Ramón Carlín (1923-2016) |
El 8 de septiembre de 1973 se daba la salida en el puerto inglés de Portsmouth a los participantes en la primera edición de una nueva y emocionante regata, la Withbread Round the World Race, así llamada por estar patrocinada por la multinacional hostelera británica Withbread PLC. La regata (que hoy en día, tras cambiar de patrocinador, se conoce como Volvo Ocean Race) consistía en una vuelta al mundo para barcos veleros, recorriendo más de 27000 millas náuticas (unos 50000 kilómetros) en cuatro etapas: Portsmouth-Ciudad del Cabo, Ciudad del Cabo-Sydney, Sidney-Rio de Janeiro y Rio de Janeiro- Portsmouth (en la actualidad, el trayecto se hace en nueve o diez etapas). En aquella primera regata tomaron parte 17 veleros de distintos tamaños, la mayoría británicos y franceses. Sólo dos no eran europeos: el Jakaranda sudafricano y el Sayula II mexicano. Este último era el más pequeño de todos los barcos a competición, y era propiedad del empresario mexicano Ramón Carlín.
La salida de la Whitbread Round the World Race |
La tripulación del Sayula II |
La llegada del Sayula II a Portsmouth provocó no pocas sonrisas. Entre todos aquellos imponentes veleros, tripulados por marineros expertos y capitaneados por patrones célebres por sus hazañas, la presencia de aquel extravagante mexicano, con su pequeño velero y sus pintorescos tripulantes, parecía poco más que una anécdota. Un periódico inglés publicó incluso una viñeta humorística en el que los tripulantes del Sayula II aparecían caracterizados con sombreros mexicanos y botellas de tequila.
Sorprendentemente para casi todos, el Sayula II llegó en segundo lugar a Ciudad del Cabo, demostrando que no estaban dispuestos a ser una comparsa. Hay que decir que la vida a bordo del Sayula era diferente a lo habitual en este tipo de pruebas. Frente a la frugalidad habitual en otros barcos, el Sayula llevaba a bordo a un cocinero que les preparaba filetes, hamburguesas y pollo. La tripulación se bebía seis botellas de vino al día, y 250 latas de cerveza (suministradas por un patrocinador) en cada etapa. Y también licores; para los que terminaban su guardia en cubierta, nunca faltaba un vaso de ron, ginebra o vodka para reconfortarlos. Al llegar a Ciudad del Cabo, los periodistas se sorprendieron al descubrir que, tras 45 días de travesía, todavía les quedaban 11 tarros de caviar a bordo. Allí tuvieron su primera "baja": la señora Paquita decidió que ya había tenido suficiente océano y prefirió quedarse en tierra.
La siguiente etapa, de Ciudad del Cabo a Sydney, fue la más complicada. Los participantes se enfrentaron a condiciones meteorológicas muy adversas. Tres marineros se ahogaron, y casi todos los barcos sufrieron algún tipo de desperfecto (cinco de ellos tuvieron que retirarse de la competición). El Sayula II no se libró; el 11 de diciembre una enorme ola de 14 metros golpeó al barco y lo volcó. Los equipos electrónicos y las bombas de achique se estropearon, pero el barco resistió y la tripulación logró poner remedio a la situación y seguir navegando: Carlín decidió entonces dirigirse a Sydney por otra ruta, menos directa y con mayor recorrido, pero con menos riesgo de tormentas. Una decisión a la postre le permitiría sacar ventaja a sus competidores. En Australia, Carlín estuvo tentado de abandonar, pero su esposa le amenazó si no continuaba: "Como te retires, me divorcio".
El Sayula ganó también la siguiente etapa, de Sydney a Río de Janeiro. El 19 de marzo salía de Río para la etapa final, llegando como vencedor a Portsmouth el 14 de abril, Domingo de Pascua, casi 153 días después de su partida. El tiempo oficial de su singladura fue de 133 días y 13 horas, con casi dos días de ventaja sobre el segundo clasificado, el británico Adventure. Una victoria épica por la que nadie habría apostado antes de la regata.
La tripulación del Sayula, celebrando la victoria |
La tripulación del Sauyla II, 40 años después |
Ramón Carlín falleció en Ciudad de México el pasado 16 de mayo, a los 92 años de edad.
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