Verba volant, scripta manent

domingo, 1 de diciembre de 2024

La desaparición de Frederick Valentich

Frederick Valentich (1958-1978?)

El 21 de octubre de 1978, a eso de las seis de la tarde, una avioneta Cessna 182L partía del aeropuerto de Moorabbin, un aeropuerto utilizado principalmente por aviones ligeros situado al sur de la ciudad australiana de Melbourne, pilotada por un joven llamado Frederick Valentich. Su plan de vuelo consistía en dirigirse al suroeste hasta el cabo Otway y desde allí virar al sur hasta la isla King, una pequeña isla en el estrecho de Bass, a mitad de camino entre Australia y Tasmania. Un trayecto para el que estaban calculados unos 41 minutos hasta el cabo y 21 de ahí hasta la isla. Lo que en apariencia era un vuelo absolutamente rutinario acabaría dando lugar a una misteriosa desaparición que haría correr ríos de tinta y generaría todo tipo de teorías.

Por aquel entonces Valentich, hijo de un inmigrante de origen croata, tenía veinte años. Era desde niño un apasionado de la aviación, había formado parte de los Australian Air Force Cadets (una organización juvenil para familiarizar a los jóvenes australianos en todo lo referente a los aviones y los protocolos de vuelo) y soñaba con ser piloto. Dos veces había tratado de alistarse en la Fuerza Aérea Australiana (RAAF) y las dos había sido rechazado, por su pobre expediente académico. También había intentado obtener el permiso de piloto comercial, pero había suspendido todos los exámenes requeridos, los últimos apenas un mes antes de aquel vuelo. Solo disponía de un permiso de cuarta clase, que le permitía pilotar avionetas ligeras como aquella Cessna, pero con restricciones (no podía volar de noche con malas condiciones meteorológicas). Además, acumulaba varios incidentes de vuelo; una vez había sobrevolado una zona de la ciudad de Sydney restringida al tráfico aéreo (lo que le había valido una advertencia) y en dos ocasiones había volado directamente hacia el interior de una nube (las autoridades estaban considerando abrirle un expediente por ello). Su experiencia de vuelo también era limitada, apenas 150 horas.

El vuelo parecía discurrir plácidamente y sin incidentes. El piloto se comunicaba con regularidad con los controladores aéreos de Melbourne para comunicar su posición. Pero a eso de las 19:06 Valentich informó de la presencia de un avión no identificado que le seguía a unos 1400 metros de distancia. Desde Melbourne le informaron de que no había ningún tráfico aéreo en la zona, pero Valentich insistió en la presencia del avión, aunque no pudo identificar el tipo, con cuatro brillantes luces de aterrizaje. En sucesivas comunicaciones Frederick relató como el avión desconocido, al que describió como dotado de una superficie metálica brillante y con un extraño brillo verde, le había sobrepasado a gran velocidad a apenas 300 metros por encima de él, para luego volver a acercarse desde el este y permanecer a su alrededor, como si el piloto estuviera deliberadamente jugando con él. Cuando el controlador le pidió más datos sobre el avión, Valentich respondió con una frase extraña: "Está flotando y no es un avión". Fueros sus últimas palabras. Después de eso, solo una comunicación de unos 17 segundos sin palabras, solo con ruido y estática de fondo, antes de que la comunicación se cortara definitivamente. Todo el incidente había durado apenas seis minutos.

Cessna 182L

Tras su desaparición se lanzó una operación de búsqueda que implicaba a un avión de vigilancia P-3 Orión, varios aviones civiles y avisos al tráfico marítimo de la zona. La búsqueda se suspendió en 25 de octubre sin resultados.

La investigación oficial llevada a cabo por el Departamento Australiano de Transporte concluyó que era imposible determinar la causa de la "presumiblemente fatal" desaparición de Valentich, aunque algunos de sus funcionarios propusieron la teoría de que el inexperto piloto se había desorientado y había acabado volando boca abajo sin darse cuenta hasta estrellarse; la supuesta aeronave desconocida no era sino el reflejo de su propia avioneta sobre la superficie del océano. Pero por supuesto esa explicación no satisfizo a muchos y surgieron todo tipo de teorías.

