Cuando hubo pasado, no había rastro del Baychimo, y el capitán creyó que se habría hundido durante la tempestad. Días más tarde, un cazador esquimal les informó de que había visto el buque a la deriva a más de 70 kilómetros del lugar en el que se encontraban. Una vez más, los hombres del Baychimo alcanzaron el barco, pero creyendo que tenía pocas posibilidades de sobrevivir al invierno, decidieron desembarcar las pieles que pudieran y abandonar el navío a su suerte.
Los tripulantes del Baychimo retiran parte de su carga de pieles |
El Baychimo, vacío y abandonado (agosto de 1933) |
Ese fue el último avistamiento confirmado del Baychimo. Mucha gente cree que tras casi cuarenta años a la deriva acabó por hundirse. Otros en cambio dicen que puede seguir a la deriva, o bien estar atrapado entre los hielos en algún remoto paraje de la costa del Ártico. En 2006 el gobierno de Alaska hizo público un proyecto de investigación para dar con el paradero del barco, sin éxito.
Las mas tiernas historias no solo proceden de los animales y los humanos en necesidad, sino tambien de estas pequeñas anecdotas q hacen del mundo un lugar especiam
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