Verba volant, scripta manent

lunes, 1 de enero de 2018

Nellie Bly

Elizabeth Jane Cochran, "Nellie Bly" (1864-1922)


Una de las grandes pioneras del periodismo femenino nació en Burrell, una pequeña localidad del área metropolitana de Pittsburgh, el 5 de mayo de 1864, con el nombre de Elizabeth Jane Cochran. Su padre, Michael Cochran, fue un hijo de inmigrantes irlandeses que comenzó como peón y molinero y acabó siendo un acomodado granjero, comerciante e incluso juez. Michael se casó en dos ocasiones, y tuvo diez hijos con su primera esposa y otros cinco (entre ellos, Elizabeth) con la segunda.

Elizabeth fue una niña inteligente a la que su familia apodaba "Pinky" porque solía usar ropa de ese color. Su padre murió cuando ella tenía seis años y su madre volvería a casarse unos años después, con un hombre violento y abusivo, un matrimonio que desembocaría en un tortuoso proceso de divorcio que dejaría a la familia con dificultades económicas. De hecho, Elizabeth, que quería ser profesora, solo pudo permanecer en un internado durante un semestre, debido a la escasez de dinero. Siendo todavía una adolescente se cambió su apellido por "Cochrane", que le parecía más elegante.

En 1880 la familia se mudó a Pittsburgh, donde abrieron una casa de huéspedes en la que Elizabeth trabajó ayudando a su madre. En enero de 1885, la joven leyó en el Pittsburgh Dispatch, un periódico local, un artículo titulado "Para qué son buenas las chicas", en el que se animaba a las mujeres a dejar de intentar conseguir una educación o un trabajo, ya que su única función era permanecer en casa como madres o esposas. Elizabeth, furiosa, escribió una encendida carta de respuesta al periódico bajo el seudónimo "Pequeña Huerfanita". El editor del Dispatch, George Madden, sorprendido por la carta, invitó a la joven, a través de un anuncio en el diario, a visitar su sede. Cuando así lo hizo, Madden le ofreció la oportunidad de escribir un artículo de refutación, para ser publicado. Ella aceptó la propuesta, y el artículo, titulado The Girl Puzzle, impresionó tanto al editor que le ofreció a Elizabeth un trabajo como reportera en el periódico. Por aquel entonces la mujeres que escribían en periódicos eran muy pocas, y la mayoría usaba seudónimos, y fue Madden el que eligió para Elizabeth el de "Nellie Bly", nombre tomado de una popular canción de Stephen Foster.


En el Dispatch, Nellie escribió una serie de artículos criticando las desigualdades que las mujeres debían enfrentar. Inspirada por la experiencia de su madre, denunció la desprotección de las mujeres en los procesos de divorcio, pero también relató las penosas condiciones que soportaban las trabajadoras de las fábricas de Pittsburgh. Para escribir estos artículos llegó a conseguir trabajo bajo una identidad falsa en varias de dichas factorías. Los artículos incomodaron a los acaudalados propietarios de las fábricas, los cuales amenazaron con retirar su publicidad del Dispatch. Como consecuencia, Nellie fue trasladada a la sección de "intereses femeninos": moda, cotilleos y jardinería. El primer artículo que escribió para esta sección fue también el último; cuando lo entregó en el Dispatch, entregó con él su renuncia.

Su siguiente aventura fue un viaje en solitario a México como corresponsal. Durante seis meses, recorrió el país escribiendo sobre la vida y las costumbres de los mexicanos, unos escritos que enviaba al Dispatch para su publicación y que luego se editarían en un libro con el título de Seis meses en México. Pero al final tuvo que abandonar el país; debido a que en uno de sus escritos criticaba a las autoridades mexicanas por el encarcelamiento de un periodista que había criticado al gobierno de Porfirio Díaz, fue amenazada con el arresto si no se iba. Una vez fuera de México, criticó duramente a Díaz, al que acusó de ser un tirano que oprimía al pueblo mexicano y no respetaba la libertad de prensa.

En 1887 Nellie se mudó a Nueva York. Tras varios meses de rechazos en todos los periódicos en los que solicitó empleo, Nellie consiguió entrevistarse con John Cockerill, editor del New York World, un periódico sensacionalista propiedad del magnate Joseph Pulitzer, y este le encargó un complicado reto: un reportaje sobre las condiciones de vida en el conocido manicomio de la isla de Blackwell.


Para conseguir ingresar en el manicomio, Nellie se instaló en una casa de huéspedes y comenzó a fingir un comportamiento errático, hasta que sus hospedadores llamaron a las autoridades. Conducida ante un juez, Nellie afirmó no recordar ni su nombre ni su origen, con tanta convicción que engañó incluso a los médicos a los que el tribunal había encargado que determinaran su estado mental. Uno de ellos la declaró "positivamente demente" y "un caso irrecuperable", y otro "indudablemente loca". Nellie fue conducida al manicomio mientras varios periódicos de la ciudad se hacían eco de la "hermosa chica loca" cuya procedencia se desconocía.

Una vez dentro del manicomio, Nellie pudo comprobar de primera mano las inhumanas condiciones en las que eran sometidos los enfermos mentales: comida en mal estado, frío, suciedad, ratas, abusos físicos y verbales por parte de los cuidadores, incluso pacientes que en opinión de Nellie estaban tan cuerdos como ella... La periodista permaneció diez días en el manicomio hasta que fue puesta en libertad a petición del World.


