Verba volant, scripta manent

domingo, 1 de septiembre de 2019

Amistad vs. política

Thomas Jefferson (1743-1826) y John Adams Jr. (1735-1826)


John Adams y Thomas Jefferson fueron colaboradores e íntimos amigos durante décadas. Ambos participaron en la redacción de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, entre cuyos firmantes originales también se encontraban. Los dos fueron pilares fundamentales de la independencia norteamericana, y una vez conseguida siguieron prestando importantes servicios para el gobierno de la recién nacida nación, primero como embajadores en Europa y luego dentro del propio gobierno (Adams fue vicepresidente y Jefferson, secretario de Estado).

No obstante, sus diferencias políticas empezaron a resquebrajar su hasta entonces sólida amistad. Esas diferencias se acentuaron con la aparición de los primeros partidos políticos en EEUU. Así, Jefferson se convirtió en cofundador del Partido Demócrata-Republicano, mientras que Adams se afiliaba al Partido Federalista, a pesar de que este estaba liderado por uno de sus más acérrimos rivales, Alexander Hamilton. Y de esta manera, en las elecciones presidenciales de 1796 los dos antiguos aliados se encontraron enfrentados como candidatos de sus respectivos partidos.

La competencia entre ambos se resolvió en favor de Adams, que venció por un pequeño margen y se convirtió en el nuevo presidente de EEUU. Sin embargo, debido al sistema electoral con el que por aquel entonces se regían los comicios presidenciales norteamericanos (antes de que en 1804 la 12ª Enmienda reformara el sistema de elección del presidente y vicepresidente) se dio el sorprendente resultado de que Jefferson resultó elegido vicepresidente, al recibir más votos que el candidato federalista, Thomas Pinckney. Y así, por primera y única vez en la historia política norteamericana, se dio la circunstancia de que presidente y vicepresidente pertenecían a distintos partidos políticos.

Los cuatro años de gobierno compartido no hicieron sino aumentar las diferencias entre Adams y Jefferson. Con posiciones opuestas en cuestiones como la política exterior, la fiscalidad o las llamadas Actas de Sedición y Extranjeros, la antigua amistad parecía haberse enfriado completamente dando paso a una abierta hostilidad entre ambos.

Y así, llegados a 1800, llegó el momento de unas nuevas elecciones presidenciales, a las que concurrieron de nuevo Adams y Jefferson como candidatos. Solo que esta vez la campaña tuvo un desagradable tono personal, ya que buena parte de la estrategia de los dos aspirantes consistió en ataques personales al otro candidato. Así, desde el bando de Jefferson acusaron a Adams de tener un "repulsivo carácter hemafrodita, sin la fuerza y la firmeza de un hombre, ni la amabilidad y la sensibilidad de una mujer". Los partidarios de Adams contraatacaron calificando a Jefferson como "un hombre de espíritu mezquino y vida licenciosa, hijo de una india meztiza y engendrado por un padre mulato de Virginia". Este tipo de ataques continuó durante toda la campaña: Adams fue calificado de idiota, hipócrita, criminal y tiránico, mientras que Jefferson fue tildado de débil, ateo, libertino y cobarde.

Finalmente, Jefferson se impuso con más del 60% de los votos. Tras perder la presidencia, Adams se retiró de la política, sin ni siquiera asistir a la toma de posesión de Jefferson (aunque si le envió una breve nota deseándole buena suerte en su presidencia, que Jefferson no contestó), y regresó a su Massachusetts natal. La relación entre ambos parecía completamente rota, y ambos permanecieron una década sin comunicarse. En 1804, tras la muerte de Mary, una de las hijas de Jefferson, Abigail Adams, la esposa de John, escribió a Jefferson en varias ocasiones, sin que su marido lo supiera, tratando, sin éxito, de que ambos se reconciliaran.

No obstante, al final ambos estadistas acabaron retomando su amistad, en buena parte gracias a la intermediación de Benjamin Rush, amigo común y como ellos firmante de la Declaración de Independencia. El día de Año Nuevo de 1812 Adams envió una amigable carta, acompañada de una recopilación en dos volúmenes de conferencias sobre retórica escritos por su hijo, John Quincy Adams. Jefferson contestó con una nota igualmente amigable. En muy poco tiempo, ambos habían superado sus diferencias y recuperado su amistad y, aunque seguían teniendo diferencias sobre sus opiniones políticas, consiguieron al menos mantener una razonable discusión sobre ellas. Y aunque no llegaron a volver a verse en persona, si mantuvieron una intensa correspondencia durante catorce años, que alcanza las 158 cartas, consideradas hoy en día una de las obras cumbre de la literatura y la política norteamericanas.

John Adams murió el 4 de julio de 1826, el día que la Declaración de Independencia a la que tanto había contribuido cumplía cincuenta años. Entre sus últimas palabras hubo una referencia a su gran amigo y rival ("Thomas Jefferson vive"), sin saber que Jefferson había muerto ese mismo día, solo unas horas antes que él, en su casa de Virginia.

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