Verba volant, scripta manent

viernes, 11 de abril de 2014

El sultán loco y el científico que no lo estaba tanto


Abu Alí al-Hasan Ibn al-Haitam (965-1040), conocido en Europa como Alhazen, fue sin duda alguna uno de los científicos más brillantes de la Edad Media. Excepcional matemático, pionero de la óptica por sus experimentos con espejos y lentes, brillante astrónomo (cuestionó con acierto el modelo universal de Ptolomeo, que hasta entonces era aceptado), anatomista (llevó a cabo estudios detallados sobre el ojo humano), ingeniero e inventor, también se le considera el padre del método científico.Su influencia llegó a figuras de la importancia de Francis Bacon y Johannes Kepler.
Alhazen había nacido en Basora, pero muy joven se instaló en El Cairo, donde llevó a cabo la mayor parte de sus investigaciones. En el 996 había sido nombrado califa Al-Hakim bi-Amr Allah, que apenas tenía once años y que, conforme crecía, fue mostrando un comportamiento cada vez más excéntrico y despótico. Entre las medidas que tomó estuvieron prohibir a sus súbditos comer uvas y pescar y comer peces sin escamas, ordenó sacrificar a todos los perros de Egipto, quiso que los cairotas trabajaran de noche y durmieran de día, prohibió salir de sus casas a las mujeres (para conseguirlo, prohibió a los zapateros hacer calzado femenino), hizo asesinar a su tutor y a numerosos funcionarios (a algunos, los asesinó en persona), mandó destruir la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén y obligó a judíos y cristianos a llevar símbolos para poder distinguirlos... Una joya, vamos.
En cierta ocasión, dejándose llevar por su orgullo y la confianza en sus conocimientos matemáticos, Alhazen afirmó públicamente que podría construir una máquina capaz de regular las periódicas crecidas del Nilo. Enterado de ello el califa Al-Hakim, le ordenó al científico que se pusiera de inmediato a construirla, advirtiéndole, eso si, que de no ser capaz de cumplir lo que había dicho, sería decapitado. Alhazen no tardó en darse cuenta de que la tarea excedía sus capacidades... así que "casualmente" poco después sufrió un ataque de enajenación y fue declarado loco. El sultán, que no se fiaba del todo, ordenó que se le mantuviera encerrado en su casa. Y así estuvo varios años, hasta que en 1021 el sultán desapareció sin dejar rastro mientras paseaba por las afueras de El Cairo (se dice que fue hecho asesinar por su propia hermana). Sólo después de su desaparición, Alhazen demostró públicamente que no estaba loco y vivió pacíficamente sus últimos años, dedicado a sus investigaciones.

2 comentarios:

  1. Vaya, me ha gustado mucho. Una historia interesante de un "sabio" cuya locura fue creerse capaz de hacer lo imposible entonces. Poco faltó para que le costara caro. Y además muy bien contado. Un saludo..

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    1. Ni siquiera los mas sabios están libres de dejarse llevar por su vanidad. Aunque seguro que nunca pensó que el califa se tomaría en serio sus palabras. Pero fue muy inteligente para, literalmente, "hacerse el loco". Saludos a ti también.

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