domingo, 19 de agosto de 2018
¿Por qué aún no hemos detectado civilizaciones extraterrestres?
Desde hace décadas, diversos programas (el más conocido de los cuales acaso sea el proyecto SETI) se dedican a escudriñar el universo en busca de señales procedentes de otras civilizaciones inteligentes. Pero, a pesar del tiempo transcurrido, no se ha detectado todavía ninguna señal que pueda ser atribuida fuera de toda duda a seres extraterrestres. Este aparente silencio ha dado lugar a la llamada paradoja de Fermi, la contradicción entre las estimaciones de que hay una elevada probabilidad de que existan otras civilizaciones inteligentes en el universo capaces de comunicarse con nosotros, expresadas en la ecuación de Drake, N = R* • fp • ne • fl • fi • fc • L (donde N es el número de civilizaciones con las que podemos esperar comunicarnos, R* el ritmo deformación de estrellas, fp el porcentaje de estrellas con planetas, ne el número de planetas por sistema solar a la distancia adecuada para albergar vida, fl la fracción de esos planetas que desarrollan vida, fi es el porcentaje de planetas donde esa vida alcanza la inteligencia, fc es el porcentaje de esas civilizaciones con deseos de comunicarse y L, los años durante los cuales esas civilizaciones envían señales al espacio) y la falta de evidencia de dichos intentos de comunicación. Diversas teorías han sido propuestas para tratar de explicar la falta de resultados en esta búsqueda.
La teoría de la Tierra Rara
Esta hipótesis, expuesta en el año 2000 por el geólogo y paleontólogo Peter Ward y el astrónomo y astrobiólogo Donald E. Brownlee, ambos de la Universidad de Washington, propone que la vida es un proceso sumamente raro y excepcional. Depende de la conjunción de tantos factores (temperatura, agua, atmósfera, estabilidad gravitacional, protección frente a las radiaciones solares) que es altamente improbable que se haya repetido en muchos planetas, e incluso cabe la posibilidad de que solo en la Tierra se haya alcanzado el estado de vida inteligente.
El Cuello de Botella Gaiano
Los astrobiólogos Aditya Chopra y Charles Lineweaver, de la Universidad Nacional Australiana, propusieron una teoría a la que llamaron el Cuello de Botella Gaiano. Según ellos, muchos planetas tendrían la capacidad de albergar vida, pero las condiciones en la mayoría de ellos son demasiado inestables para permitir la existencia de seres complejos. Son las propias formas de vida las que deben alterar esas condiciones para crear un medio ambiente estable que permita la que la vida siga progresando. Por ejemplo, en la Tierra nuestra atmósfera, fundamental para la vida tal y como la conocemos, es fruto de la acción de los seres vivos durante millones de años. Y, según postula el Cuello de Botella Gaiano, es en este punto donde la vida fracasa en la mayoría de los planetas: las formas de vida son incapaces de evolucionar lo suficientemente rápido para transformar su medio; el planeta se mantiene inestable y eso provoca que la vida desaparezca o se mantenga en una etapa primitiva.
El Gran Filtro
A lo largo de la historia de la Tierra, se han producido cinco grandes extinciones masivas, que provocaron la desaparición de la mayor parte de las especies que por entonces habitaban la Tierra: la del Ordovício-Silúrico, la del Devónico-Carbonífero, la del Pérmico-Triásico, la del Triásico-Jurásico y la del Cretácico-Terciario (la que provocó la desaparición de los dinosaurios). A pesar de ello, la vida en la Tierra siguió evolucionando hacia formas más complejas. ¿Que ocurre si todos los mundos con vida están sujetos a estos episodios catastróficos, ya sean meteoritos, llamaradas solares, eventos geológicos o radiación gamma? Que en la mayoría de los casos la evolución de los seres vivos se detendría, y solo en unos pocos mundos como la Tierra serían capaces de sobreponerse al llamado Gran Filtro y continuar avanzando hacia formas de vida más complejas.
La Tierra Joven
Un estudio del astrofísico Peter Behroozi, de la Universidad de Arizona, afirma que la Tierra es un planeta relativamente madrugador comparado con la edad del Universo. Según Behroozi, hasta el momento sólo se han formado un 8% de todos los planetas que existirán durante la evolución del Universo Somos una civilización demasiado precoz; el resto de civilizaciones no han tenido tiempo de aparecer aún.
El Gran Silencio
Esta hipótesis dice que, sencillamente, ninguna civilización extraterrestre avanzada se ha puesto en contacto con nosotros porque no les interesa. Una civilización avanzada de Tipo II o III según la escala de Kardashov (capaces, respectivamente, de aprovechar toda la energía de una estrella y de una galaxia) no mostraría demasiado interés en comunicarse con nosotros, aún sabiendo de nuestra existencia, una civilización que ni siquiera ha alcanzado el Tipo I de Kardashov (capaz de aprovechar toda la energía de un planeta). Otra posibilidad que apuntan algunos es que no quieran interferir con el desarrollo natural de nuestra especie.
Nuestra búsqueda es incorrecta
La búsqueda de señales extraterrestres se ha ceñido principalmente al espectro de las ondas de radio, pero ¿y si no es ese el tipo de comunicación que emplean? ¿Y si emplean otras formas de comunicación que nosotros no somos todavía capaces de recibir, o si lo hemos hecho pero no las hemos reconocido, tomándolas por algún tipo de fenómeno natural? Por otra parte, también podríamos estar equivocados buscando señales de radio emitidas por formas de vida similares a la nuestra. La vida que exista ahí afuera puede ser totalmente distinta a la vida que conocemos. Como señala el astrónomo Martin Rees, podría tratarse incluso de vida inorgánica, de seres no basados en el carbono. De ser así, deberíamos estar buscando un tipo de señales completamente diferente.
Estamos demasiado lejos
El alcance de nuestros dispositivos de observación es limitado. Sin otros planetas habitables cerca de nosotros, las inteligencias extraterrestres podrían simplemente estar a demasiada distancia para detectarlas con nuestra tecnología actual.
Aún estamos al principio del camino
Básicamente, nuestra búsqueda aún acaba de empezar. Dada la inmensidad del Universo y las muchas señales que escanear, programas como el SETI apenas han arañado la superficie de todo lo que hay por ahí fuera. Quedaría por delante un ímprobo trabajo que quizá tarde generaciones en dar su fruto.
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“A veces pienso que la prueba más fehaciente de que existe vida inteligente en el universo es que nadie ha intentado contactar con nosotros.” Bill Watterson.
ResponderEliminar"Si fuéramos los únicos en este Universo, sería un gran desperdicio de espacio" Carl Sagan.
EliminarSaludos.
Creo que es demasiado evidente que no somos los únicos, pura lógica, ¿no es infinito el universo? Por ende hay infinitas civilizaciones, es mi punto de vista, además no descarto que algunos humanos hayan sido ya contactados...
ResponderEliminarSi el Universo es infinito, también hay infinitas posibilidades. Incluida la de que estemos solos en el Universo. Como dijo Arthur C. Clarke: "Hay dos posibilidades: estamos solos en el Universo o no lo estamos. Ambas son igualmente aterradoras".
EliminarUn saludo.