viernes, 16 de junio de 2017
Películas que nunca se rodaron: Batman: año uno, de Darren Aronofsky
Terminaba la década de los 90 del siglo XX y la saga Batman que había iniciado Tim Burton en 1989 languidecía después de que Joel Schumacher hubiera tomado el relevo como director. El rotundo fracaso de Batman y Robin (1997) convenció a la Warner Bros. de que hacía falta un profundo cambio, una renovación de temática y estilo que insuflase nuevos bríos a la franquicia. El elegido para dirigir esta nueva etapa en las aventuras del héroe de Gotham fue Darren Aronofsky, contratado a mediados del año 2000.
Aronofsky era por entonces un treintañero que había sorprendido con su primera película, Pi (1998), y que con su siguiente filme, Requiem por un sueño (2000) había confirmado ser un autor con un estilo propio, original y diferente. El nuevo Batman suponía para él la oportunidad de disponer por primera vez de un presupuesto elevado para plasmar su peculiar estilo cinematográfico.
La intención de Aronofsky era basar su película en una de las más celebradas miniseries dentro de la serie Batman, Batman: año uno, publicada en 1987 y escrita por el gran Frank Miller, el mismo guionista de 300 y Sin City. Aronofsky y Miller ya habían colaborado con anterioridad; ambos habían trabajado en el guión para la adaptación de otra de las obras de Miller, Ronin, que nunca llegó a rodarse. No le fue difícil convencer al escritor para que se uniera al proyecto y colaborara con él en la redacción del guión de la película.
A la hora de escribir ese guión, Aronofsky tenía muy claro que iba a ser una historia radicalmente diferente a todo lo que se había hecho sobre el héroe. Una versión realista y violenta del justiciero, muy influida por el cine de los años 70: en sus propias palabras "Mi intención era algo como El justiciero de la ciudad o The French Connection conocen a Batman. El comisario Gordon era como Serpico (papel interpretado por Al Pacino en 1973) y Batman era una especie de Travis Bickle (el desquiciado protagonista de Taxi Driver)". Cuando el guión estuvo listo, muchos se sorprendieron. No sólo el argumento se apartaba notablemente de Batman: año uno, sino que incluso se desviaba de la historiografía clásica del personaje. Así, en su versión, Bruce Wayne, tras el asesinato de sus padres, queda abandonado en las calles de Gotham, viviendo como un indigente, hasta que es rescatado y acogido por Big Al, el dueño de un taller mecánico, donde el joven Bruce se cría. Tras años siendo testigo de las andanzas de lo peor de la sociedad (ladrones, traficantes, prostitutas, policías corruptos), el deseo de venganza que ha ido creciendo en su interior le lleva a convertirse en un justiciero enmascarado, aliándose con el detective Gordon, deseoso de limpiar de corrupción al cuerpo de Policía. Todo ello con un tono de elevada violencia, cruda y nada estilizada.
Los mandamases de la Warner Bros quedaron un poco descolocados con este guión. Ellos querían algo diferente, pero no tan diferente. Además, la elevada carga de violencia hacía inevitable que el filme tuviera una restricción por edades para los espectadores, lo que se traduciría en una menor recaudación. En junio de 2002, el estudio decidió abandonar el proyecto y optar por el director británico Christopher Nolan, que finalmente lograría un gran éxito con la trilogía formada por Batman begins, The Dark Knight y The Dark Knight rises. La trilogía de Nolan, aunque no se basa en el cómic de Miller, si tiene muchos puntos en común con Batman: año uno, y de hecho el protagonista de la trilogía, Christian Bale, fue el mismo que Aronofsky había elegido para su proyecto.
Finalmente, Batman: año uno se convertiría en un filme de animación estrenado en 2011.
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