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sábado, 4 de enero de 2025

Cuando México tuvo su propia serie exclusiva de Spider-Man



En 1963, poco después de la primera aparición del personaje, la editorial mexicana La Prensa (perteneciente al periódico del mismo nombre) obtenía los derechos de publicación de las aventuras de Spider-Man para Latinoamérica. El personaje tuvo un éxito inmediato, no solo en México, sino también en Chile, Argentina o Uruguay, de ahí que la editorial comenzara a publicar dos números al mes. El problema era que en Estados Unidos las aventuras de Spider-Man (The Amazing Spider-Man) se publicaban mensualmente. Así que la edición mexicana no tardó en alcanzar a la original. Y a partir de ahí, ¿como publicas dos números al mes si solo tienes uno?.

En un primer momento, La Prensa lo solucionó recurriendo a otros superhéroes de Marvel de los que también tenían los derechos. Y así, la revista (llamada en México El Sorprendente Hombre Araña) vio pasar por sus páginas las aventuras de personajes como Ant-Man o Los Vengadores. Cuando estos nuevos héroes consiguieron tener publicaciones propias, El Sorprendente Hombre Araña regresó a su periodicidad mensual, siguiendo con algo de retraso las historias originales. Hasta que, a principios de la década de los 70, el interés por el personaje aumentó considerablemente, y la editorial volvió a restablecer la periodicidad quincenal de la revista. Y no tardó en volver a enfrentarse al mismo problema: las publicaciones mexicanas acabaron por alcanzar a las estadounidenses (mensuales). 


Y entonces alguien de la editorial mexicana tuvo una revelación, un momento "agárrame la cerveza" a la vez atolondrado y genial. El presidente de La Prensa viajó personalmente a la sede de Marvel en Nueva York para solicitar permiso para publicar, bajo la licencia que ya tenían, aventuras originales de Spider-Man escritas y dibujadas en México, por autores mexicanos. Y de alguna manera, consiguió el visto bueno de Marvel, con las únicas condiciones de que esos "números especiales" se publicaran sin el logotipo de Marvel y que fuera el dibujante José Luis Durán el encargado de dibujarlos.

Y así, los lectores de México pudieron disfrutar de una serie propia, original y exclusiva (y al margen del canon "oficial" del personaje, por supuesto), con dibujos de Durán y guiones de Raúl Martínez, que, lejos de ser algo puntual, se prolongó durante casi dos años llegando a publicarse 45 episodios, y cuyo momento cumbre fue cuando se negaron a matar a la novia de Spider-Man.

En junio de 1973 se publicaba el número 121 de The Amazing Spider-Man, que a la postre se convertiría en uno de los más significativos de la biografía del personaje, y en uno de los cómics más famosos de la historia. En ese número, que tendría continuidad en el número 122 del mes siguiente, tenía lugar la muerte de Gwen Stacy, la novia oficial de Peter Parker/Spider-Man, a manos de Norman Osborn/ El Duende Verde. Esto supuso un shock para los aficionados a los comics: nunca un personaje principal de una serie tan famosa había muerto, y nunca un superhéroe de comic había fracasado a la hora de mantener a salvo a sus seres queridos (salvo que formara parte de su origen como superhéroe).

Por aquel entonces los creadores de Spider-Man, Stan Lee y Steve Ditko, ya habían dejado al personaje, habiendo tomado el relevo Gerry Conway y Roy Williams como guionistas, Gil Kane como dibujante y John Romita Sr. como entintador. La idea de que Stacy muriese fue tan rupturista con las reglas habituales del género, que muchos sitúan en este punto el final de la llamada Edad de Plata del cómic y el inicio de la Edad de bronce, más oscura y realista. A mucha gente le disgustó (la editorial Marvel llegó a recibir amenazas de muerte); incluido al propio Stan Lee, quien al parecer trató de convencer a Conway y Williams de "traer de vuelta" a Stacy, sin conseguirlo.



Pero en México era diferente. Gwen Stacy era uno de los personajes favoritos de sus lectores, y también uno de los favoritos de Durán. Así que siguió apareciendo en la serie mexicana, protagonizando frecuentemente las portadas, y llegando incluso a protagonizar una boda con Parker (si bien se trataba en realidad de un sueño de Peter mientras estaba inconsciente).

La serie se prolongó hasta finales de 1973, cuando La Prensa canceló el comic. En 1974 los derechos del personaje pasaron a otra editorial, Organización Editorial de Publicaciones e Impresiones S.A. (OEPISA), que retomó la publicación de las aventuras originales en el punto en el que La Prensa las había dejado. Y aquellos particulares 45 episodios quedaron como una simpática rareza dentro de la amplísima historiografía del personaje.

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