domingo, 9 de septiembre de 2018
¡Sigan a esa isla!
La clase Jan van Amstel fue un grupo de dragaminas construidos por la marina holandesa a finales de los años 30 con el objetivo de defender las aguas territoriales de los Paises Bajos, tanto las europeas como las de sus colonias asiáticas, las Indias Orientales Neerlandesas. Inicialmente se construyeron y botaron ocho de las doce unidades previstas, todas nombradas con nombres de destacados marinos de la historia holandesa: Jan van Amstel, Pieter de Bitter, Abraham Crijnssen, Eland Dubois, Willem van Ewijck, Pieter Florisz, Jan van Gelder y Abraham van der Hulst. Un octavo barco fue construido en 1940 para sustituir al Willem van Ewijk, hundido en 1939 al chocar con una mina; fue capturado por los alemanes antes de entrar en servicio y nombrado como M 552, y cuando regresó a manos holandesas tras la guerra fue rebautizado como Abraham van der Hulst (el Abraham van der Hulst original había sido hundido en 1944). Eran barcos de pequeño porte, de unos 55 metros de eslora y menos de 600 toneladas de desplazamiento, sin apenas armamento de superficie (un cañón de 75 mm y dos antiaéreos, que podían ser cañones de 20 mm o ametralladoras gemelas del calibre 50) y una tripulación de 46 hombres.
A finales de 1941, tras el ataque a Pearl Harbor, las tropas japonesas comenzaron la invasión del sudeste asiático. El 8 de diciembre, solo tres días después del bombardeo de la base de Hawai, las tropas japonesas desembarcaban en Malasia y Tailandia, que eran ocupadas en pocas semanas. En febrero de 1942 caía Singapur, el gran bastión británico en el sudeste asiático, donde 130000 británicos eran hechos prisioneros por los japoneses.
Las Indias Orientales Holandesas también eran objetivo japonés. Una flota al mando del contraalmirante Takeo Takagi puso rumbo a la costa oriental de la isla de Java, y para tratar de detenerla, los aliados reunieron una flota compuesta por barcos británicos, holandeses, norteamericanos y australianos. La flota aliada y la japonesa se enfrentaron en tres combates consecutivos: la Batalla del Mar de Java (27 de febrero de 1942), la Batalla del Estrecho de Sonda (28 de febrero-1 de marzo) y la Segunda Batalla del Mar de Java (1 de marzo). El resultado del triple enfrentamiento fue catastrófico para los aliados, que perdieron cinco cruceros, seis destructores y varios miles de hombres, mientras que los japoneses solo perdieron algunos buques de menor importancia con muy pocas bajas.
Ante la evidente superioridad nipona, los aliados se vieron obligados a cambiar de estrategia: a los barcos que habían sobrevivido a los combates se les ordenó abandonar la región y buscar refugio en Australia. Entre los buques que recibieron esta orden estaban los navíos holandeses con base en el importante puerto de Surabaya; incluidos el destructor Witte de With (hundido el 2 de marzo de 1942 en un ataque aéreo japonés) y cuatro dragaminas de la clase Jan van Amstel: el Jan van Amstel, el Pieter de Bitter, el Eland Dubois y el protagonista de nuestra historia, el Abraham Crijnssen.
El Pieter de Bitter no llegó a salir de Surabaya; inmovilizado por problemas mecánicos, su comandante dio la orden de hundirlo para que no cayera en manos de los japoneses. Los otros tres dragaminas se hicieron a la mar, sabiendo la arriesgada travesía a la que se enfrentaban, a través de unas aguas controladas ya sin oposición por los japoneses. El 8 de marzo, mientras navegaba por el estrecho de Madura, entre la isla de Java y la de Madura, el Eland Dubois sufrió una avería en las calderas que le impidió seguir navegando. Su comandante, el capitán De Jong, ordenó entonces hundir el buque haciendo estallar sus cargas de profundidad, siendo su tripulación recogida por el Jan van Amstel, que navegaba junto a él. Desgraciadamente, ese mismo día el Jan van Amstel fue descubierto y hundido por el destructor japonés Arashio (que a su vez sería hundido por la aviación norteamericana un año más tarde, en la Batalla del mar de Bismarck) cerca de la isla de Gili Radja. 23 holandeses perdieron la vida y el resto cayeron prisioneros.
