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miércoles, 16 de abril de 2014

El U-Boot Kommandant más letal

Lothar von Arnauld de la Perière (1886-1941)

Lothar von Arnauld de la Perière nació en la ciudad alemana de Posen (la actual Poznan polaca) en 1886, en el seno de una familia aristocrática alemana de larga tradición militar. Su apellido francés se debe a que su bisabuelo era Jean-Gabriel Arnaud, señor de la Perière, quien siendo un joven oficial de artillería de apenas 26 años tuvo que huir de Francia en 1757 tras haberse enfrentado en duelo con un príncipe de la familia real de los Borbones y acabó enrolándose en el ejército del rey de Prusia Federico II el Grande.
El joven Lothar, siguiendo la tradición familiar, se dedicó al servicio de las armas e ingresó en la Armada Imperial alemana (Deutsche Kaiserlichte Marine) con apenas 17 años, donde se especializó en Artillería y Torpedos; tras realizar la habitual travesía en el buque-escuela SMS Stein, obtuvo el despacho de alférez en 1906, siendo uno de los alumnos más brillantes de su promoción. Sus siguientes destinos fueron a bordo de los grandes acorazados de línea SMS Kurfürst Friedrich Wilhelm, SMS Schlesien y SMS Schleswig-Holstein. En 1911, consiguió el ascenso a teniente y fue nombrado Oficial de Torpedos del crucero ligero SMS Emden. Su brillante actuación en todos sus destinos llamó la atención de las altas esferas y en 1913 fue nombrado asistente personal del almirante Hugo von Pohl, jefe de Estado Mayor de la Armada, un puesto donde se podían conseguir contactos muy valiosos para su futura carrera.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, Arnauld solicitó volver a puestos de combate. Primero fue asignado a la aviación naval (Marinefliegern) y en abril de 1915, cuando ya había sido ascendido a capitán, al arma submarina (Ubootwaffe). Tras el preceptivo curso de formación y las prácticas a bordo de los vetustos submarinos U1 y U3 (el primer y el tercer submarinos de la historia de la marina alemana), asumió su primer mando el 18 de noviembre de 1915, cuando tomó el relevo del capitán Waldemar Kophamel al mando del SM U-35, con base en el puerto austrohúngaro de Cattaro (actualmente Kotor, Montenegro), a orillas del mar Adriático.
El SM U-35 en su base de Cattaro
Ese fue el inicio de la más impresionante racha de hundimientos de la historia de la guerra submarina. Hasta que fue relevado del mando del U-35, el 31 de marzo de 1918, llevó a cabo catorce misiones por aguas del Mediterráneo, sumando un total de 189 buques enemigos o neutrales hundidos, con un desplazamiento total de 446708 TRB. El récord absoluto para un único submarino y comandante. Además, su sexta misión (26 de julio / 20 de agosto de 1916) tiene también el récord de hundimientos por parte de un submarino en una sola misión: 54 buques hundidos y 91150 TRB.
Esta impresionante serie de hundimientos se explica en buena parte porque la mayoría de los buques hundidos eran pequeños mercantes de apenas unos cientos de TRB, de los que apenas cuatro estaban artillados. Sólo dos eran auténticos buques de guerra, las corbetas HMS Primula (británica) y Rigel (francesa), ambas de apenas 1250 TRB. Además, su labor se veía facilitada por las condiciones del Mediterráneo: tráfico denso de mercantes, menor área que patrullar, menor distancia desde las bases hasta las zonas de patrulla y mejores condiciones meteorológicas. Esta suma de circunstancias hizo que, por lo general, los U-boat del Mediterráneo tuviesen mejores números que los del Atlántico, donde las condiciones eran mucho más complicadas. De hecho, la mayoría de los hundimientos del U-35 se consiguieron utilizando el cañón de cubierta del submarino o bien obligando a las tripulaciones a abandonar sus buques para luego hundirlos con explosivos. En realidad, en toda su larga y exitosa carrera, Arnauld sólo disparó 74 torpedos, de los que apenas 39 hicieron blanco.
El hundimiento de mayor relevancia de Arnauld fue el transporte de tropas francés Gallia (15000 TRB), hundido el 4 de octubre de 1916 cerca de Cerdeña, donde murieron casi 1400 personas. En lo anecdótico, reseñar que también hubo cuatro barcos españoles entre las víctimas del U-35: los vapores Ganekogorta Mendi, Pagasarri, Triana y Begoña Nº4.
El 18 de mayo de 1918, se le encomendó el mando de un submarino más moderno y potente, el SM U-139 Kapitänleutnant Schwieger, con el que sólo realizó una misión de combate, hundiendo otros cuatro buques (6788 TRB), ya en el Atlántico (uno de ellos, el vapor italiano Manin, estuvo a punto de acabar con él, ya que al hundirse alcanzó al submarino, que pasaba bajo él, y le causó serios daños). Al terminar la guerra, los impresionantes números de Arnauld eran 193 buques hundidos (453496 TRB) y otros ocho averiados (34312 TRB). Curiosamente, tras su marcha el U-35 no volvió a hundir ningún otro barco; las constantes averías y la mala suerte le impidieron engordar su estadística, y tras el fin de la guerra, pasó a manos británicas y acabó siendo desguazado en 1919.
Tras la guerra, el capitán Arnauld pasó a dirigir un Batallón de Infantería de Marina, luchando para defender la recién creada República de Weimar frente a los levantamientos e intentos de golpe de estado de grupos de extrema izquierda (como la Revolución Comunista del Ruhr, en 1920). Posteriormente, aceptaría la oferta de incorporarse a la recién creada armada republicana (Reichsmarine) en 1922, con el rango de capitán de corbeta. Su buen desempeño le sirvió para seguir ascendiendo: tras ejercer como oficial de derrota en los acorazados SMS Hannover y SMS Elsass y un destino en el estado mayor de la Estación Naval del Mar del Norte, fue ascendido a capitán de fragata y nombrado capitán del SMS Emden entre 1928 y 1930. En 1931, tras ser de nuevo ascendido, ahora a capitán de navío, solicitó el pase anticipado a la reserva, que aprovechó para entrar al servicio de la marina turca, como asesor, profesor de su Academia Naval e impulsor y modernizador de su flota submarina (llegó a ostentar el rango de contraalmirante).
Regresó a Alemania en 1939, y con el estallido de la Segunda Guerra Mundial volvió al servicio activo ya como vicealmirante. Fue nombrado jefe de la Comandancia Naval de Danzig (agosto 1939-marzo 1940), jefe de la Comandancia Naval de Bélgica-Holanda (marzo-junio 1940), luego (ascendido ya a contraalmirante) se le encomendó la Jefatura Naval de Bretaña y más tarde de toda la costa atlántica francesa. Finalmente, se le nombró almirante del sector Sudoriental, pero cuando viajaba a París para asumir oficialmente el cargo, su avión se estrelló en el aeródromo de Le Bourget, el 24 de febrero de 1941. Como otros muchos héroes de guerra alemanes, fue enterrado en el cementerio de Invalidenfriedhof de Berlín.
La lista de las condecoraciones que le fueron concedidas es interminable; entre otras, estaba en posesión de la Cruz de Hierro de 1ª y 2ª Clase, la Orden Pour le Mérite, la Orden de la Corona de Prusia, la Medalla al Mérito de Guerra de 2ª Clase, dos Cruces al Mérito Militar de Austria de 3ª Clase con Distintivo de Guerra...
La tumba de Lottar Arnauld en Berlín


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