Verba volant, scripta manent

viernes, 4 de noviembre de 2016

Don Alejo

Don Alejo Garza Tamez (1933-2010)

Don Alejo Garza Tamez nació en 1933, en el estado de Nuevo León, fronterizo con los EEUU. Norteño de pura cepa, hombre íntegro y cabal, los que lo conocían dicen que su palabra valía tanto como un contrato firmado. Desde muy joven trabajó con sus hermanos en el aserradero propiedad de su padre, y luego fundaría con ellos la maderera "El Salto", en Monterrey, que se convertiría en un negocio próspero, con varias sucursales. El tiempo que le dejaban libre el trabajo en la maderera y sus continuos viajes para comprar materia prima lo dedicaba a su gran afición, la caza. Era un excelente tirador, y con el paso de los años fue reuniendo una amplia colección de armas de caza y deportivas.
Ya tenía cierta edad cuando compró, a medias con su hermano Rodolfo, el rancho San José, cerca de la presa Padilla y distante unos 15 kilómetros de Ciudad Victoria, capital del estado de Tamaulipas. Un rancho que, gracias al trabajo de don Alejo y a su buen hacer, se convirtió en una propiedad próspera. Demasiado próspera, quizá, hasta el punto de despertar la codicia de algunos. El 13 de noviembre de 2010 un grupo de hombres armados, sicarios al servicio del sangriento cártel de Los Zetas, se presentaron en el rancho de don Alejo dándole un ultimátum: los narcos querían su rancho, así que tenía 24 horas para abandonar la propiedad o si no, tendría que atenerse a las consecuencias.
Don Alejo no dudó a la hora de decidir cómo iba responder al desafío de aquellos criminales. Tenía 77 años, nunca había permitido que le arrebataran lo que era legítimamente suyo, y no iba a permitirlo entonces. Reunió a sus empleados y los envió a sus casas, advirtiéndoles que no acudieran a trabajar al día siguiente. A continuación preparó las armas y la munición de las que disponía, y las distribuyó en lugares estratégicos del edificio principal del rancho, junto a puertas y ventanas. Y luego, simplemente, esperó.
Los sicarios llegaron en varias camionetas a eso de las cuatro de la madrugada del día 14. Dispararon una ráfaga al aire, gritando que iban a tomar posesión del rancho, pero nadie les respondió, así que creyeron que todos habían huído. Pero en cuanto se acercaron a la casa, don Alejo abrió fuego.
Fue un tiroteo brutal. Los sicarios acribillaban la casa con armas automáticas mientras don Alejo les respondía parapetado en el interior, moviéndose de una ventana a otra, sin dejar de disparar. Impotentes para doblegar al valeroso anciano, los narcos se vieron obligados a emplear granadas de mano para vencer su resistencia.
Con el alba, llegó al rancho un contingente de infantes de Marina, avisados por los habitantes de ranchos cercanos, que habían escuchado el intenso tiroteo. Los soldados encontraron un panorama auténticamente bélico. Multitud de casquillos de bala por todas partes y el edificio principal semiderruido por los efectos de las granadas y de centenares de balazos. En su interior hallaron el cadáver de don Alejo, abatido por la metralla de las granadas, y rodeado de docenas de casquillos que daban fe de la feroz resistencia que había ofrecido frente a sus agresores. Los narcos habían huido mucho antes de la llegada de los infantes, pero habían pagado un alto precio por su osadía: en el rancho, tendidos frente a la casa que había sido la última morada de don Alejo, quedaban los cuerpos de cuatro de ellos, abatidos por los disparos del valiente anciano, y otros dos gravemente heridos, abandonados por sus compañeros, que fueron quienes relataron a las autoridades lo sucedido.
En un país donde lamentablemente a menudo las bandas criminales imponen su voluntad y muchos crímenes quedan impunes, el valor y la decisión de don Alejo lo convirtieron rápidamente en un héroe popular, alguien cuya historia se cuenta en las cantinas y a quien los músicos componen corridos en su honor.


6 comentarios:

  1. Tenia 14 años cuando se dio el suceso, le apodaron el Héroe del Bicentenario por tal hazaña. Buena entrada

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  2. Uff... Eso fue muy cerca de donde vivo! Lamentablemente nos toco vivir la tragedia del narcotráfico, pero aun así se dan historias como estas. Por estos lugares y ante la incompetencia de las autoridades, Don Alejo es un héroe muy popular. Saludos!

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  3. De donde eres Iakob? Por cierto, muy buen blog.

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    1. Español. Gallego, para ser más precisos. Gracias por tus elogios.
      Un saludo.

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