Los artículos que Nellie escribió a raíz de aquella experiencia (luego reunidos en un libro titulado Diez días en un manicomio) causaron sensación en Nueva York. Convirtieron a Nellie en una periodista muy popular y asimismo provocaron que se abriera una investigación oficial sobre el funcionamiento del sanatorio (en la que Nellie declaró como testigo), que vio aumentado los fondos públicos que recibía y cambió sus métodos de diagnóstico para asegurarse de que sólo los enfermos graves fueran internados.

Nellie trabajó como reportera para el World en los siguientes años, alcanzando una enorme popularidad, hasta el punto de que a menudo su nombre figuraba en los titulares de sus artículos. La mayoría de sus trabajos eran reportajes de interés social (sobre las condiciones de trabajo de los más desfavorecidos, sobre niños abandonados, sobre grupos de presión política...) en los que a menudo trabajaba de incógnito, convirtiéndose en una pionera del periodismo de investigación.

En 1889 Nellie protagonizó otra de sus grandes aventuras al convencer al editor del World de que la enviase en un viaje alrededor del mundo, a semejanza de la novela de Julio Verne La vuelta al mundo en ochenta días, tratando de rebajar el tiempo del protagonista del libro, Phileas Fogg. Las dudas que despertaba su idea no la desanimaron; y así, a las 9:40 AM del 14 de noviembre de 1889, sola y con muy poco equipaje, Nellie embarcaba en Nueva Jersey en el vapor Augusta Victoria rumbo a Europa. Curiosamente, ese mismo día otra famosa periodista, Elizabeth Bisland, reportera del Cosmopolitan, partía de Nueva York con la misma intención, aunque viajando en el sentido contrario, de Este a Oeste.


Nellie desembarcó en Southampton seis días después. De allí pasó por Londres, Calais, Paris, Amiens (donde se entrevistó con Verne, el cual se mostró escéptico acerca de sus posibilidades de éxito) y Brindisi, donde embarcó en un buque de vapor a bordo del cual cruzó el Mediterráneo, el Canal de Suez y el mar Rojo, hasta llegar a Adén (en Yemen). A continuación viajó a Ceilán, Malasia, Singapur, Hong Kong, Yokohama, y de allí a San Francisco, a donde llegó el 21 de enero de 1890 a bordo del RMS Oceanic. Luego cruzó EEUU a bordo de un tren privado alquilado para ella por Pulitzer, y se presentó en Nueva Jersey a las 15:31 PM del 25 de enero. Su viaje alrededor del mundo le había llevado 72 días, 6 horas, 11 minutos y 14 segundos, mientras que su competidora, que había sufrido algunos retrasos y contratiempos, no llegaría hasta el día 30, habiendo tardado 76 días y medio. Un nuevo libro surgió de este viaje: La vuelta al mundo en 72 días, publicado en 1890. Su récord le duraría poco; solo unos meses más tarde, el aventurero George Francis Train lo rebajaría a  67 días.

Sorprendentemente, pese al éxito de su viaje y de los artículos, que habían provocado un notable aumento de las ventas del periódico, el World no ofreció un bonus a Nellie, la cual, sintiéndose menospreciada, dejó su empleo. En los siguientes años se dedicó a aprovechar su fama haciendo publicidad de numerosos productos y a ofrecer conferencias sobre su viaje, que le permitieron ganarse la vida de manera holgada y también mantener a la viuda y los dos huérfanos de su hermano Charles, fallecido hacía poco. En 1893, un nuevo editor consiguió convencer a Nellie para regresar al World.

Elizabeth Bisland (1861-1929)
En 1895, Elizabeth se casó con el acaudalado empresario Robert Seaman (42 años mayor que ella) y dejó el periodismo. Dados los problemas de salud de Seaman, Elizabeth fue poco a poco asumiendo el mando de su empresa, la Iron Clad Manufacturing Company, dedicada a la fabricación de envases metálicos. A la muerte de Seaman en 1904 su esposa se convirtió en la presidenta de la compañía, convirtiéndose en una de las empresarias más influyentes del país. En esta época, patentó varios diseños propios de recipientes metálicos para leche y petróleo, y tomó medidas en beneficio de sus empleados tales como mejorar sueldos y horarios. Sin embargo la mala gestión y el fraude por parte de varios de sus directivos llevó a la empresa a la quiebra unos años más tarde. Después de eso, Nellie regresó al periodismo trabajando para el New York Evening Journal, propiedad de William Randolph Hearst, informando sobre acontecimientos como la Convención de Mujeres Sufragistas de 1913.


En el verano de 1914 Nellie se encontraba visitando a un amigo en Austria cuando estalló la Primera Guerra Mundial. En seguida se puso en contacto con Arthur Brisbane, antiguo editor del World que ahora trabajaba en el Journal, ofreciéndose como corresponsal en Europa. Su ofrecimiento fue inmediatamente aceptado y Nellie se convirtió en la primera corresponsal de guerra de los EEUU, convirtiendo lo que iban a ser unas semanas de vacaciones en una estancia de cinco años.


En 1919, de vuelta en Nueva York, Nellie obtuvo su propia columna diaria en el Journal, en la que escribía sobre los temas que a ella le interesaban: los movimientos sufragistas, los derechos de los más necesitados... Continuó escribiendo hasta su muerte, sucedida el 27 de enero de 1922 a causa de una neumonía. Fue enterrada en el cementerio Woodland de Nueva York, el mismo en el que unos años más tarde recibiría sepultura su antigua competidora Elizabeth Bisland.

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