Verba volant, scripta manent

sábado, 14 de mayo de 2011

Isandhlwana y Rorke's Dirft: derrota y gloria del Imperio Británico

A finales del año 1878, el Imperio Británico había decidido ya ocupar las tierras del pueblo zulú, conocidas comúnmente como Zululandia. Sin esperar respuesta siquiera al ultimatum presentado al rey Cetshwayo, las tropas inglesas al mando de lord Chelmsford entraron en territorio zulú sin tomar apenas precauciones, confiadas en su superioridad armamentística y en la poca consideración que a los ingleses les merecían las tropas nativas. Lord Chelmsford, con una imprudencia absoluta, estableció su campamento en un lugar llamado Isandhlwana, una llanura sin defensas naturales, y dejando en el campamento un contingente de apenas 1300 británicos y 800 soldados nativos, partió con el grueso de sus tropas en busca de los zulúes. Pero mientras pequeñas partidas de zulúes distraían a Chelmsford alejándolo de Isandhlwana, el 22 de enero de 1879 el grueso del ejército de Cetshwayo, más de 20000 hombres, arrasó el campamento británico, salvándose sólo 55 soldados y 300 nativos.
A cierta distancia de Isandhlwana, en un vado del río Búfalo (que marcaba la frontera del territorio zulú) estaba Rorke's Drift, una misión ocupada por un misionero sueco y su familia. Chelmsford había establecido allí un hospital de campaña, dejando una pequeña guarnición que no llegaba a 200 hombres, la mayoría del 24º Regimiento de Infantería. La mañana del 22 de enero el comandante del puesto, Henry Spalding, había dejado el puesto para salir en busca de parte de su regimiento, cuya localización desconocía. A media tarde, los hombres del puesto supieron lo ocurrido esa misma mañana en Isandhlwana y que las tropas zulúes se acercaban. En ese momento se encontraban allí el teniente Bromhead, comandante provisional del puesto; el teniente Chard, ingeniero que supervisaba ciertas obras en la misión; y el comisario de Intendencia Dayton. Los tres coinciden en que la evacuación es inviable, ya que la presencia de los heridos entorpecería su huída y en campo abierto no tendrían oportunidad alguna frente a los zulúes. Decidieron entonces fortificar Rorke's Drift y resistir todo lo que pudieran. En esos momentos, disponían de uno 400 hombres, entre la guarnición del puesto, tropas nativas y civiles.
Tras improvisar unas fortificaciones con cajas de suministros, muebles y todos los objetos que tenían a mano, se dispusieron a resistir el ataque. Cuando, a eso de las cuatro de la tarde, fueron advertidos de la llegada de los zulúes, las tropas nativas y sus oficiales desertan del puesto, dejando a las fuerzas defensoras reducidas al exiguo número de 156 hombres, incluídos los pacientes del hospital. Por contra, las tropas zulúes constaban de más de 4000 hombres, que no habían tomado parte en Isandhlwana, por tratarse de un cuerpo de reserva, y estaban por lo tanto descansados y ansiosos de pelear.
La batalla comenzó a eso de las cuatro y media. Mientras la fusilería zulú batía la posición desde una colina cercana, el resto de los atacantes asaltaba las fortificaciones en oleadas contínuas, que los ingleses mantenían a raya gracias a sus modernos fusiles de repetición. El combate se prolongó durante horas, se combatía por cada centímetro de terreno. Los ingleses se vieron forzados en más de una ocasión a retrasar su línea defensiva para evitar ser superados. Los zulúes lograron entrar en el hospital, obligando a los ingleses a luchar habitación por habitación mientras se retiraban abriendose paso a través de las paredes. No hubo tregua en la lucha hasta la caída de la noche. A eso de las dos de la madrugada cesó el asalto zulú, aunque los disparos y las lanzas duraron hasta las cuatro. Cuando amaneció, los zulúes se habían retirado, dejando atrás casi 400 muertos (algunas fuentes llegan a duplicar esa cifra). Las bajas inglesas eran de 15 muertos y otros tantos heridos de gravedad, aunque la práctica totalidad de los defensores tenía alguna herida de mayor o menor gravedad. A eso de las ocho de la mañana, apareció lord Chelmsford con refuerzos.
Los supervivientes de Rorke's Drift recibieron once Cruces Victoria, la máxima condecoración del ejército británico, de las cuales siete fueron a parar a miembros del 24 Regimiento de Infantería (el mayor número de medallas jamás concedido a un sólo regimiento en una única acción).
Rorke's Drift se convirtió de inmediato en uno de los nombres míticos de la historia colonial británica. Seguramente en otras circunstancias no habría tenido tal atención, pero la atención prestada contribuyó a desviar la atención de lo ocurrido en Isandhlwana, una derrota humillante y sin paliativos, en la que además los británicos actuaron como parte agresora sin mediar una declaración de guerra. Pero a los ingleses se les da muy bien lo de desviar la atención y convertir derrotas en gestas heroicas (otro día hablaré de Balaclava y la famosa carga de la Brigada ligera).


Reconstrucción de Rorke's Drift fortificado y del ataque zulú

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