Por supuesto unos de los primeros en hacer públicas sus teoría fueron los seguidores del llamado "fenómeno OVNI". Según ellos, Valentich había sido derribado o secuestrado por un OVNI, porque esa noche varios testigos en la zona habían visto un supuesto resplandor verde en el cielo, que coincidiría con el brillo verde del que había hablado Valentich en sus transmisiones. Sin embargo, el observatorio astronómico del monte Stromlo puntualizó que esa noche había habido una lluvia de estrellas fugaces, que muy bien podrían haber sido el origen de dichos avistamientos. Aún así, la desaparición de Valentich sigue siendo mencionada a menudo como uno de los casos "clásicos" relacionados con supuestos avistamientos de OVNIs.

Otra teoría decía que en realidad Valentich había simulado su desaparición. Para empezar, nunca quedó claro el verdadero objetivo de su viaje. A las autoridades aeroportuarias les había dicho que pensaba recoger a dos amigos en la isla King, pero a sus allegados les había dicho que iba a comprar carne de cangrejo. Ninguna de las dos versiones resultó ser cierta. Además, Valentich no había informado al aeródromo de la isla King de su llegada, algo muy irregular. Dada la autonomía de la Cessna (más de 800 kilómetros) y que por volar bajo no aparecía en los radares de Melbourne, no había manera de saber si Valentich había tomado efectivamente el rumbo que había dicho. La policía de Melbourne también recibió la declaración de un testigo que supuestamente había visto a una avioneta desconocida aterrizar no lejos del cabo Otway aquella tarde.

También se especuló con un suicidio, pero su familia y amigos, así como los médicos que lo habían reconocido para obtener su licencia de vuelo, descartaron tal posibilidad.

Una teoría que surgió más tarde era que en realidad todo el incidente había sido un montaje orquestado por Valentich, bien como una broma o bien buscando hacerse famoso pretendiendo haber tenido un encuentro con una nave alienígena. Casualidad o no, Valentich era un gran aficionado a todo lo relacionado con los OVNIs, y solo una semana antes de su desaparición había estado discutiendo con su novia Rhonda Rushton la posibilidad de ser abducido. Además, se apuntó el parecido entre las comunicaciones del vuelo con el diálogo de una de las escenas de Encuentros en la Tercera Fase, de Steven Spielberg, una película sobre encuentros con OVNIs que se había estrenado menos de un año antes. Expertos como el escritor norteamericano Brian Dunning especulan con que Valentich había tratado de imitar aquella escena y accidentalmente se había estrellado en el océano.

La teoría más reciente fue propuesta en 2013 por el piloto retirado James McGaha y el escritor Joe Nickell. Según ellos, el inexperto Valentich había sufrido una ilusión sensorial durante su vuelo. Un falso horizonte, un fenómeno óptico que sufren a veces los pilotos novatos, le había hecho creer que volaba inclinado y le había llevado a intentar compensar esa inclinación, provocando lo que se conoce como "espiral del cementerio": su avioneta había entrado en una espiral descendente que le había llevado a descender tanto que no había podido rectificar y se había estrellado en el océano. Según esta teoría, las luces brillantes que había visto correspondían en realidad a los planetas Venus, Marte y Mercurio, y a la estrella Antares, cuya posición aquella noche coincidía con lo descrito por el piloto.

En 1983, cinco años después de la desaparición de Valentich y su avioneta, unas aletas de refrigeración del motor de una avioneta fueron arrastradas por la marea hasta la costa de la isla Flinders, una isla también del estrecho de Bass, aunque se encuentra en dirección opuesta a la isla King. La investigación concluyó que pertenecían a una Cessna 182 como la de Valentich, aunque sin poder asegurar al 100 % que fueran suyas, y que podían haber sido llevadas hasta allí por las corrientes del estrecho. 

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