miércoles, 28 de junio de 2017
Películas que nunca se rodaron: Indiana Jones y el Rey Mono
Tras el éxito de En busca del arca perdida e Indiana Jones y el templo maldito, Steven Spielberg y George Lucas buscaban ideas para una tercera entrega de la saga. Su objetivo era seguir con la misma fórmula: una mezcla de aventuras clásicas con elementos sobrenaturales, con el doctor Jones permanentemente en apuros. Lucas había escrito durante el rodaje del Templo Maldito un resumen esquemático de varias páginas sobre una idea que había tenido, un argumento sin demasiados detalles en el que Indiana buscaba en África la Ciudad Perdida, habitada por pigmeos y gobernada por un mítico personaje apodado el Rey Mono, que custodiaba la legendaria fuente de la eterna juventud. A Lucas le parecía un buen punto de partida, así que contrató a su amigo y colaborador, Chris Columbus, que acababa de escribir los guiones de tres de las películas más exitosas de los años 80 (Gremlins, Los Goonies y El secreto de la pirámide) para que desarrollase su argumento y lo convirtiera en un guión.
Columbus escribió un guión que se tituló provisionalmente Indy III, a la que luego se añadiría el subtítulo de La Ciudad Perdida de Sun Wu Kung. La historia comenzaba con Indiana Jones en 1937 luchando contra un fantasma en un castillo escocés. De allí Jones viaja por sugerencia de su colega Marcus Brody hasta Mozambique, donde su amiga la zoóloga Clare Clarke ha conocido a un pigmeo llamado Tyki que dice tener 200 años y al que persiguen los nazis, encabezados por el siniestro teniente Mephisto y el sargento Gutterbuhg (que tiene un brazo mecánico) porque conoce la localización de la Ciudad Perdida, gobernada por Sun Wu Kung, el Rey Mono, el cual custodia en su jardín un árbol cuyos frutos otorgan la vida eterna a aquel que los come (aunque sólo si es de corazón puro). Los nazis secuestran a Tyki, no sin que éste tenga tiempo antes de entregar a Jones un mapa del camino a la ciudad. Indiana Jones se encamina a la Ciudad Perdida remontando el río Zambesi, acompañado por Clarke, su viejo amigo Scraggy Bier y Betsy Tuffet, una de sus alumnas, una joven neurótica y con tendencias suicidas que se ha enamorado de él y lo ha seguido hasta África. Al final, los nazis son derrotados en una batalla e Indy, que ha muerto durante la lucha, es revivido por Sun Wu Kung gracias a los frutos mágicos de su jardín.
Hay que reconocer que si algo tenía el guión era originalidad. Pero eso no les bastó a Spielberg y Lucas, a los que nunca acabó de gustar. Les parecía que no acababa de sintonizar bien con las anteriores películas de la saga, que no era el mismo Indiana. La parte fantástica les parecía que era demasiado inverosímil, demasiado rebuscada, y que determinadas escenas (por ejemplo, Indiana Jones atacando un tanque a lomos de un rinoceronte, o un grupo de gorilas apoderándose de otro tanque y conduciéndolo contra los nazis) rozaban lo ridículo. Por eso le pidieron cambios. Columbus reescribió el guión. Cambió escenas, añadió nuevos personajes (como Dash, un nuevo villano, el propietario de un bar que se aliaba con los nazis), suprimió otros (como Betsy, que no gustaba a nadie), convirtió a Sun Wu Kung en un déspota malvado e incluso al final terminaba con la boda del doctor Jones y la doctora Clarke. Esta nueva versión del guión ya se titulaba Indiana Jones and the Monkey King.
Pero aún así el guión no convencía a Lucas, que lo seguía considerando demasiado poco realista y complicado de filmar. Y, aunque se llegó a comenzar la búsqueda de localizaciones para el rodaje, finalmente se decidió descartar el guión de Columbus. Un aspecto que influyó poderosamente en tal decisión fueron las críticas que había recibido Indiana Jones y el templo maldito acusándola de racista, que no habían sentado bien a Lucas y Spielberg, y que temían que se reprodujesen si el Rey Mono daba una visión negativa de los africanos.
Finalmente sería Indiana Jones y la última cruzada la tercera película de la saga. Curiosamente, a la cuarta, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, la peor de la saga, se le atribuyen los mismos defectos que frustraron el rodaje de Indiana Jones y el Rey Mono: demasiado inverosímil, demasiado fantasiosa, demasiado increíble. Incluso en ella, al igual que en el Rey Mono, Indiana se acaba casando con su partenaire femenina.
El guión de Indiana Jones y el Rey Mono, que no había llegado a ser una película, si estuvo a punto de convertirse en un videojuego, que habría salido al mercado en 1989 o 1990. Pero también en esta ocasión se frustró, al considerar que la trama no tenía la calidad suficiente. Así que, finalmente, el guión acabó guardado en un cajón junto a otros proyectos o propuestas para películas del arqueólogo aventurero que nunca vieron la luz, tales como Indiana Jones y la casa encantada, Indiana Jones y el continente perdido, Indiana Jones y la ciudad de los dioses o Indiana Jones y los alienígenas de Marte (verídico).
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