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domingo, 28 de enero de 2024

Moresnet



Tras la abdicación de Napoleón Bonaparte en abril de 1814, las potencias europeas se reunieron en el Congreso de Viena, una serie de conversaciones diplomáticas que buscaban reorganizar las fronteras europeas después de dos décadas de guerras, y establecer entre ellas un equilibrio de poder que evitase que se produjeran nuevos enfrentamientos armados a gran escala. Las deliberaciones no se interrumpieron ni siquiera con el efímero regreso de Napoleón y su definitiva derrota en Waterloo. Como era de esperar, hubo numerosos desencuentros en las negociaciones, peticiones unilaterales no aceptadas y reclamaciones territoriales que tuvieron que ser negociadas, como la ocupación prusiana de buena parte del reino de Sajonia o el reparto de los territorios del antiguo reino de Polonia, como el ducado de Varsovia (asignado al emperador ruso) o la ciudad autónoma de Cracovia (que sería más tarde anexionada por Austria). 

La mina de zinc de Vieille Montagne (1843)

Sin embargo, uno de los desacuerdos más complicados de resolver tuvo como protagonista a un pedazo de terreno aparentemente poco significativo, situado a unos siete kilómetros al sudoeste de la ciudad de Aquisgrán y disputado por Prusia y el recién creado Reino de los Países Bajos. Todo tenía su origen en 1801, cuando Francia se había anexionado Aquisgrán, que durante siglos había sido una ciudad imperial libre (una ciudad autónoma que no pertenecía a ninguno de los numerosos estados alemanes, sino que dependía directamente del emperador). Tras la derrota de Napoleón, Aquisgrán había sido otorgada a Prusia y la frontera entre los Países Bajos y Prusia se había trazado siguiendo la antigua frontera de Aquisgrán. Salvo en una pequeña zona que comprendía las localidades de Moresnet y Neu-Moresnet, y que ambos países reclamaban. Había, claro, un motivo para ese interés: la mina de Vieille Montagne (Altenberg, para los prusianos), un rico yacimiento de zinc que acababa de ser descubierto entre ambos pueblos y que a los dos países les interesaba que quedara dentro de sus fronteras.

Tras mucho tira y afloja, no fue hasta 1816 en que ambos llegaron a un curioso acuerdo: Moresnet pasaba a ser de los Países Bajos, Neu-Moresnet era para Prusia, y un trozo de territorio entre ambos, que incluía la aldea de Kelmis (La Calamine, para los francófonos) y la propia mina, se convertía en un condominio, administrado de manera compartida entre ambos países. Una especie de región semi autónoma, conocida como Moresnet o Moresnet Neutral, de apenas 3'5 km2 y 256 habitantes, según los censos de la época. Al sur estaba limitado por la carretera que unía Aquisgrán y Lieja, de la que partían dos líneas que confluían al norte en el monte Vaalserberg, dándole al Moresnet Neutral una forma triangular. En 1830, Bélgica se independiza de los Países Bajos y pasa a asumir los compromisos sobre el territorio. Se da la circunstancia de que el Vaalserberg también ejercía de frontera entre los Países Bajos y Bélgica, con lo que en esa época se unían en un mismo punto las fronteras de cuatro territorios: Prusia, los Países Bajos, Bélgica y Moresnet.

El punto donde se unían las fronteras de Bélgica, Alemania, los Países Bajos y Moresnet Neutral

En sus primeros años Moresnet fue gobernado por dos comisionados, nombrado cada uno por uno de sus países vecinos. Más tarde pasó a ser dirigido por un alcalde (nombrado por los comisionados) con un consejo de diez miembros, lo que se tradujo en una mayor autonomía. La principal actividad económica era, obviamente, la explotación de la mina de zinc, que atrajo a numerosos trabajadores de fuera de la región, si bien la población total del territorio nunca superó los 5000 habitantes. La compañía minera que explotaba la mina también regentaba tiendas, residencias, un hospital y un banco. Careciendo de un Código Civil y una moneda propios, Moresnet adoptó el Código Civil francés (conocido como Código de Napoleón) y el franco francés (aunque las monedas de Prusia, Bélgica y los Países Bajos también circulaban), y aunque hubo intentos de lanzar una moneda propia esta nunca llegó a circular de manera oficial. Bélgica y Prusia (Alemania, tras la unificación de 1871) también se hacían cargo de la mayoría de los servicios públicos, como el servicio de correos.

