El 5 de noviembre de 1768, representantes de las Seis Naciones de los indios iroqueses (cayuga, mohawk, oneida, onondaga, seneca y tuscarora) firmaban con los británicos el Tratado de Fort Stanwix, cediéndole a la corona británica una amplia extensión de tierra al sur del río Ohio hasta el río Tennessee a cambio de algo más de 10000 libras. El problema es que esos territorios no eran sólo suyos; shawnees y cherokees también tenían derechos de caza y ocupación sobre ellos. y aunque los cherokees negociaron con los británicos por su cuenta y lograron un arreglo, los shawnees se negaron y comenzaron a atacar a los colonos que intentaban asentarse en aquella región. Hubo que llegar a las armas y tras la derrota shawnee en la llamada Guerra de Lord Dunmore (1774), los indios cesaron sus reclamaciones.
En agosto de 1774, un juez y especulador de Carolina del Norte llamado Richard Henderson creó junto a otros ocho potentados norcarolinos (Thomas Hart, John Williams, William Johnston, Nathaniel Hart, John Luttrell, James Hogg, David Hart y Lend Henly Bullock) una sociedad llamada Richard Henderson and Company, que tenía como objetivo la compraventa de tierras. La compañía se renombró poco después como The Louisa Company y, ya en enero de 1775, como Transylvania Company. El objetivo final de la compañía era hacerse con las suficientes tierras como para formar una nueva colonia, con un estatus similar al de las otras trece colonias británicas de Norteamérica. Por eso, en marzo de 1775, Henderson se reunió con una delegación de los cherokees en Sycamore Shoals, de la que formaban parte los jefes Attakullakulla y Oconostota, y tras negociar con ellos, firmó el día 14 de marzo el llamado Tratado de Sycamore Shoals, por el cual los cherokees cedían a la compañía una inmensa franja de terreno al sur del río Ohio, comprendida ente los ríos Cumberland, Holston y Kentucky y los montes Cumberland. En total, veinte millones de acres (81000 km2) a cambio de 50000 dólares de Virginia (unos 60 centavos el kilómetro cuadrado). Un área que comprende más de la mitad de la superficie del actual estado de Kentucky y parte de Tennessee.
El problema de la transacción es que no era del todo "legal". La Real Proclamación de 1763 prohibía expresamente que ciudadanos particulares comprasen tierras a los indios, así como el establecimiento de colonias no autorizadas por la corona británica. Y también vulneraba las Cartas de Concesión Colonial de Virginia y Carolina del Norte, fronterizas con el territorio adquirido, en las que se decía que a ambas colonias se les concedían las tierras "de mar a mar" (es decir, que las regiones interiores más allá de sus fronteras también les corresponderían en caso de convertirse en territorio inglés). Además, los cherokees no tenían potestad para vender esos territorios, ya que las autoridades británicas no les reconocían su propiedad y otras tribus, como los shawnees, todavía conservaban derechos de caza sobre ellos. Pero Henderson y los suyos tenían un as en la manga. En 1757 se había hecho pública la llamada sentencia Pratt-Yorke, así llamada por sus responsables, Charles Pratt (Procurador General para Inglaterra y Gales) y Charles Yorke (Abogado General para Inglaterra y Gales), dos de los más altos oficiales de la justicia real británica. La sentencia, en respuesta a una reclamación de la Compañía Británica de las Indias Orientales, concluía que los territorios adquiridos a través de acciones militares del ejército inglés pasaban a ser propiedad de la corona, pero aquellos adquiridos por la Compañía mediante acuerdos o tratados comerciales, aunque pasaban a estar bajo soberanía británica, eran propiedad de la Compañía. La Transylvania Company aspiraba a aplicar en Norteamérica este precedente y a que su adquisición fuera reconocida por las autoridades.
Sin esperar una respuesta, Henderson contrató al famoso cazador y explorador Daniel Boone para guiar a un grupo de leñadores para que abrieran un sendero a través del bosque hasta el río Kentucky. El grupo, de unos treinta hombres, tuvo que soportar condiciones de trabajo muy duras y el acoso constante de los shawnees, pero al final terminaron el sendero (que se llamaría Wilderness Road) y lograron llegar al río, en cuya orilla se fundó Boonesborough, el primer asentamiento de la zona y futura capital de la colonia de Transylvania, al que no tardarían en seguirle otros como Harrodsburg.
Cuando Henderson llegó a la zona, en mayo de 1775, el número de colonos era todavía muy bajo; en Boonesborough mismo sólo había un centenar de personas. Los colonos vivían en condiciones bastante precarias, soportando las hostilidades de los indios y la escasez de suministros. Por eso, Henderson reclamó el envío de delegados desde los demás asentamientos (algunos no reconocieron la autoridad de la Compañía y se anexionaron más tarde al Condado de Kentucky, dependiente de Virginia). Tras una reunión de tres días, Henderson y los representantes de los colonos firmaron el llamado Pacto de Transylvania, donde se acordó la formación de un gobierno provisional, con una cámara legislativa y un tribunal de justicia. A continuación, sabedores del inicio de la Guerra de Independencia y mostrándose partidarios de los sublevados, las autoproclamadas autoridades de Transylvania enviaron a James Hogg como delegado al Segundo Congreso Continental, la reunión de representantes de las trece colonias de la que habría de salir en junio de 1776 la Declaración de Independencia, que estaba reunido en Philadelphia. Su objetivo era lograr el reconocimiento como 14ª colonia y su admisión en el Congreso, pero la rotunda oposición de Virginia y Carolina del Norte, que reclamaban su jurisdicción sobre esos territorios, lo impidió.
En junio de 1776, la Asamblea General de Virginia decretó que la Transylvania Company carecía de autoridad para representar a los colonos de la zona. En diciembre de ese año, la región fue asignada al Condado de Kentucky y en noviembre de 1778, la Asamblea de Virginia declaró definitivamente nulos los títulos de propiedad de la compañía, a la que compensó otorgándole una concesión de 12 millas cuadradas (31 km2) en la confluencia de los ríos Ohio y Green.
Henderson no se rindió y lo intentó de nuevo; en 1779 contrató al reconocido explorador James Robertson para que recorriese la cuenca del río Cumberland como paso previo al establecimiento de una nueva colonia. Robertson, al frente de un grupo de colonos, fundó el primer asentamiento en la zona, al que llamó Fort Nashborough, que fue el embrión de lo que hoy es la ciudad de Nashville. Pero de nuevo se topó con las autoridades, en esta ocasión las de Carolina del Norte, quienes en 1788 no reconocen la validez de los derechos de la Transylvania Company en aquella región, y la asigna al Condado de Tennessee, compensando a la compañía de Henderson con 200000 acres de terreno.
Bandera del estado de Kentucky |
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