Verba volant, scripta manent

domingo, 7 de agosto de 2016

El bambino que dejó a España fuera del mundial del 54


En el año 1949 la FIFA eligió a Suiza como sede del Mundial de Fútbol del año 1954. Con media Europa devastada por la guerra (por eso el Mundial de 1950 se celebró en Brasil) Suiza era de los pocos países donde podía celebrarse un acontecimiento de esa magnitud.
La selección española veía con optimismo la celebración de ese mundial. De los cuatro mundiales disputados hasta la fecha, España había tenido dos meritorias participaciones en las ediciones de Italia '34 (quedando quinta clasificada) y Brasil '50 (cuarta). Había faltado a las de Uruguay en 1930 (los clubes se habían negado a ceder a sus jugadores por el larguísimo desplazamiento) y de Francia '38 (año en el que España estaba sumida en la cruenta Guerra Civil). Por eso, había grandes expectativas en torno a este mundial. Hasta entonces, las eliminatorias de clasificación se habían establecido por criterios de proximidad geográfica, con lo que España solía enfrentarse con su vecina Portugal. Pero en esta ocasión el criterio de la FIFA había cambiado y a España le correspondió en el sorteo enfrentarse a Turquía, selección de una entidad futbolística sensiblemente inferior a la lusa. En España se recibió con satisfacción el resultado, confiados en su potente equipo con nombres de la talla de Kubala, Gaínza, Puchades, Biosca, Pasieguito, Venancio, Segarra, Manchón o Carmelo.
El primer partido, celebrado en el estadio Santiago Bernabeu de Madrid el 6 de enero de 1954, pareció confirmar lo esperado. La selección española se mostró muy superior y se adelantó en el minuto 12 por mediación de Venancio. Ali Recep puso un momentáneo empate en el marcador en el minuto 31, pero en la segunda parte los españoles dejaron claro su dominio con tres goles más de Gaínza, Miguel y Alsúa II, dejando en el marcador el 4-1 definitivo.
Pero en el partido de vuelta, disputado en el estadio Midhat Pachá de Estambul el 14 de marzo, la historia fue distinta. Según las crónicas, la selección española jugó uno de los peores partidos de su historia y un solitario gol de Burhan en el minuto 15 le valió la victoria a los turcos. Como por aquel entonces se consideraba sólo el resultado del partido y no la diferencia de goles, se hizo necesaria la disputa de un partido de desempate en terreno neutral elegido por la FIFA.

László "Ladislao" Kubala Stecz (1927-2002)
El partido de desempate tuvo finalmente lugar en el Estadio Olímpico de Roma el 17 de marzo de 1954. Un partido rodeado de sucesos anómalos desde antes de comenzar. Poco antes del inicio del partido, la Federación española recibía un telegrama en francés aparentemente enviado por la FIFA que decía textualmente "Attention equipe espagnole situation jouer Kubala" y que parecía advertir de una supuesta irregularidad en la situación del jugador más destacado de la selección, el húngaro nacionalizado Ladislao Kubala quien, antes de lograr la nacionalidad española y debutar con la selección en un amistoso contra Argentina el 5 de julio de 1953, ya había defendido los colores de las selecciones de Hungría y Checoslovaquia. Aunque los españoles creían que la ficha de Kubala estaba en regla, el miedo a cometer una alineación indebida y ser descalificados les llevó a no alinearlo en aquel partido. Más tarde se supo que el telegrama era falso y no procedía de la FIFA. Nunca se averiguó quien había sido el responsable, pero se sospechó que se había tratado de una maniobra del entorno de la federación turca o de una venganza de la federación húngara.
En el partido, la selección española tampoco estuvo inspirada. Y no ayudó la actuación del árbitro, el italiano Giorgio Bernardi, que anuló dos goles a los españoles y permitió el juego brusco de los otomanos. España se adelantó en el minuto 18 por medio de Arteche, Burhan y Suat dieron la vuelta al marcador en los minutos 32 y 65, y ya cerca del final, en el minuto 79, el delantero del Atlético de Madrid Adrián Escudero hacía el empate a 2 definitivo. El marcador no se movería en la prórroga, y por aquel entonces no existían las tandas de penaltis, con lo que se convocó una reunión tras el partido. Mientras que los españoles eran partidarios de jugar un nuevo partido de desempate, la FIFA hizo cumplir el reglamento, que establecía que en la situación en la que se encontraban el equipo que se clasificaba debía decidirse por sorteo.
Para dicho sorteo se eligió como "mano inocente" a Luigi Franco Gemma, un niño de 14 años hijo de un trabajador del estadio. En una de las copas expuestas en las vitrinas del campo se introdujeron dos papeles, uno con el nombre de Turquía y otro con el de España. El niño, con los ojos vendados para mayor seguridad, introdujo su mano en la copa... y sacó la papeleta de los turcos. Jolgorio y celebración entre los turcos, que por primera vez lograban clasificarse para un mundial, y profunda decepción en la comitiva hispana.


Gemma, apodado "il bambino" fue saludado por los turcos como un héroe nacional. La Federación Turca de Fútbol le otorgó su Medalla de Oro y lo invitó, a él y a su familia, al Mundial, como parte de su expedición. Los otomanos no tuvieron demasiada suerte, ya que quedaron encuadrados en el Grupo B junto a Hungría y la República Federal Alemana, que a la postre serían los finalistas de aquel mundial. Turquía cosechó dos derrotas ante la RFA (4-1 en la competición ordinaria y 7-2 en un partido de desempate) y una contundente victoria por 7-0 frente a la endeble selección de Corea del Sur, quedando eliminada.

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