Quedaba, pues, el Abraham Crijnssen como único superviviente de aquellos cuatro dragaminas, enfrentado a una travesía nada sencilla, atravesando en solitario unas aguas infestadas de enemigos, sabiendo que con su escaso armamento no resistirían un ataque aéreo o un combate con un buque de mayor porte. Fue entonces cuando a su capitán se le ocurrió una idea aparentemente excéntrica y singular: disfrazar el barco como si fuera una isla.
La tripulación del barco bajó a tierra y cortó gran cantidad de vegetación en la jungla de las islas más próximas, ramas, maleza, incluso troncos enteros. Luego esa vegetación fue dispuesta sobre el Abraham Crijnssen de modo que cubriese la mayor parte posible de su superficie. Las partes que quedaban al descubierto fueron pintadas de modo que parecieran rocas o acantilados. Y para reforzar el camuflaje, el barco navegaba únicamente de noche; de día permanecía anclado e inmóvil cerca de la costa pretendiendo ser un inofensivo islote, uno de los muchos del archipiélago indonesio.
La original estrategia resultó ser todo un éxito; tras ocho días de travesía, el Abraham Crijnssen llegó al puerto australiano de Geraldton, antes de dirigirse a la importante base naval de Fremantle, unos 400 kilómetros al sur, a donde arribó el 20 de marzo de 1942. Fue el último buque aliado en escapar de Java, y el único de su clase que sobrevivió en toda la región.
Tras su llegada a Australia, el Abraham Crijnssen fue sometido a varias reformas (entre otras mejoras, se le instalo un nuevo sistema de sonar) y fue incorporado a la marina australiana con el nombre de HMAS Abraham Crijnssen. Su tripulación fue reforzada con marinos británicos supervivientes del destructor HMS Júpiter (hundido en los prolegómenos de la Batalla del Mar de Java al chocar con una mina holandesa) y australianos. Volvería a formar parte de la marina holandesa en 1943, pero permanecería en Australia la mayor parte de lo que quedaba de guerra, actuando principalmente como escolta de convoyes, aunque hacia el final del conflicto tomó parte en algunas acciones menores como la liberación de la isla de Timor.
Una vez finalizada la guerra, el Abraham Crijnssen regresó a las Indias Holandesas, donde fue utilizado como patrullera. Tras la independencia de Indonesia, regresó a Europa en agosto de 1951, siendo reconvertido en buque de defensa costera. En 1960 fue retirado del servicio y donado al Zeekadetkorps Nederland, un grupo de asociaciones juveniles que tienen como objetivo acercar a jóvenes y adolescentes a la vida y el trabajo en el mar. Entre 1962 y 1972 estuvo atracado en La Haya, y posteriormente fue trasladado a Rotterdam, una época en la que el barco llegó a ser utilizado como almacén.
En 1995 el barco pasó a formar parte de los fondos del Museo de la Marina Holandesa en la ciudad de Den Helder. Fue reformado para recuperar su disposición original y desde entonces permanece anclado en Den Helder, donde se halla una de las principales bases navales del país.
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Como modelista, he visto esquemas de pintura para camuflar barcos bastante peculiares y hasta estrambóticos ( hay por ahí un esquema a franjas experimental de la U.S. Navy que parece copiado de una cebra ), pero este suceso deja pequeñas a todas esas fantasías de pintura y diseño
ResponderEliminarPero esto demuestra que la astucia y la imaginación pueden ser unas buenas herramientas en casos desesperados. Bién por ese comandante excepcional.
Un "post" muy interesante sobre la pequeña pero importante historia. Lo raro es que Hollywood no haya "descubierto" aún el asunto y le haya dedicado una película.
Un abrazo
Creo que te refieres al camuflaje Dazzle, que usaron los británicos durante la primera guerra mundial. Teóricamente, debía confundir a los submarinos alemanes dificultándoles poder apuntar con precisión sus torpedos. En todo caso, no era tan ingenioso como el que utilizó este pequeño buque holandés.
EliminarUn abrazo, Rodericus.
El mimetismo con la costa de las islas es perfecto, y la estrategia de navegar sólo de noche, inteligente.
ResponderEliminarSaludos.
Un plan brillante, en su concepción y en su aplicación.
EliminarSaludos.