Semyon Danilovich Nomokonov, "el héroe de la pipa" |
Al alcanzar las 106 muertes, recibió la Orden de Lenin. En enero de 1943, cuando sobrepasaba las 200 bajas, resultó gravemente herido y tuvo que dejar el frente. Cuando se restableció, volvió al combate. Y cuando el régimen nazi se rindió, pidió ser trasladado al frente oriental para seguir combatiendo contra los japoneses. Acabó la guerra con 367 enemigos abatidos y el nombramiento de Héroe de la Unión Soviética. Volvió a su pueblo natal y se dedicó a la caza hasta su muerte, en 1967.
Ivan Mihailovich Sidorenko |
Sidorenko nació en el seno de una familia de campesinos acomodados en el pueblo de Chantsovo, el 12 de septiembre de 1919. Ingresó en la Escuela de Arte de Penza, pero en 1939 lo dejó para alistarse en el Ejército. Cuando se produjo la invasión alemana Iván y sus compañeros de la Escuela de Infantería de Simferopol (Crimea) fueron trasladados inmediatamente al frente para participar en la defensa de Moscú. Allí, como subteniente de una unidad de morteros, fue donde Sidorenko comenzó a interesarse por la labor de francotirador y empezó a salir "de caza" en su tiempo libre en busca de enemigos. Sus superiores, al conocer su habilidad, le asignaron a varios aprendices para que los adiestrara. Les enseñaba los rudimentos básicos y luego se los llevaba en sus misiones para que practicaran en condiciones reales.
Sidorenko introdujo nuevas estrategias y tácticas, probando nuevos tipos de camuflaje, organizando equipos de francotiradores, experimentando con nuevos tipos de miras y de munición (fue de los primeros en utilizar balas incendiarias, con las que logró destruir un tanque y tres blindados alemanes). Además, fue el autor de la frase que serviría de lema a los francotiradores soviéticos: Un disparo, un muerto.
Su cargo oficial era el de asistente del comandante del 1122º Regimiento de Fusileros, un ardid para eludir los intentos de los nazis por localizarle y eliminarle. Fue herido en varias ocasiones; la más grave, en Estonia en 1944. Tras una larga recuperación, ya no volvió al frente; sus superiores temían el efecto propagandístico que su muerte tendría para los alemanes, y le destinaron exclusivamente a ser instructor. Su número de bajas se sitúa en torno a las 500 y el de francotiradores que adiestró, en unos 250.
Tras la guerra, dejó el ejército y trabajó como capataz de una mina de carbón en los Urales. En 1974 se jubiló y se retiró a la república caucásica de Daguestán, donde permaneció hasta su muerte.
Fiódor Matvéyevich Okhlópkov |
Al final de la guerra, con el rango de sargento, contabilizaba 429 oficiales y soldados alemanes muertos (aunque él aseguraba haber eliminado a más de un millar). Fue herido hasta en doce ocasiones (la última, el 23 de junio de 1944 en el asalto a Vítebsk, casi le cuesta la vida) y participó en el Desfile de la Victoria que tuvo lugar en la Plaza Roja de Moscú el 24 de junio de 1945. Pero pese a sus innegables méritos no recibió distinción alguna, a diferencia de otros francotiradores con peor historial. Al parecer, el hecho de ser un yakuto (la principal etnia autóctona de Siberia) no sentaba bien entre los altos cargos del régimen comunista. Una injusticia que no se solventaría hasta 1965, en que fue distinguido con la Orden de Lenin y el nombramiento de Héroe de la Unión Soviética.
Tras la guerra, ejerció cargos políticos en el seno del Partido Comunista, y también diversos cargos en empresas estatales. Se retiró en 1960 y murió el 28 de mayo de 1968, siendo enterrado en su pueblo natal.
Vasilij Ivanovich Golosov |
En septiembre, el periódico Pravda ya lo mencionaba como uno de los mejores francotiradores del ejército. Ante su éxito, muchos soldados de su regimiento, el 81º, se ofrecieron voluntarios como francotiradores. Golosov fue nombrado su instructor. Los aspirantes afinaban su puntería en el campamento mientras Golosov los instruía sobre camuflaje, tácticas de emboscada, les insistía en que debían mantener la calma y no caer en las trampas del enemigo. No tardaría en ser nombrado comandante del pelotón de francotiradores. En total, 170 francotiradores, que sumaron 3500 bajas enemigas, fueron alumnos suyos.
El 16 de agosto de 1943, Vasilij Golosov cayó en un combate en el pueblo de Dolgenkoe, alcanzado en el pecho por metralla de la artillería alemana. Tenía el rango de teniente y 422 bajas confirmadas, entre ellas la extraordinaria cifra de 70 francotiradores alemanes muertos.
El 26 de octubre, a título póstumo, le fue concedida la distinción de "Héroe de la Unión Soviética".
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