Verba volant, scripta manent

miércoles, 25 de enero de 2012

La Masacre de la Universidad de Kent



El comienzo oficial de la Guerra de Vietnam se sitúa en 1964, pero la presencia militar norteamericana en la zona era muy anterior. La escalada bélica se justificó en su día con la "teoría del dominó": si Vietnam del Sur (el Norte eran los comunistas) caía bajo un régimen comunista, los demás países de la región irían cayendo uno a uno.
Al principio, el pueblo estadounidense aceptó esta versión. Eran tiempos de Guerra Fría, había que parar a los comunistas antes de que conquistasen el mundo. Pero conforme sus soldados empezaban a volver en bolsas para cadáveres y se empezaba a conocer la realidad del discurrir de la guerra, la oposición al conflicto, que inicialmente estaba reducida a movimientos pacifistas y círculos intelectuales, fué aumentando entre la gente común. Richard Nixon, elegido presidente en 1968, había prometido acabar con la guerra, pero luego se empecinó en continuar el conflicto, enviando más y más tropas. 1969 fué un año importante: la noticia de la matanza de My Lai (ocurrida el año anterior) y el primer reclutamiento forzoso por sorteo desde la Segunda Guerra Mundial dispararon la impopularidad de la guerra y la oposición dentro del propio país. Pero Nixon, obcecado en no perder la guerra, dió un paso más en la escalada del conflicto: el 30 de abril de 1970 anunciaba públicamente la invasión de Camboya, país teóricamente neutral pero en cuyo territorio la guerrilla del Viet Cong obtenía refugio y avituallamiento.
La reacción fué inmediata en todo el país. Multitud de protestas se organizaron por todo el país, con especial intensidad en los campus universitarios. Y el de la Universidad estatal de la pequeña ciudad de Kent (Ohio) no fué una excepción. Allí, el viernes 1 de mayo un grupo de medio millar de estudiantes se reunió para mostrar su rechazo a la política de Nixon y convocaron una gran protesta para el día 4. Sin embargo, esa noche un grupo de incontrolados, formado por miembros de bandas de motoristas, jóvenes de la ciudad y sólo unos pocos estudiantes provocó destrozos y saqueos en la ciudad, llegando a enfrentarse con la policía. Como consecuencia, el alcalde de Kent, Leroy Satrom, declaró el estado de emergencia y pidió al gobernador de Ohio, James Rhodes, el envío de la Guardia Nacional para evitar nuevos disturbios.
La Guardia Nacional llegó al campus de la Universidad al día siguiente por la tarde. Fué recibida con una sonora bronca por parte de los estudiantes, y poco después, el edificio donde se almacenaba parte de su material fué incendiado, sin que llegaran a descubrirse a los responsables. La situación se volvió aún mas tensa cuando la Guardia Nacional cargó contra los estudiantes que los abucheaban, utilizando gases lacrimógenos, y resultando un estudiante herido de un bayonetazo.
El día siguiente, domingo 3, ya había más de un millar de soldados vigilando el campus. El gobernador Rhodes, un republicano ultraconservador, pronunció un incendiario discurso en la estación de bomberos de Kent, en el que llamaba a los manifestantes "antiamericanos" y los calificaba como "peores que los Camisas Pardas nazis y los comunistas, la peor clase de gente que hay en América". No sólo eso; afirmó que se enfrentaban a un grupo revolucionario organizado y entrenado. Por ello declaró el estado de emergencia (lo que en la práctica equivalía a decretar la ley marcial), a la vez que el alcalde Satrom establecía un toque de queda para evitar nuevas algaradas nocturnas. A eso de las ocho de la tarde, se produjo una nueva concentración en el campus que fué disuelta poco después por los soldados. Un grupo de estudiantes trató entonces de entrevistarse con el alcalde y el gobernador, pero las fuerzas de seguridad se lo impidieron. A las once se anunció el inicio del toque de queda y, aunque los estudiantes se negaron a irse hasta hablar con Satrom y Rhodes, de nuevo intervino la Guardia Nacional, disolviéndolos con violencia, resultando heridos varios jóvenes a causa de las bayonetas.