Los habitantes originarios de Moresnet no eran súbditos de ninguno de los dos países; tenían la calificación oficial de "apátridas", lo que les causaba algún que otro problema a la hora de viajar (y tampoco les estaba permitido tener ejército propio). Sin embargo, también gozaban de numerosas ventajas. Pagaban impuestos más bajos, no pagaban aranceles por las mercancías importadas de sus países vecinos y en general el coste de la vida era más bajo. También estaban exentos de cumplir el servicio militar, derecho que en un principio se aplicó a todos los residentes en Moresnet; sin embargo Bélgica (en 1854) y Alemania (en 1874) empezaron a reclamar para el servicio a sus ciudadanos, con lo que el privilegio acabó por aplicarse exclusivamente a los descendientes de los habitantes originales. Estas peculiaridades legales fueron aprovechadas por algunos desaprensivos: contrabandistas, personas con cuentas pendientes con la justicia, jóvenes deseosos de eludir el servicio militar... que se beneficiaban de la particular situación de Moresnet. Algunos fueron más allá y aparecieron locales clandestinos dedicados al juego y a la prostitución, que se aprovechaban de la presencia de los trabajadores de la mina y de sus fábricas aledañas.

Bandera de Moresnet

La situación se mantuvo más o menos igual durante décadas, hasta que el yacimiento comenzó a dar signos de agotamiento. La mina se cerró definitivamente en 1885, aunque la siderúrgica que la empresa minera había construido para fundir el zinc siguió funcionando; eso si, con mineral importado. Muchos pusieron en duda la viabilidad de Moresnet sin la fuente de ingresos que era la mina, y a la vez surgía dentro del propio territorio un movimiento que perseguía un Moresnet moderno e independiente. Uno de sus principales activistas fue el doctor alemán Wilhelm Molly, médico de la compañía minera, quien poco después del cierre de la mina quiso crear un servicio postal propio, emitiendo sellos de Moresnet. El experimento duró poco, debido a la rotunda oposición de Bélgica, aunque los sellos que se llegaron a imprimir son hoy en día piezas muy valoradas por los coleccionistas por su rareza.

Sello de Moresnet

A partir de 1900 la actitud de los alemanes hacia Moresnet se volvió más beligerante, siendo acusados de sabotear y entorpecer la administración del territorio con la intención de acabar con su autonomía. En 1903 Moresnet inauguró un casino, aprovechando que los belgas acababan de promulgar una ley que prohibía el juego y obligaba al cierre de los casinos en su territorio. Sin embargo, tuvieron que cerrarlo después de que el káiser Guillermo II los amenazara con partir el territorio o ceder su soberanía a Bélgica. También por esas fechas se inauguraban tres destilerías dedicadas a la fabricación de ginebra; un nuevo intento de Moresnet para conseguir fuentes de ingresos alternativas.

En 1908 el doctor Molly lanzó otra curiosa iniciativa: convertir al Moresnet Neutral en un país independiente, el primer país del mundo cuyo idioma oficial fuera el esperanto (una lengua artificial creada a finales del siglo XIX por el polaco L. L. Zamenhof). Llego a proponer incluso cambiarle el nombre por el de Amikejo (Lugar de Amistad, en esperanto), proclamándose como tal en agosto de 1908. Sin embargo, como era de esperar, la rotunda oposición de Bélgica y Alemania a ceder su soberanía sobre el territorio hizo que el curioso experimento solo durara unos días.

Wilhelm Molly (1838-1919)

La existencia de Moresnet como entidad autónoma llegó a su fin con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Cuando las tropas alemanas invadieron Bélgica en agosto de 1914 ocuparon también Moresnet, que fue anexionado de facto en julio de 1915. Tras la derrota alemana y la firma del Tratado de Versalles, Moresnet Neutral, al igual que el Moresnet alemán y los cantones alemanes de Eupen y Malmedy fueron entregados a Bélgica, que asumió su control el 10 de enero de 1920, poniendo punto y final a un siglo de existencia autónoma. En la actualidad, los territorios que un día fueron Moresnet Neutral forman parte del municipio belga de Kelmis/La Calamine. La última ciudadana de Moresnet que seguía con vida, Catharina Meessen, murió a principios de 2020, a los 105 años de edad.

La compañía minera de Vieille Montaigne sobrevivió a Moresnet Neutral. Sigue existiendo en la actualidad, bajo el nombre de VMZinc y forma parte de la multinacional de las materias primas Umicore, con sede en Bruselas.

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