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viernes, 8 de diciembre de 2023

The Bloop, misterio en las profundidades

Espectrograma de The Bloop

El Sound Surveillance System (SOSUS) es una red de micrófonos submarinos o hidrófonos distribuidos por el Atlántico y el Pacífico, operados por la Armada de los EEUU y que desde la década de 1950 fueron utilizados para detectar el paso de submarinos soviéticos. A partir de la década de 1990, tras el colapso de la Unión Soviética y la aparición de nuevas tecnologías de vigilancia, la red SOSUS dejó de funcionar a su máxima capacidad e incluso se permitió que instituciones y agencias civiles utilizaran esta red para investigaciones científicas.

Una de las instituciones que consiguió permiso para utilizar los micrófonos de la red SOSUS fue la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration), una agencia científica del gobierno norteamericano que se encarga de estudiar las condiciones de la atmósfera y los océanos. Uno de los departamentos de la NOAA, el llamado Pacific Marine Environmental Laboratory (PMEL), usó parte del SOSUS para diseñar y construir el Equatorial Pacific Ocean autonomous hydrophone array, una red autónoma de hidrófonos para el estudio del Pacífico Sur, empleado en disciplinas tales como el estudio de la sismicidad del fondo  marino o de las poblaciones de cetáceos y sus migraciones. Fue precisamente esta red la que registró uno de los sonidos más intrigantes jamás grabados: The Bloop.

El 19 de mayo de 1997 los hidrófonos del PMEL detectaron un inusual sonido de extraordinaria potencia, en algún lugar a más de 5000 kilómetros de la costa sur chilena. Este extrañísimo sonido duró nada menos que siete minutos y su frecuencia fue decreciendo paulatinamente, desde los 40 Hz hasta casi un rango sub-sónico. Su intensidad fue tal que fue registrado por tres hidrófonos diferentes, separados entre si por miles de kilómetros. El origen del sonido se determinó en un área en torno a los 50º Sur y los 100º Oeste.


Nadie tenía ni la más mínima idea de cual podía ser el fenómeno que había dado origen a tal sonido, que muy pronto comenzó a ser llamado The Bloop. Nunca se había registrado nada parecido y solo se podía especular acerca de qué lo había causado. Si que se descartó desde un principio, por sus características, que tuviera un origen humano; no se correspondía con un sonido que pudiera haber causado un barco o un submarino, o algún suceso antropogénico como una explosión. 

Las primeras hipótesis apuntaban a un origen animal, debido a las variaciones de frecuencia. El investigador Christopher Fox, que dirigía uno de los proyectos del PMEL, declaró en una entrevista para New Scientist en 2002 que The Bloop parecía el sonido de una criatura viva, pero que era "mucho más poderoso que la llamada de cualquier animal de la Tierra". Pero ¿qué animal podía haber emitido un sonido tan intenso? Se descartó a los calamares gigantes porque carecen de órganos capaces de generar sonido, y a las ballenas, porque no coincidía con el canto de ninguna de las especies conocidas. ¿Podía tratarse de una especie de cetáceo desconocida por la ciencia? Es algo muy poco probable. Dado que los cetáceos necesitan salir regularmente a la superficie para respirar, resulta extraño pensar en una especie nunca avistada hasta el momento. Y además, por la intensidad del sonido, tendría que tratarse de una ballena de dimensiones colosales, mayor incluso que las ballenas azules. 

Hubo incluso tiempo para el humor cuando alguien se dio cuenta de que el lugar donde se situaba el origen de The Bloop estaba relativamente cerca de donde el escritor H. P. Lovecraft situaba la localización de la ciudad perdida de R'lyeh, lugar de descanso de la monstruosa entidad Cthulhu.

Se pasó entonces a considerar algún tipo de fenómeno sísmico desconocido. A lo largo de los años se habían registrado sonidos de todo tipo de actividades geológicas, como terremotos, erupciones volcánicas, pero nada como The Bloop, así que algunos investigadores comenzaron a apuntar hacia los criosismos o sismos de hielo, movimientos de masas vinculados a la presencia de hielo. Pueden producirse por un agrietamiento repentino en una masa de tierra congelada o en rocas saturadas de agua e hielo; o bien al fragmentarse y desplazarse grandes masas de hielo en glaciares o icebergs. Esta teoría se vio reforzada cuando en 2008 un iceberg conocido como A53a se hizo pedazos cerca de la isla de San Pedro (Georgia del Sur) y el espectrograma registrado resultó ser sorprendentemente similar a The Bloop.

Finalmente, en 2012 la NOAA hizo público un comunicado en el que afirmaba que The Bloop era consistente con el sonido que habría generado un gran criosismo de origen no tectónico, como el que habría causado el llamado ice calving (la ruptura y desprendimiento de una masa de hielo de un glaciar o un iceberg) o bien un fragmento de hielo flotante que toca el fondo marino al entrar en aguas poco profundas. Como lugar de origen del sonido, se apuntaba a la Antártida; quizá en algún punto entre el Estrecho de Bransfield y el mar de Ross, o bien en las proximidades del cabo Adare, una región bien conocida como fuente de sonidos criogénicos.

Así que, al final, no eran monstruos marinos ni entidades cósmicas de otros universos; tan solo un poco de hielo haciendo ruido.

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