Y así llegamos al fatídico lunes 4. Como ya he dicho, ese día estaba prevista una gran manifestación, pero, ante la situación extremadamente tensa que se vivía en la ciudad, varios líderes estudiantiles trataron de anular la convocatoria. Se imprimieron anuncios y se hizo correr la voz de que nadie acudiese al campus, por su propia seguridad. Aún así, a primera hora de la mañana había reunidos en el campus más de 2000 manifestantes, y pronto empezaron los discursos antiguerra. La seguridad del campus trató de disolver la concentración, pero fueron recibidos con abucheos y lanzamiento de objetos. El Tribunal de Apelaciones de la Sexta Circunscripción (un tribunal federal con jurisdicción en Ohio, Kentucky, Tennessee y Michigan) dió permiso a las autoridades para disolver la manifestación. Varias compañías de la Guardia Nacional vigilaban a los manifestantes desde por la mañana y trataron entonces de acabar con la manifestación usando gases lacrimógenos, pero los estudiantes respondieron con el lanzamiento de piedras y los propios botes de gas lacrimógeno, al grito de Pigs off campus! (Cerdos fuera del campus). Visto que no se dispersarían de buena gana, un grupo de 77 soldados de las compañías A de infantería y G de caballería acometieron a los manifestantes, que se retiraron, siendo perseguidos por los soldados. Pero éstos, desconocedores del campus, acabaron en una pista de atletismo rodeada de un vallado metálico, viendose obligados a volver sobre sus pasos. Mientras, parte de los manifestantes se había ido y el resto se encontraba a cierta distancia, protestando e insultándolos, pero sin intención de acercarse a ellos. Y exactamente a las 12:24, sucede lo impensable. El sargento Thomas Pryor abre fuego con su pistola contra los estudiantes. Varios de los soldados (29 de los 77, según el informe oficial) le acompañan con sus rifles M1, hasta disparar un total de 67 balas. Jeffrey Lee Miller (20 años) y Sandra Lee Schueler (20) mueren allí mismo. William Knox Schroeder (19) y Allison B. Krause (19) morirían en el hospital ese mismo día. Además, otros nueve estudiantes resultaron heridos. Únicamente Miller y Krause participaban en la protesta; Schueler y Schroeder sólo pasaban cerca, camino de sus clases.
Los sucesos de la Universidad de Kent conmocionaron a los EEUU. Docenas de protestas se produjeron espontáneamente por todo el país. Una huelga estudiantil masiva obligó a cerrar casi 500 campus universitarios. Y el 9 de mayo, una manifestación masiva reunió a más de 100000 personas en Washington para mostrar su repulsa por los sucesos. La situación llegó a ser tan tensa que el propio Nixon abandonó la Casa Blanca y fué trasladado "por precaución" a la residencia de Camp David (Texas).
Ocho guardias de seguridad del campus fueron juzgados por su responsabilidad en los sucesos; todos fueron absueltos. Los soldados de la Guardia Nacional afirmaron haber actuado en defensa propia y no se emprendió contra ellos acción legal alguna, pese a que todos los muertos lo habían sido por heridas en pecho y cabeza y ninguno estaba a más de 120 metros de los tiradores, lo que demostraba que habían tirado a matar; se consideró que su reacción había sido "justificada" y "proporcionada". En 2007, Alan Canfora, uno de los heridos, solicitó que el caso no se archivara, aportando como prueba una grabación sonora del tiroteo en la que, aparentemente, los oficiales de la Guardia Nacional dan a los soldados orden de apuntar y disparar.
Los homenajes de todo tipo se sucedieron de inmediato. Quizá el más famoso, la canción Ohio, compuesta por Neil Young para su grupo Crosby, Stills, Nash & Young, que se publicó apenas dos semanas después de la masacre:
Quizá la imagen más emblemática de estos sucesos sea la que abre este post: Mary Ann Vecchio, de apenas 14 años, pide ayuda desesperadamente agachada sobre el cadáver de Jeffrey Lee Miller. La fotografía, tomada por un joven estudiante de fotografía llamado John P. Filo, le valió a su autor el premio Pulitzer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario